Luego de pasar más de una década en Estados Unidos indocumentado, Alejandro Navarro decidió firmar su salida voluntaria del país. Tras fracasar en varios intentos para volver a cruzar la frontera decidió probar suerte en la ciudad fronteriza de Mexicali, donde montó un pequeño negocio de comida. “Pensé que ya no podía perder más y que solo me quedaba echarle ganas”, cuenta.