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Raquenel ‘Mary Boquitas’ revela la cruda verdad sobre su aborto: “No le he contado ni a mi familia”

Desde pequeña, la artista siempre quiso ser madre. En el nuevo episodio de En Boca Cerrada: Lo que nunca se dijo sobre el caso Trevi-Andrade’, se desahoga como nunca sobre ese sueño frustrado y la traumática experiencia que lo truncó.
Publicado 4 May 2023 – 09:28 AM EDT | Actualizado 1 Jun 2023 – 02:16 PM EDT
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En el quinto episodio del podcast, ‘En Boca Cerrada: Lo que nunca se dijo sobre el caso Trevi-Andrade’, Raquenel ‘Mary Boquitas’, reabre una de las peores heridas de su pasado: un aborto que nunca quiso y del que hasta ahora no le había contado “ni a mi familia”.

Ese traumático evento, le dejaría “cicatrices para el resto de mi vida, en lo más profundo de mi cuerpo, literalmente hablando, y principalmente en mi alma”.

Al momento de quedar embarazada, con apenas 15 años, a los pocos meses de su boda secreta con Sergio Andrade, ya se habia resignado a la dinámica de subyugación, violencia y secretismo que imperaba en su relación, pero todavía albergaba el sueño de darle un hijo al hombre que amaba ciegamente.

El positivo llegó mucho antes de lo esperado, luego de que devolviera el almuerzo y Andrade la obligara a comerse “lo que vomitaste y todo lo demás”, otro de los crueles castigos que sufrió y del que ofrece más detalles en el podcast producido por Uforia, la plataforma de audio de Televisa Univision, y Pitaya Entertainment.

“Ese día, tras la grotesca escena del almuerzo, volví a vomitar y supe de inmediato que algo me sucedía. Me mareaba. Me sentía extremadamente cansada y se lo dije en silencio. Se fue de la casa y regresó a los pocos minutos con una prueba de embarazo que él mismo me realizó porque yo no tenía ni idea”, cuenta.

Raquenel, ‘Mary Boquitas’ se alegró al quedar embarazada, pero Sergio Andrade tenía otros planes


Al enterarse de que estaba embarazada, su reacción inicial fue de inmensa alegría: “Para eso me casé. Toda mi infancia entrenando con mis hermanitos. Y ahora yo tendría mi propio bebé”.

Y, aunque a los pocos segundos, Sergio Andrade le aclaró que “ahora no vamos a tener hijos”, pues eso “echaría a perder tu carrera y la mía”, Raquenel pensó que, con el tiempo, él asimilaría la noticia y se reconciliaría con la idea de formar una familia.

La actriz y cantante interpretó el silencio de su marido durante los días sucesivos como una buena señal.

Por eso, cuando Sergio le pidió que los acompañase a él y a su asistente, Nora Miranda, a ver una casa en venta en Mc Allen (Texas), en un viaje en auto, y después le informó que aprovecharían para visitar un doctor en Houston “para que vea lo de tu embarazo”, no sospechó cuál era el verdadero propósito de aquel periplo a Estados Unidos, un país donde -a diferencia de México- en aquel momento el aborto inducido era legal.

Hoy en día, no hubieran tenido que cruzar la frontera: la criminalización del aborto está prohibida en todo México, y cada vez más estados permiten que una mujer interrumpa su embarazo sin tener que dar una razón para hacerlo más que su propia voluntad. De los más de tres millones de embarazos reportados en ese país entre 2015 y 2019, 54% fueron no planificados y de estos la mitad terminaron en abortos, según un reporte del Instituto Guttmacher. En contraste, en Estados Unidos, tras la derogación de Roe versus Wade, el derecho al aborto enfrenta más restricciones que nunca.

Pero eran otros tiempos y Raquenel no quería terminar el embarazo y ni siquiera tenía idea de que era lo que Sergio tenía planeado en aquel viaje inesperado a Houston.

“Yo ya estaba entrenada a no hacer preguntas ni cuestionar nada”, aclara y explica que asumió que la consulta médica se trataba de un control prenatal regular.

No se le hizo raro que su esposo decidiera esperarla en el auto, ni tampoco cayó en cuenta al entrar al consultorio junto a Nora Miranda, quien “con su inglés perfecto, habló con la recepcionista (…) y se encargó del papeleo”.

Raquenel, ‘Mary Boquitas’ no supo que le harían un aborto


“Yo me senté ahí esperando porque pensé que iban a hacer el trámite normal de una consulta médica, no de un aborto”, aclara Raquenel a la periodista María García en el podcast En Boca Cerrada: Lo que nunca se dijo sobre el caso Trevi-Andrade’, agregando que “a mí realmente no me pidieron ninguna información”.

Durante el episodio explica que “al ser yo menor”, Andrade tenía “total y absoluto poder legal sobre mí. Era mi tutor y eso le otorgaba la tranquilidad para poder hacer conmigo lo que quisiera y para aplicar más crueldad sin miramientos ni remordimientos, como lo que hizo con mi cuerpo y con mis entrañas”.


Asegura que ni siquiera anticipó el aborto cuando la enfermera le pidió que se pusiera una bata de hospital y le informó que la sedarían. “Como todo era en inglés y yo todavía no lo dominaba, entendí algo de que me iban a poner a dormir para el procedimiento. Yo pensé que se refería al chequeo, a la revisión y que así se decía en ese idioma”.

No fue hasta estar de regreso en el auto, mareada y confundida, cuando cayó en cuenta de que había abortado. “ Una vez dentro del auto, y cuando escuché lo que Nora le contaba, entendí lo que realmente había sucedido, lo que me habían hecho en esa fría silla de ginecología mientras estaba completamente sedada. Comencé a llorar desconsoladamente”.

Los abortos forzados dejan traumas de por vida

En la actualidad, los abortos forzados: la interrupción del embarazo, en cualquier momento, sin el consentimiento de la mujer embarazada, independientemente de su edad, son ilegales en los 50 estados de EEUU y forma parte del artículo 146 del código penal de Ciudad de México que impone penas de hasta diez años de prisión “al que hiciere abortar a una mujer por cualquier medio sin su consentimiento”.

Se considera una violación de los derechos de la mujer cuando se le coacciona, se le presiona indebidamente o se le fuerza a un aborto no deseado.

En EEUU actualmente cualquier persona que intente hacerlo -sean sus padres, el padre del bebé, consejeros escolares u otros- están sujetas a responsabilidad penal o civil, incluido el abuso infantil, el homicidio fetal y la violencia de pareja doméstica.

La organización estadounidense Stading with you, que asiste a muchas mujeres en esta situación, advierte que muchas clínicas no toman medidas para asegurarse de que la persona no esté siendo presionada o forzada a abortar.

El trauma que experimentan en esos casos donde no se decide voluntariamente puede dejar secuelas de por vida.

Pesadillas, insomnio, emociones de rabia o culpa, minusvalía y vergüenza, así como conductas autodestructivas son algunas de las reacciones negativas reportadas por algunas personas que interrumpen el embarazo -según un libro de texto de la Federación Nacional del Aborto-.

Raquenel reconoce que “al regreso de ese viaje relámpago a Houston algo murió dentro de mí”, lo que explica parte de sus acciones posteriores.

“Esa profunda herida en mis entrañas fue el golpe de gracia. Ahora sí, ya me había convertido en un cascarón completamente vacío, en una autómata sin muchos sentimientos, ni pensamientos”, cuenta.

Tras el aborto forzado que ocultó durante décadas, los golpes “ya no me dolieron tanto (…) ya no me resistía. Me rendí (…) y me entregué (…) y decidí simplemente obedecer”, agrega.

Eso permite entender cómo ese viaje a Houston fue el “primero de varios” que en el futuro Raquenel repetiría con otras de las chicas y el que se haya convertido en cuidadora de muchos de los hijos de él que llegaron a nacer.

En el podcast todavía se pregunta si en “aquel edificio que todavía se me aparece en mis pesadillas, me hicieron algo más” que le impidió volver a convertirse en madre, o “si fueron la infinidad de golpes que Sergio me daba constantemente en el abdomen, lo que me causó una cierte esterilidad”.

Porque, según dice, ella más nunca volvió a quedar embarazada de él, “a pesar de que el único anticonceptivo que me impuso fue lavados vaginales con una Coca Cola, inmediatamente después de que teníamos relaciones”.

Tras el aborto forzado, Raquenel siguió albergando el sueño de algún día convertirse en madre, pero nunca lo alcanzó. En los años posteriores a su paso por prisión, sufrió dos pérdidas gestacionales. Con el tiempo se resignó a no ser madre y ha dedicado su instinto maternal a cuidar de sus sobrinos y seguidores, con la misma devoción que hubiera querido recibir de niña.

“En cada niño yo veo a Machi y a Machi nadie la cuidó (…) nadie la ayudó). Yo quisiera ser la mamá de Machi en cada una de las personitas que a mí se me acercan”, le confiesa a la periodista María García en el nuevo episodio del podcast ‘En Boca Cerrada: Lo que nunca se dijo sobre el caso Trevi-Andrade’ .

Con el tiempo, ha aprendido a darse ella misma el amor que siempre buscó. “Hoy entiendo eso, que la única persona a la que cuido es a mí (…) Por eso, ahora que ya me sé cuidar y aprendí, entonces quiero a través de estas palabras y de esta oportunidad (…) poder decir cuídense, escuchen. No soy ejemplo de nada. Solo escuchen y cuídense para que no les pueda pasar algo como a mí”.

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