El "Sí se puede" de Obama en la agenda hispana se quedó corto

El candidato Barack Obama prometió mucho al voto hispano en 2008 y lo ganó. Las esperanzas estaban puestas en la ansiada reforma migratoria integral y en cambios en la agenda política latina. El presidente dejó deudas pendientes, cumplió algunas de sus promesas y abrió caminos que ahora están inconclusos.
El mensaje principal de ese joven senador de Illinois al ser elegido presidente fue el cambio. Uno a todo nivel, que incluía entre otras cosas mejorar la calidad de vida de los más de 45 millones de hispanos que vivían en Estados Unidos hace ocho años atrás.
¿Lo logró? Sí y no. Obama alcanzó cambios significativos en áreas como salud, cargos públicos, economía, pero su fracaso en la política migratoria opacó gran parte de su legado entre los hispanos.
Según Arturo Vargas, director ejecutivo de NALEO, había “cierta inocencia en el entendimiento que tenía el candidato Barack Obama de cómo manejar la política en Washington. Nunca pudo aliarse con ambos partidos. Entró con esperanzas de trabajar con la oposición y nunca se concretó”, explicó.
Presencia hispana en las ramas de poder
Obama fue el presidente que puso a la primera hispana en la Corte Suprema de Justicia, Sonia Sotomayor. Fue un triunfo doble: mujer y latina. El presidente puso su capital político detrás de la jueza y consiguió un voto de 68-31 en el Senado.
“Con esto se logró derrotar una barrera en esa rama de gobierno donde jamás habíamos tenido una voz hispana a ese nivel”, comentó Vargas.
Obama también involucró a una serie de líderes políticos latinos en su gabinete como Hilda Solis, Ken Salazar, Tom Pérez, aunque ninguno de ellos ocupó cargos en el centro del poder, como secretario de Estado o de Seguridad Nacional.
Cecilia Muñoz se convirtió en la asesora principal de política doméstica del mandatario, un cargo con amplia influencia dentro de la Casa Blanca.
Reforma de salud y su impacto
Por otro lado, los cambios que logró a través de la reforma de salud: su legado principal, impactaron la vida de la comunidad latina en estos ocho años.
“La reforma de salud fue un progreso significativo. 4.2 millones de latinos pudieron acceder a cobertura de salud, algo imposible antes”, comentó Clarissa Martínez vicepresidenta adjunta del Consejo Nacional de la Raza.
Aunque la reforma no alcanzó a dar cobertura a toda la población latina sin seguro, al excluir específicamente a indocumentados, entregó avances significativos. 8.8 millones de hispanos con seguros privados ahora tienen servicios preventivos, sin necesidad de pagos o activar deducibles.
913,000 jóvenes hispanos entre 19 y 26 años pueden estar incluidos en el seguro de salud de sus padres. La reforma permitió una inversión de $11,000 millones de dólares en centros comunitarios de salud, que de acuerdo a cifras gubernamentales incrementó el a salud de un 35% de los pacientes hispanos que utilizan estos recintos como fuente primaria de atención.
En otras áreas como recuperación económica, nuevos estándares educacionales y protección al consumidor Obama también impactó a los latinos.
“En educación los estándares incluyeron cambios para asegurar el progreso de estudiantes que no hablan inglés. La ley Dodd-Frank permitió implementar una serie de medidas para monitorear el sector financiero y cómo trata a sus clientes, un área donde los hispanos estaban en desventaja”, aseguró Martínez.
“Obama también creó la Agencia de Protección al Consumidor, los latinos sufren mucho de fraudes y esto ha sido de gran ayuda para prevenir que desfalquen a la comunidad”, agregó.
En deuda con los inmigrantes
Obama prometió una reforma migratoria, se paró en frente de millones de hispanos y les aseguró que pondría su capital político detrás de la legislación, que lograría un cambio en el Congreso.
“Cuando hubo una ventana real de oportunidad fue en sus primeros dos años, cuando los demócratas tenían el control de la Casa Blanca y Congreso, pero ahí Obama se enfocó en la reforma de salud y perdimos esa gran posibilidad”, explicó Vargas.
En ese momento Obama era un presidente nuevo que como sus predecesores entró al Salón Oval pensando en su reelección. El mandatario delineó ahí las prioridades en su agenda política e inmigración no estaba en el primer lugar.
“Cuando comenzaron a trabajar en la reforma, la estrategia inicial fue demostrarle a los republicanos que eran capaces de hacer cumplir la ley y ahí los números de deportaciones comenzaron a subir. Pero los republicanos nunca concedieron que fuera así y nunca se unieron para trabajar con él en esto”, señaló Martínez.
Mientras las discusiones políticas se extendieron, Obama continuó con la línea de control istrativo y aunque trató de dosificar la política migratoria, estableciendo prioridades de deportación los números no mienten.
El presidente demócrata pasará a la historia como el mandatario que más inmigrantes ha deportado en la historia del país (con un promedio de 400,000 anuales). Fue el “deportador en jefe”, como lo llamaron sus principales críticos en la comunidad hispana.
“La única protección que logró concretar -y lo tuvo que hacer istrativamente- fue la acción ejecutiva para los jóvenes DACA”, dijo Vargas, e incluso ese avance ahora tiene un destino incierto con el nuevo gobierno de Donald Trump.