Las cámaras corporales para policías empiezan a generar justicia, pero aún son cuestionadas

En Baltimore, y luego del caso de Freddie Gray, los beneficios de las cámaras corporales policiales están empezando a notarse, aunque algunos los discutan. Hace unas semanas, Josh Insley, un abogado defensor local, hizo público un video de una cámara policial que parecía mostrar a policías de Baltimore complotando entre sí para colocar drogas en el auto de su cliente Shamere Collins. Collins fue acusado de posesión de drogas debido a esto, pero esas acusaciones ya han sido retiradas gracias a la exposición pública de las imágenes de las cámaras policiales.
Este fue uno de docenas de casos de drogas que Marilyn Mosby —la asediada fiscal de la ciudad— desestimó a fines de julio debido a presuntas falsificaciones y la creación de pruebas falsas que fueron grabadas por cámaras policiales. El problema se divulgó inicialmente cuando abogados de la oficina de defensores públicos de la ciudad hicieron público el video de cámaras policiales de un incidente separado del 19 de julio que mostró a policías presuntamente colocando drogas para servir de ‘pruebas’ para poder arrestar a un sospechoso. Desde entonces la oficina de Mosby ha estado investigando aproximadamente 100 casos de drogas conectados con unos cuantos policías de Baltimore que fueron grabados en video. Según la oficina, la credibilidad de los policías “ahora está directamente puesta en tela de juicio”.
En conjunto, estos dos incidentes parecen confirmar lo que halló la reciente investigación hecha al Departamento de Policía de Baltimore por parte del Departamento de Justicia de EEUU. “Las prácticas de aplicación de leyes de Baltimore a veces empeoran las viejas desigualdades estructurales en la ciudad al alentar a los policías a tener interacciones innecesarias y adversarias con de la comunidad que incrementan la exposición al sistema de justicia criminal y no logran mejorar la seguridad pública”, dice el documento.
El Departamento de Policía de Baltimore fue uno de los primeros de una ciudad importante en comprometerse con equipar a sus policías con cámaras corporales y es una de las instituciones más grandes que haya hecho esto. El programa se inauguró en mayo 2016 bajo un plan de asignar cámaras a 500 policías a la vez hasta que toda la fuerza policial esté equipada en enero 2018. Fue una medida adoptada con el apoyo total del sindicato local Fraternal Order of Police (Orden Fraternal de Policías), un grupo que ha tratado de impedir la implementación de tales instrumentos en las fuerzas policiales de otras ciudades.
En aquel tiempo, el presidente del sindicato —el teniente Gene Ryan— dijo que el video de cámaras apoyaría sus “aseveraciones de que nuestros policías son altamente capacitados profesionales de la aplicación de leyes”. El video que recientemente fue examinado por la oficina de los defensores público parece comprobar lo contrario.
Y, sin embargo, estas pequeñas pero significantes victorias no significan que las cámaras policiales estén totalmente aceptadas en el campo de la reforma policial y la responsabilidad que los uniformados deben tener. Todavía hay preguntas inconclusas en cuanto a la tecnología, entre ellas cómo se pueden proteger los derechos a la privacidad de los que son grabados por la cámara, quién se beneficia de las ventas del equipo, quién recibe al video, cuánto tiempo se espera que los policías lo guarden y cómo se debe usar dichas imágenes en las investigaciones de la mala conducta policial.
Y, por supuesto, está también el asunto de asegurar que los policías realmente activen sus cámaras corporales en acto de servicio. En el reciente asesinato policial de Justine Damond en Minneapolis, los policías que le dispararon no tenían sus cámaras encendidas. Tampoco se puede pasar por alto el hecho de que muchos de los asesinatos policiales famosos de los últimos años fueron grabados en cámaras de policías y civiles, pero no hubo consecuencias para los policías que fueron grabados mientras mataron a esos individuos.
En el Condado de Baltimore —donde la fuerza policial también usa cámaras corporales— la policía ha baleado a seis individuos este año y todos estos incidentes fueron grabados por una cámara. Sin embargo, el Departamento del Condado se ha negado a publicar el video en la mayoría de esos casos. Eso es lo opuesto a lo que la ACLU (siglas de la Unión Americana de Libertades Civiles) sugiere que debe suceder cuando los policías les disparen a civiles. La organización recomienda que cualquier video que muestre ese tipo de violencia causada por policías debe ser publicado dentro de cinco días de haberse hecho un pedido público.
Además, estos incidentes recientes con la policía de la ciudad de Baltimore ponen en tela de juicio la misma veracidad de las pruebas en video que los policías graban en primer lugar. Bien, tal parece que las imágenes revelan a los policías acudiendo a prácticas sucias para lograr arrestos, pero también revela lo fácil que es para los policías manipular una escena de crimen para servir sus propios propósitos. No es sólo la veracidad de los policías la que está en tela de juicio, sino también la de las grabaciones en video y eso se debe extender a todas las grabaciones hechas con cámaras policiales que se han guardado hasta la fecha.
Hasta ahora, el video de cámaras policiales ha producido sólo unas cuantas ocasiones en las que la policía fueron hechos responsables de brutalidad o mala conducta, lo cual llevó a muchos a cuestionar su utilidad. Pero la reciente actividad en la ciudad de Baltimore ofrece otro ejemplo pequeño del valor de esta tecnología: cuando las autoridades de justicia criminal realmente la usan. Los policías de Baltimore que fueron grabados en el video de la cámara corporal actualmente se están investigando y fueron puestos en libertad los sospechosos que los policías presuntamente incriminaron al colocarles drogas en sus personas. Hay que agradecer a los defensores públicos que publicaron el video, pero su trabajo hubiera sido mucho más difícil si no hubieran tenido estas imágenes en primer lugar.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.