Humorista se cuela en la convención del NRA y se burla de sus “pensamientos y oraciones” tras cada tiroteo
En tono indignado, Jason Selvig, de West Palm Beach (Florida), tomó la palabra en la reciente convención de la Asociación Nacional del Rifle (NRA en inglés) para denunciar las críticas a la inacción de la organización ante los tiroteos masivos.
Y como ejemplo de que tanto la NRA como su director ejecutivo, Wayne LaPierre, sí que actúan ante los tiroteos masivos puso los “pensamientos y oraciones” que siempre ofrecen a las familias de las víctimas.
“Tal vez los tiroteos masivos dejarían de darse si todos pensáramos un poco más y rezáramos un poco más. Por eso pido a todos en esta sala que piensen y recen. Si ofrecemos suficientes pensamientos y oraciones, los tiroteos pararán”, llegó a decir.
Obviamente, era puro sarcasmo. Selvig, parte del dúo cómico The Good Liars (Los buenos mentirosos), estaba repasando algunas de las principales críticas que se le achacan al poderoso grupo de presión a favor de las armas de fuego.
Y lo hizo, como muestra el video que el dúo subió a su cuenta de Twitter, desde su misma asamblea, celebrada pocos días después del tiroteo de Uvalde, Texas, en el que murieron 19 niños y dos maestras
El humorista que con sarcasmo le agradeció a la NRA sus oraciones
Selvig comenzó diciendo que estaba indigando con los medios de comunicación de izquierdas y con algunos en la sala por diseminar desinformación sobre LaPierre.
“Cuando hay un tiroteo, dicen que Wayne LaPierre no hace suficiente para parar los tiroteos masivos, incluso sugiriendo que Wayne LaPierre ha jugado un papel al facilitar el de estos hombres armados a las armas”, dijo.
Selvig incluso les recordó a los de la NRA algunas de las peores matanzas de los últimos años, enumerándolas: Las Vegas, Orlando, Columbine, Parkland, Virginia Tech, Sandy Hook, El Paso, Buffalo…
El comediante terminó dirigiéndose al director ejecutivo de la organización, que estaba presidiendo la sesión: “Quiero agradecerle, Wayne LaPierre, por todos sus pensamienos y oraciones”, dijo. Y se despidió entre tímidos aplausos de los pocos que seguramente no habían entendido lo que acababa de pasar.
