Así es la Cumbre del Clima por dentro. ¿Sirve de algo? ¿Qué supone celebrar la COP en tiempos de pandemia?

GLASGOW, Escocia.- Lo primero que vi cuando entré en el gran recinto de exposiciones en la ciudad escocesa de Glasgow donde se celebra la COP26, una vez pasados los desesperantes controles de seguridad, que provocaron retrasos en los días iniciales de varias horas (cada uno de los 35,000 acreditados teníamos que presentar cada día los resultados de un test rápido de covid-19 en el control de entrada, y esto no es ninguna broma) es un auto de carreras eléctrico.
Me detuve un buen rato fotografiándolo y leyendo los carteles luminosos que lo rodeaban. Sí: la vista no me engañaba. Estaba ante un auténtico auto de carreras. Pero eso sí, ecológico.
Recordé este auto a menudo en los días posteriores en mi estancia en Escocia para cubrir la COP26. Un repaso para quien no esté familiarizado: COP26 significa la 26ª Conferencia de las Partes de la CMNUCC, o Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Las "partes" son los 196 países que ratificaron el tratado más la Unión Europea.
Esta es la principal feria del cambio climático, donde acuden prácticamente todos los países del mundo. El eje central es el acuerdo climático de París, que estableció el objetivo de limitar el calentamiento global a menos de 2 grados Celsius (3.6 F) y preferiblemente a 1.5 C (2.7F) con respecto a los niveles de temperatura existentes en el periodo preindustrial para evitar un cambio climático catastrófico al que, por el momento, vamos encaminados.
Aunque algunos presidentes, como los de China o Rusia, estuvieron notablemente ausentes en los primeros días, cuando se reunieron los líderes, sí acuden a negociar sus delegaciones. En total, más de 200 países que han de ponerse de acuerdo sobre los planes de recorte de emisiones voluntarios, conocidos como NDC.
En el centro de la COP están, por tanto, las negociaciones políticas. Pero en paralelo se anuncian numerosas alianzas sectoriales de países, que no son vinculantes, como la que se anunció el miércoles en torno al fin de los coches de combustión a partir de 2035. Y también se celebran mil y una actividades organizadas por los países, activistas o sectores. Y pululando alrededor de todo ello, una ingente cantidad de periodistas sin a las negociaciones pero sí a las salas de plenario, donde se informa de los resultados o los debates en curso.
Como bien escenifica el auto de carreras ecológico, la presencia de los lobby o grupos de presión es ingente. De hecho, el lobby de los combustibles fósiles tiene más representantes en Glasgow que cualquier país asistente y más que la suma de los ocho países más afectados por el cambio climático. Están ahí para hacer ver que sus productos no son tan malos, y transmitir la idea de que se están transformando en energía limpia, algo que fácilmente puede confundirse con el lavado de cara o greenwashing.
Greta Thunberg habló del absurdo de resolver la crisis usando los mismos métodos que la produjeron. Pero esta es la sensación que una tiene cuando se adentra en la marabunta de la COP, donde el consumismo voraz está por todas partes.
La comida de la COP: sánduches poco ecológicos
Pongamos la hora de la comida (no es un pequeño detalle, cuando hablamos de tantos miles de personas). En lugar de servir comida local y respetuosa con el medio ambiente, la comida de la cumbre consiste básicamente en sándwiches con varios envoltorios de plástico y una notable cantidad de carne y productos animales (la carne representa alrededor del 60% de la producción de gases de efecto invernadero de la agricultura, que es uno de los sectores que más carbono produce a nivel mundial).
Y luego está el efecto pandemia. Para entrar en el recinto de la COP, como señalaba, es necesario haberse hecho previamente un test rápido de covid-19. Cada uno de estos tests contiene cinco envoltorios, entre receptáculos diversos. Al margen del dolor de cabeza que todo esto supuso al principio, cuando la mecánica no era tan obvia, esto produce cientos de miles de desperdicios plásticos.
Sumemos también el kit básico covid-19 de toallitas, mascarillas (de tela, eso sí) y un gel que reciben las personas acreditadas. Más las labores de limpieza (a veces surrealistas, como vemos en el tuit de aquí abajo) para mantener la limpieza en orden. En cuanto a las repercusiones pandémicas, por el momento no se han notificado brotes significativos en Glasgow. Por el momento.
Claro que lo expuesto es una nadería comparado con el gasto ecológico de las decenas de miles de asistentes, y en particular los de los líderes y famosos que decidieron venir en jets privados. Un recordatorio de que el 1% más rico del planeta lanza más CO2 que el 50% más pobre.
¿Hace falta todo esto? “La COP es un gran fracaso”, dijo Thunberg. ¿Es cierto? Gustavo Sánchez Valle, presidente de la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales, me explicó de camino a una reunión con líderes de Nepal cómo este encuentro había servido de catalizador para que líderes de todo el mundo reforzasen sus peticiones comunes.
Se ha repetido muchas veces que esta cumbre es definitiva para frenar el cambio climático, tras el parón de la pandemia y la ausencia de EEUU en las conversaciones internacionales durante el mandato de Donald Trump. Esta década es fundamental, porque todo lo que no hagamos ahora será muy difícil recuperarlo en el futuro. Como me dijo el investigador ambiental Fernando Valladares, no se trata ya del planeta que dejaremos a las generaciones futuras. El planeta está hoy en peligro. Y se necesita mucho más que esto para impedirlo.