La cambiante posición de Trump sobre el 'Rusiagate', en tres tuits
El presidente Donald Trump siempre consideró las denuncias sobre la injerencia de operarios rusos en la campaña electoral de 2016 como una estrategia del Partido Demócrata para explicar la derrota, incluso ha dicho que la investigación que encabeza el fiscal especial Robert Mueller es una “cacería de brujas” o una "farsa" o "fake news".
Hasta este viernes, cuando parece haber reconocido completamente la interferencia rusa al darle un giro a una noticia que indica que la investigación avanza con seriedad: el anuncio de la acusación que hizo Mueller contra 13 rusos y 3 empresas rusas por su injerencia en el proceso político estadounidense, algo que la ley impide a ciudadanos extranjeros.
En un mensaje en su cuenta Twitter, poco después de conocida la acusación presentada por la fiscalía especial a un Gran Jurado de Washington DC, Trump destacó que las operaciones de los rusos señalados por Mueller empezaron en 2014, es decir, mucho antes de que él fuera candidato presidencial.
El presidente nunca ha expresado firmemente que crea en lo que sostiene la comunidad de inteligencia de que hubo injerencia rusa en la campaña, aunque en ocasiones ha reconocido que pudo haber sucedido pero solo para asegurar que habría beneficiado a Hillary Clinton y que en todo caso el gobierno de Barack Obama fue negligente para atajarla.
Como con muchas las declaraciones que hace Trump por escrito en Twitter o de viva voz, nunca lo dice de manera inequívoca o contundente.
En un comunicado de la Casa Blanca de este viernes se cita a Trump haciendo referencia al proceso iniciado por Mueller asegurando que “no podemos dejar que aquellos que quieren generar confusión, discordia y rencor tengan éxito” en referencia a los “malos actores, como Rusia”.
Y aunque el mandatario dijo que los estadounidenses deben unirse para “proteger la integridad de nuestra democracia y nuestras elecciones”, no parece muy molesto con que Moscú se haya inmiscuido en asuntos políticos de EEUU. Eso, pese que a principios de esta semana, el director nacional de Inteligencia, Daniel Coats, asegurar en su comparecencia anual ante el Senado que "EEUU está bajo ataque" de grupos informáticos rusos.
Por lo pronto, es notable la adaptabilidad que muestra el discurso presidencial para tratar de convertir en un punto a favor un episodio que demuestra que hasta ahora él no ha respetado (ni aparentemente creído) una investigación federal como debería hacer el jefe de estado de un país que se precia en la independencia de su sistema de justicia.
Se demuestra comparando el último tuits con al menos dos que escribió el año pasado.
Un Twitter que va y viene
Apenas el pasado 3 de febrero, Trump aseguró que la “caza de brujas rusa” seguía, pese a que se sentía “reivindicado” por el memorando presentado aquel día por los republicanos del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes en el que, sin manera de corroborar, se hacían señalamientos sobre la profesionalidad del FBI en la investigación del llamado ‘Rusiagate’.
El 22 de septiembre de 2017, el presidente se burló de los informes que indicaban que Facebook había suministrado a los investigadores de Mueller y a los comités del Congreso que investigan el tema, pruebas de anuncios políticos colocados por supuestos operadores rusos.
“La farsa de Rusia continúa, ahora son anuncios en Facebook. ¿Qué hay de la totalmente deshonesta y desequilibrada cobertura a favor de la torcida Hillary?”
Sucede que algunos de esos anuncios son los mismos que se citan en la acusación contra los rusos presentada este viernes por Mueller. Así que resultaron no ser tal la farsa de la que se quejaba el presidente.
Hubo algunas veces en las que Trump parecía reconocer la posibilidad de una operación fraudulenta rusa, pero solo para dirigir las sospechas hacia Clinton o achacarle alguna culpa al gobierno de Barack Obama, como hizo en este mensaje del 23 de junio de 2017.
“Recién salido: la istración Obama supo mucho antes del 8 de noviembre sobre la injerencia electoral de Rusia. No hizo nada al respecto. ¿POR QUÉ?”.
Pese a que, por segunda vez en lo que va de año, Trump asegure que queda libre de culpas en la investigación de los supuestos os de su campaña con Rusia, lo cierto es que las acusaciones presentadas el viernes por la fiscalía especial no implica que el trabajo de investigación se haya detenido y que se vaya a limitar a lo que hasta ahora ha logrado.
El vicefiscal general Rod Rosenstein, al explicar las acusaciones aclaró que ningún estadounidense participó a sabiendas en la estrategia fraudulenta orquestada por los operarios rusos, aunque se indica que algunos colaboradores de la campaña republicana estuvieron en o con los acusados sin saber que eran rusos.
Eso podría servir de refugio en el caso de que se abran otros procesos en el futuro contra colaboradores de la campaña o asesores del presidente, aunque solo para el caso de este grupo y las empresas con las que organizaron la “guerra informativa” contra EEUU que se describe en la acusación presentada al Gran Jurado.
Ya hay cuatro ex integrantes de la campaña acusados por Mueller: el ex director de campaña Paul Manafort y su asistente y socio Rick Gates, acusados de delitos financieros y mentir al FBI; George Papadopoulos, ex asesor de política exterior, acusado también de mentir a los agentes federales, al igual que Michael Flynn, primer asesor de seguridad nacional del presidente Trump.
Además, está bajo la lupa de Mueller el encuentro que en junio de 2016 tuvo el hijo del entonces candidato, Donald Trump Jr. y su cuñado Jared Kushner, con emisarios rusos que les habían prometido “información dañina” sobre Hillary Clinton proveniente del gobierno ruso. Aunque los participantes en esa reunión niegan haber actuado mal.
A causa de esa reunión también quedó en el radar la directora de comunicaciones estratégicas de la Casa Blanca, Hope Hicks, quien ayudó al presidente a redactar la primera respuesta que daría su hijo a la información aparecida en The New York Times en la que aseguró que la reunión era para discutir las leyes rusas sobre adopción que afectan a los estadounidenses.
Así que, pese a que sus abogados le dijeron alguna vez a Trump que las pesquisas del ‘Rusiagate’ estarían finalizadas a más tardar a fines del 2017, parece que aún le quedan varias cosas por investigar a la gente de Mueller.