Son al menos 39,000 toneladas de prendas que fueron compradas, vestidas y botadas en EEUU, Europa y Asia, y que ahora se acumulan en un vertedero ilegal en el desierto del norte de Chile. La producción de ropa se ha duplicado en el mundo en los últimos años, el consumo es cada vez más desmedido y fugaz, y los residuos téxtiles aumentan exponencialmente.