Sean Spicer apaga las cámaras de la sala de prensa de la Casa Blanca
Sean Spicer habló este martes con los periodistas en la Casa Blanca, pero sin la tradicional transmisión en vivo del encuentro, uno de los eventos más esperados del día cada vez que hay un embrollo en el gobierno de Donald Trump. (El propio presidente ha dicho que es uno de los programas más vistos de la TV, negocio del que se precia saber)
La rueda de prensa 'a oscuras' se produjo tras la revelación de que el presidente entregara al canciller de Rusia información clasificada obtenida de un aliado que había pedido que no fuera compartida, ha sido el mayor escándalo hasta ahora, en un gobierno que cada semana parece estar creando uno nuevo.
Aparentemente Spicer lo hace “cuando quieren castigarnos”, dijo a Univision Noticias una reportera que cubre la presidencia. La Casa Blanca no suministró una explicación para justificar por qué la falta de video en vivo.
Las cámaras en la sala de prensa de la residencia presidencial se habían encendido horas antes, cuando cerca del mediodía, el asesor de seguridad nacional del presidente, H.R. McMaster salió a explicar que lo que informó The Washington Post la víspera era falso porque, en todo caso, el presidente no reveló la fuente de los datos de inteligencia porque él “no sabía el origen “.
Como suele suceder, McMaster había sido desmentido la mañana del martes por su jefe cuando en su cuenta de Twitter reconoció que sí había entregado información clasificada a los rusos, contrariando las negativas parciales que trató de imponer la Casa Blanca la noche del lunes.
La tentación de eliminarlo todo
La semana pasada –tras el enredo de dimes y diretes sobre cuándo, cómo y por qué se despidió al director del FBI James Comey- Trump sugirió que los os diarios con los medios podían ser cambiados por la entrega de respuestas escritas en aras de la “exactitud”.
Desde que en los años 90 empezaron a televisarse las ruedas de prensa de la Casa Blanca, algunos han dicho que las cámaras alteran la dinámica de los encuentros porque incentivan un estilo confrontacional entre los periodistas que quieren ser vistos como agresivos ante el poder y los portavoces que quieren dejar clara la fidelidad al presidente que les toca defender.
Es una vieja teoría. La misma que esgrimen quienes dicen que que los reality shows no son tan reales porque una vez que se encienden las cámaras la gente empieza a actuar.
Para Sean Spicer ese último punto debe ser particularmente difícil, si es cierto que, como dijo el presidente Trump a la revista Times en una reciente entrevista, muchas veces disfruta del almuerzo viendo como su portavoz se bate en su defensa.