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    Los ‘héroes’ hispanos olvidados en la tragedia del 11 de septiembre de 2001

    Veinte años después, indocumentados que limpiaron la Zona Cero siguen esperando reconocimiento por su trabajo en la recuperación del World Trade Center. Muchos batallan para sobrevivir con una salud quebrantada. La promesa de regularizar sus estatus migratorios quedó en el olvido.
    10 Sep 2021 – 10:55 AM EDT
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    Franklin Anchahua cuenta cómo lucha todos los días para respirar.

    Nora Triviño explica que tiene un fibroma en el pulmón izquierdo y sufre asma crónica.

    Maria Peñafiel siente un “ardor terrible” en el estómago cuando come.

    Gilberto Ruiz relata que debe caminar poco y lento para no marearse.

    Elisabeth Peláez siente “que le falta el aire” hasta para subir las escaleras del metro.

    Rubiela Arias siente ansiedad cuando escucha una sirena.

    Los seis son inmigrantes latinoamericanos que vivían en Nueva York en 2001. Cinco de ellos están aún asentados allí, 20 años después de que la peor tragedia vivida en la ciudad cambiara sus vidas de manera dramática.

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    Los seis fueron indocumentados que formaron parte de los equipos que limpiaron oficinas, apartamentos y tiendas cerca de la Zona Cero donde estuvieron las Torres Gemelas del Word Trade Center que el Al Qaeda.

    Por sus problemas de salud, los seis tienen dificultades no solo para conseguir empleos, sino para desarrollar cualquier actividad que les permita mantenerse.

    Todos cuentan cómo las compensaciones que han recibido no les resultan suficientes y que las promesas de ayuda para regularizar sus estatus migratorios que les hicieron en los días posteriores a la tragedia quedaron solo en palabras.

    El olvido de los gobiernos

    Anchachua estuvo trabajando dos meses enteros en la Zona Cero, limpiando la intensa capa de polvo tóxico que cubrió la Iglesia Trinity. Cuenta que lo hizo en turnos de 12 horas, desde el 18 de septiembre al 18 de noviembre del 2001. Recuerda que por toda protección usaba una simple mascarilla de papel.

    Fue en 2005, cuatro años después, cuando empezó a sentir la condición respiratoria que lo aqueja.

    “Me agito cuando camino … Me ahogo cuando duermo. [Tengo] dolores en el pecho, sudo mucho y constantemente me levanto en la madrugada”, dijo Anchachua a Univision Noticias.

    Para sentir algo de alivio, Anchachua usa un inhalador para el asma cuatro veces al día que le ayuda a abrir las vías respiratorias.

    Durante el verano pone a su máxima potencia el aire acondicionado que está incrustado en la ventana del pequeño cuarto que alquila con su papá en el barrio de Elmhurst, en Queens. En invierno abre la ventana para dejar entrar el aire.

    Los problemas respiratorios, cuenta, son solo una de varias secuelas que le dejó el 9/11. También tiene problemas para comer debido al reflujo gastroesofágico y sufre de ansiedad.

    Su condición de salud no le ha permitido trabajar en cinco años, afirma, y hace que dependa del salario de su papá, de 70 años, para pagar la renta.

    Veinte años después de haber laborado en la Zona Cero, este trabajador indocumentado dice sentirse olvidado por el gobierno. Lamentablemente no el suyo no es un caso único o extraño.

    Ejército de indocumentados

    Para el mes de julio de 2021, 112,665 personas estaban inscritas en el Programa de Salud del World Trade Center (WTCHP por sus siglas en inglés) que brinda seguimiento médico y tratamiento sin costo para afecciones de salud que han sido asociadas con los ataques terroristas en Nueva York, el Pentágono y Shanksville, Pensilvania.

    El fondo opera desde el 2011 luego de aprobarse la Ley de Compensación y Salud James Zadroga 9/11 de 2010 (Ley Zadroga), que lleva el nombre de un policía de la Ciudad de Nueva York quien murió en el 2006 debido a problemas respiratorios asociaron con los ataques terroristas.

    En esa labor de limpieza de escombros del World Trade Center y de los edificios que quedaron afectados a su alrededor en el Bajo Manhattan participaron centenares de inmigrantes indocumentados.

    De los pacientes inscritos en el programa, seis de cada diez trabajaron en los servicios de rescate, recuperación, limpieza o servicios de apoyo durante y después del 11 de septiembre.

    Entre el 2011 y los primeros seis meses del 2021, el gobierno federal y la ciudad de Nueva York habían invertido $2,920 millones en la atención médica a través de este programa, según estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas al inglés) que istra el programa.

    La exposición al asbesto y otros materiales tóxicos provocó a esas personas enfermedades respiratorias y digestivas, trastornos músculo-esqueléticos y cáncer, así como estrés postraumático y problemas mentales como ansiedad y depresión, revelaron estudios que empezaron a publicarse en el 2005.

    Por "ayudar a EEUU"

    “Cuando colapsaron las torres yo fui al otro día y me puse voluntario. ... Uno lo hace por la humanidad”, dijo Gilberto Ruiz, un colombiano que hoy tiene 74 años, describiendo a Estados Unidos como el país que “lo acogió y ayudó” cuando salió de Colombia en la década de 1990.

    Ruíz se presentó como voluntario ante la Cruz Roja al día siguiente de la tragedia y 10 días después empezó a trabajar en la limpieza de los edificios aledaños al World Trade Center.

    Como consecuencia Ruiz desarrolló padecimientos que lo deshabilitaron para trabajar, entre ellos problemas respiratorios.

    “Solo puedo caminar 10 cuadras al paso porque siento que no puedo respirar, me siento mareado y tengo que sentarme a coger aire”, explicó Ruiz. Este padecimiento también lo obliga a usar una máquina que le brinda oxígeno para dormir cuando el clima está muy caliente o muy frío.

    Maria Peñafiel, también es colombiana y explica que tiene una tos constante, asma, ansiedad, depresión y problemas estomacales.


    “Yo podía correr, brincar, jugar, saltar. Yo no sentía problemas de nada. Eso es como una discapacidad. No sabía yo me podía comer algo y que se me devolviera, que sintiera el ardor más terrible en mi estómago”, dijo Peñafiel cuando compara su situación actual con su vida antes del 9/11.

    Estatus y compensación (o la falta de ella)

    “Estos trabajadores se habían dedicado siempre a trabajar en limpieza, en construcción, en limpieza de asbestos porque ese era un medio viable de trabajo para ellos”, explicó a Univision Noticias la trabajadora social Rosa Bramble.

    En el 2006, Branble fue contratada en un programa para los trabajadores latinos, especialmente indocumentados, que trabajan en las labores de limpieza de la Zona Cero, quienes, cuenta, no estaban solicitando los recursos disponibles por el temor a su estatus migratorio.

    Cuando el financiamiento del programa se terminó, ella creó un grupo de apoyo para inmigrantes hispanos que viven en Elmhurst, en Queens, uno de los barrios latinos de la ciudad de Nueva York.

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    Unas diez personas, entre ellos Anchahua y Ruiz, asisten regularmente a las sesiones que organiza Bramble para conversar sobre los problemas que enfrentan y recibir orientación sobre los beneficios a los que pueden acceder.

    “Ya después de haber trabajado en la Zona [Cero] y haber desarrollado estas condiciones, se disminuye drásticamente esa capacidad de laborar especialmente en lo que has conocido, que más que todo es limpieza. Entonces se te limitan tus opciones laborales”, explica Bramble.

    Si se llegara a regular el estatus migratorio de estas personas, asegura Bramble, sus opciones laborales serían más flexibles y además podrían recibir algún tipo de ayuda estatal por su discapacidad y beneficios como el a vivienda pública en la ciudad.

    Una "injusticia" migratoria

    Las personas consultadas por Univision Noticias recuerdan cómo las busetas de las compañías contratadas para realizar esta labor recogían cada mañana a los trabajadores en puntos estratégicos de los barrios latinos. El estatus migratorio, afirman, no se preguntaba.

    Elisabeth Peláez también vive en Queens. Explicó que la noticia de que se necesitaban trabajadores para limpiar la Zona Cero se esparció rápidamente entre la comunidad latina que ya trabaja limpiando oficinas en Manhattan.

    “Parecía un terremoto, las oficinas llenas de papelería, de polvo. Fue horrible”, recuerda la mujer de origen colombiano. Al igual que Anchahua, ella limpió en la iglesia Trinity, además de una clínica del SIDA, un supermercado y varios edificios de oficinas.

    En ese entonces Peláez no tenía documentos para trabajar legalmente en el país, pero posteriormente obtuvo el estatus de residente luego de que su hija se hizo ciudadana estadounidense.


    Veinte años después del ataque terrorista considera injusto el que el solucionar la situación de los trabajadores indocumentados del 9/11 se quedara solo en una promesa.

    “Tenemos una [compañera] que trabajó con nosotros y que le prometen y le prometen que por ese lado le van a ayudar a obtener la residencia. … Siempre le dicen que vaya a una reunión, que vaya a la otra, que van a ayudar a los que no tienen documentos que trabajaron en la Zona Cero. Le piden datos, le piden el teléfono y eso nunca llega a nada”, dijo.

    En el 2017, el hoy exrepresentante Joseph Crowley y la representante Nydia Velázquez, ambos demócratas de Nueva York, presentaron un proyecto de ley que daría green cards a los indocumentados que sirvieron en los esfuerzos de rescate, recuperación y limpieza después de los atentados. Sin embargo, la iniciativa nunca llegó a debatirse en el Congreso controlado por los republicanos durante la istración de Donald Trump.

    El proyecto de ley, según había expresado Crowley (quien en 2018 perdió sorpresivamente su escaño ante Alexandria Ocasio-Cortez), beneficiaría de 1,000 a 2,000 a trabajadores del 9/11.

    Pavor a las sirenas

    Rubiela Arias, tiene 55 años, también trabajó en la limpieza de la Zona Cero. La ansiedad es uno de los padecimientos que desarrolló. Dice que cada vez que escucha una sirena (que se escuchan constantemente en una ciudad como Nueva York) se pone “muy nerviosa”.

    “Me devuelve a eso. … Ver todos los escombros, el sufrimiento de las familias. Cada vez que se encontraba un cuerpo sonaban las sirenas. Me traumatizó mucho”.

    Arias es voluntaria en la organización Hazardous Materials Workers World Trade Center Relief Organization, que que fue creada por otro trabajador latino de la zona cero llamado Humbertho Yepez que falleció, la cual está impulsando que se active el proyecto que legalizaría el estatus migratorio de estos trabajadores.


    “Enviamos una carta a la congresista Alexandria Ocasio-Cortez en el mes de junio pero aún no tenemos respuesta”, dijo.

    Univision Noticias consultó a la oficina de Ocasio-Cortez para conocer en qué fase se halla el proyecto, pero al cierre de esta edición no se ha tenido respuesta.

    Compensaciones insuficientes

    Franklin Anchahua cuenta que el dinero que han recibido por algún tipo de compensación no ha sido suficiente para ayudarlo a sostenerse económicamente y que la promesa de regularizar su estatus migratorio como reconocimiento por su labor en la recuperación quedó en el olvido.

    Anchahua obtuvo una compensación de $52,000 tras ganar una demanda por las enfermedades contra la compañía que lo contrató para aquel trabajo en la Zona Cero. Asegura que ese dinero se le acabó en cinco años porque le ha sido difícil trabajar por su condición de salud.

    Para mejorar su situación, solicitó una compensación a través del Fondo Federal de Indemnización de Víctimas del 11 de Septiembre.

    El periodo para registrarse para recibir estos fondos federales para quienes no habían presentado su reclamo para recibir compensación cerró el 29 de julio.

    El fondo, istrado por el Barack Obama, cuando se aprobó la Ley Zadroga, se volvió a activar del 2011 al 2016, y se amplió hasta el 2020.

    Finalmente en el 2019, con la aprobación de la ley ' Never Forget the Heroes' (Nunca Olvides a los Héroes), su vigencia se estableció hasta el año 2090.

    Jorge Anzola, asistente legal en el bufete German Rubenstein, y quien trabaja asistiendo trabajadores inmigrantes de la Zona Cero desde 2006,
    considera que uno de los problemas que enfrentan los solicitantes es el tope a los montos de compensación.

    “El fondo antes compensaba a una persona con asma con 90,000 dólares … De los 90,000 ahora esa persona [con asma] recibe 20,000 dólares, así tenga cinco enfermedades. … Solo hay excepciones para algunos tipos de cáncer”, dijo.

    La demanda de asistencia legal para aplicar a la compensación federal y demandar a las empresas ejecutaron las labores de limpieza y reconstrucción ha generado un oferta de bufetes de abogados especializados en este tipo de trámites.

    Anzola cuenta, que en los últimos años, los periodos para resolver los casos se han duplicado de “uno a dos” años.

    “El problema es que estas personas no tienen tiempo”, afirma.

    Según datos del fondo, más de 2.000 personas, entre rescatistas, policías y trabajadores de limpieza, han muerto por enfermedades asociadas a los atentados terroristas del World Trade Center.

    Seguir en la lucha

    Nora Triviño es de origen colombiano, y es otra de las trabajadores de la Zona Cero que quisiera tener una compensación que le permita vivir menos ajustada de dinero.

    Triviño tiene un fibroma en el pulmón izquierdo y sufre asma crónica y apnea.

    “¿Cómo paso mi día? De la cama al baño, del baño a la cama. Me tienen máquina para dormir, máquina para respirar. Mi vida se volvió controlada por máquinas”, dijo a Univision Noticias.

    Su situación no le permite trabajar y considera que la compensación federal de $300 que le llega quincenalmente es muy baja, sobre todo considerando que el pago de su renta es de $800.

    “Yo soy una persona que no puede volver a trabajar en nada y mi vida, ¿qué es de mi vida ahora?. Y así habemos (sic) muchos.”, dijo esta mujer de 66 años.

    “¿Qué hubiera esperado yo [del gobierno]? Haber recuperado mi salud, primero que todo y que nos hubieran dado (documentos de identidad), bueno, yo ahorita ya los tengo, pero que al menos que les hubieran dado los papeles a los que no los tiene”.

    Y aunque ese es un flanco que ella ya solucionó, ella recuerda que centenares de indocumentados que sacrificaron su bienestar y salud necesitarían contar al menos con ese alivio.

    “Sigo pidiendo… Nosotros más que nadie, somos merecedores de que nos den un documento de este país”.

    La lucha de estas personas es contra la burocracia y también contra el olvido.

    En el 9/11 Memorial & Museum, el museo ubicado en la zona del World Trade Center para recordar a las víctimas de la tragedia, el esfuerzo de estos trabajadores indocumentados no cuenta con alguna sala de exhibición en donde se cuente sus historias.

    En la plaza arbolada donde hoy están las fuentes que ocupan el espacio de las torres hay una instalación dedicada a los trabajadores de rescate y reconstrucción.

    Son seis grandes piedras monolíticas inclinadas hacia arriba, conocidas como Memorial Glade que fueron colocadas donde estuvo la rampa de al Ground Zero.

    Su inauguración fue en 2019, 18 años después de la tragedia, cuando muchas de esas personas ya habían visto sus vidas transformadas, algunos fallecidos, en la peor tragedia vivida en Nueva York.

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