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Trump acaba de cruzar otra línea: condonó la violencia policial

En su discurso a las fuerzas policiales en Long Island, el mandatario bromeó con un tema serio: la forma que los agentes tratan a personas sospechosas.
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28 Jul 2017 – 07:16 PM EDT
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En Brentwood, Long Island, Trump les habló a los policías asistentes sobre la MS-13, el muro que quiere construir y otras cosas más. Crédito: Spencer Platt/Getty Images

El presidente Donald Trump les habló a los de fuerzas policiales este viernes en Nueva York y, entre palabra y palabra, les dio la luz verde para actuar de manera violenta contra sospechosos.

No hizo esto de manera sutil. El mandatario realizó las declaraciones en la ciudad de Brentwood, al referirse a la amenaza de la pandilla MS-13, la que tiene una importante presencia en esa zona de Long Island. Al describir a los pandilleros como “animales”, el presidente sugirió que las fuerzas policiales deberían adoptar métodos físicamente violentos a la hora de arrestar a posibles involucrados en delitos.

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"Te encontraremos, te arrestaremos... y te deportaremos": la amenaza de Trump a MS-13

Métodos similares a los que hizo referencia Trump son los que habrían causado de la muerte de Freddie Gray, un joven afroestadounidense de 25 años, que falleció debido a lesiones causadas bajo custodia de policías de Baltimore.

“Cuando ves estas ciudades y ves a estos maleantes al ser empujados hacia las patrullas, uno los ve como los tiran de manera brusca. Yo digo ‘por favor no sean buenos con ellos’”, dijo Trump. “Por ejemplo, cuando ustedes ponen a alguien en un auto y les protegen la cabeza, eso que hacen cuando les ponen la mano encima, como diciéndoles que no se golpeen en la cabeza… y ellos justo han asesinado a alguien ¿y les dices que no se golpeen la cabeza? Yo les digo a ustedes que está bien quitar esa mano”.

Los comentarios de Trump caen como un apoyo palabra por palabra de una práctica conocida en Estados Unidos como ‘rough rides’ (‘viajes duros’) y otros tipos de violencia policial casual. Estos ‘viajes duros’ –también conocidos como viaje de un centavo o prueba de pantalla– involucran a agentes policiales intencionalmente evitando asegurar a un sospechoso esposado en la parte trasera de una camioneta de policía. Al estar atado de manos, el sospechoso se golpea de un lado al otro. En el caso de Gray, las lesiones que sufrió terminaron dañando su médula espinal y llevaron a su muerte (una corte del circuito de Baltimore absolvió a uno de los agentes en el cargo de asesinato de segundo grado y luego se retiraron los cargos contra los otros tres).

La muerte de Gray en abril de 2015 generó violentas protestas, una serie de juicios fallidos contra los policías involucrados y un reporte de parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos sobre las práticas racistas y los abusos a los derechos civiles por parte de la Policía de Baltimore. Pero, a pesar de esta investigación, todavía no es posible entender qué es lo que Gray habría hecho para atraer la atención de los policías que lo arrestaron o por qué fue tratado tan violentamente.

La istración Trump ha dado pie atrás a las reformas a la policía desde que esta llegó a la Casa Blanca. En enero, la Alcaldía de Baltimore y el Departamento de Justicia llegaron a un acuerdo sobre los abusos que la Policía de esa ciudad habría cometido. El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, intentó detener este acuerdo, pero un juez federal lo aprobó en abril adelantándosele.

Y ahora Trump mismo está diciendo que prácticas como las que habrían causado la muerte de Gray deben ser no solo toleradas, sino alentadas.

En su discurso a los policías en Long Island, Trump se estaba refiriendo a los de la MS-13, a quienes él ha mencionado constantemente esta semanay usando términos terroríficos– para justificar el endurecimiento de las políticas fronterizas (además de distraer sobre sus fracasos legislativos e intrigas internas). En un mitín político en Ohio, el presidente habló de depredadores violentos atacando a chicas inocentes con cuchillos, un crimen que Trump inventó, invocando a su vez temores racistas. Al mostrar a los sospechosos como supervillanos, Trump justifica el uso de tácticas brutales contra ellos y autoriza a los policías a transformarse en jueces.

De hecho, las políticas de Trump podrían beneficiar a la MS-13. Las deportaciones masivas fortalecieron a la pandilla y contribuyeron a su internacionalización. Además, y como han dicho diversos jefes policiales, las comunidades inmigrantes que teman a la deportación son más reticententes a testificar y reportar actividad pandillera. La información que ellos entregan es fundamental para combartir el crimen organizado. Si ellos, que ya temen a la MS-13, tienen razones para temer a las autoridades, difícil será que colaboren con el gobierno.

La Asociación Internacional de Jefes de Policía (IA) rápidamente entregó un comunicado rechazando las recomendaciones de Trump. El mensaje reconoce el desafío que es el uso de fuerza para los policías y que éste requiere extensos entrenamientos. La IA además reconoció la responsabilidad de proteger incluso a los sospechosos de cualquier delito infringido contra ellos. “Los agentes de policía están entrenados para tratar a todos los individuos, sin importar si son denunciantes, sospechosos o defendidos, con dignidad y respeto”, dice la declaración. “Este es un principio base detrás de los conceptos del procedimiento de justicia y la legitimidad policial”.

Estos principios no parecen ser obvios en la práctica y para todos, en todo caso. Con un fiscal general alejándose de los esfuerzos para evitar la brutalidad policial –y un presidente derechamente promoviendo la violencia en la justicia– estas ideas parecen estar en serio riesgo.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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