Cómo los ataques de Trump contra Harvard pueden tener “consecuencias para el futuro de la educación superior en EEUU”
Donald Trump renovó este viernes su amenaza de retirar el estatus de exención fiscal a Harvard, en lo que supone una nueva escalada en el enfrentamiento que el presidente mantiene con la primera gran universidad que desafió las medidas de su gobierno para reprimir el activismo en los campus.
“Vamos a quitarle a Harvard su estatus de exención fiscal. ¡Es lo que se merecen!”, escribió el republicano en su red Truth Social.
Trump ha cuestionado este beneficio de exención de impuestos —que, por otro lado, la mayoría de las universidades y colegios en Estados Unidos tienen— desde que Harvard se negó a cumplir con varias exigencias del gobierno federal para que realice cambios en sus políticas de liderazgo y isiones.
La institución, sin embargo, respondió que retirarle dicho estatus sería ilegal y que, de hacerlo finalmente, tendría “graves consecuencias para el futuro de la educación superior en Estados Unidos”.
Lo cierto es que la batalla de Trump contra Harvard es parte de una campaña más amplia de su gobierno para erradicar el supuesto antisemitismo existente en los campus universitarios.
Sin embargo, la Casa Blanca también ve una ventaja política en este enfrentamiento, enmarcándolo como una guerra más grande contra las instituciones de élite, criticadas por los seguidores más leales de Trump.
¿Qué respondió Harvard a la amenaza de Trump de retirarle su exención fiscal?
Horas después de la más reciente amenaza de Trump contra Harvard, la universidad más antigua de EEUU se mantuvo firme en su postura y aseguró que revocar su exención de impuestos “carece de fundamento legal”.
"Una acción sin precedentes como esta pondría en peligro nuestra capacidad para llevar a cabo nuestra misión educativa", dijo la universidad en un comunicado en el que destacó cómo esta medida afectaría gravemente sus finanzas.
"Resultaría en una disminución de la ayuda financiera para los estudiantes, el abandono de programas críticos de investigación médica y la pérdida de oportunidades de innovación”, agregó.
“El uso ilegal de este instrumento de forma más amplia tendría graves consecuencias para el futuro de la educación superior en EEUU”, concluyó.
Harvard se refiere así a cómo esta amenaza impactaría no solamente en su labor educativa, sino en la de la mayoría de universidades e instituciones de educación superior estadounidense que durante más de un siglo no han pagado la mayoría de impuestos.
La Ley de Ingresos de 1909 eximió a las organizaciones sin fines de lucro que operan "exclusivamente con fines religiosos, benéficos o educativos" para que siguieran trabajando en beneficio del interés público.
Sin embargo, Trump busca impugnar esta designación, al considerar que las universidades e instituciones de educación superior están "adoctrinando" a sus estudiantes con ideas de "izquierda radical", en lugar de educarlos.
Y ha decidido empezar por la Universidad de Harvard, la primera universidad fundada en las colonias americanas con 388 años de antigüedad y considerada una de las instituciones de enseñanza más prestigiosas del mundo.
¿De dónde viene el enfrentamiento de Trump con la Universidad de Harvard?
La exención de impuestos, determinada por el Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés), significa que estas instituciones no pagan ciertos impuestos y que sus donantes reciben una deducción fiscal.
Las normas que deben seguir para mantener esta exención están establecidas en el código tributario.
El Departamento del Tesoro ordenó a un alto funcionario del IRS que iniciara el proceso de revocar el estatus de exención fiscal de Harvard poco después de que Trump cuestionara dicho estatus a mediados de abril.
Antes, el gobierno había exigido amplias reformas gubernamentales y de liderazgo, así como una auditoría del cuerpo académico y el profesorado con relación a sus opiniones sobre la diversidad.
También pidió la prohibición de usar mascarillas, en aparente referencia a manifestantes propalestinos, y presionó a la universidad para que deje de reconocer o financiar "cualquier grupo o club estudiantil que respalde o promueva actividades delictivas, violencia ilegal o acoso ilegal".
El gobierno argumenta que universidades como Harvard permitieron que lo que consideraba antisemitismo pasara desapercibido en las protestas del campus el año pasado contra la guerra de Israel en Gaza, lo cual es rechazado por los centros educativos.
De hecho, Harvard plantó cara al gobierno y respondió que sus exigencias violaban los derechos de la universidad amparados por la Primera Enmienda y "exceden los límites legales de la autoridad del gobierno bajo el Título VI", que prohíbe la discriminación contra los estudiantes por su raza u origen.
“Ningún gobierno, independientemente del partido en el poder, debería dictar qué pueden enseñar las universidades privadas, a quiénes pueden itir y contratar, y qué áreas de estudio e investigación pueden desarrollar”, escribió el presidente de Harvard, Alan Garber, en una carta en la que aseguró que la institución había implementado amplias reformas para abordar el antisemitismo.
Tras la negativa de la universidad a cumplir sus requerimientos, El gobierno de Trump presentó una demanda al respecto al considerar que la acción violaba la Constitución.
Sobre la retirada de su estatus de exención fiscal, la Casa Blanca ha asegurado que cualquier acción del IRS se llevará a cabo de manera independiente del presidente.
La ley fiscal federal prohíbe que los altos del poder ejecutivo soliciten que un empleado del IRS realice o termine una auditoría o investigación.
Además de amenazar el estatus de exención fiscal de Harvard y detener las subvenciones federales, el gobierno de Trump quiere impedir que Harvard pueda inscribir a estudiantes extranjeros.
Vea también: