"Un ser maligno": la acusaron de asesinar a su primer marido y ahora fue condenada por matar al tercero tras robarle el dinero
Una mujer de Pensilvania fue sentenciada a cadena perpetua de su vida por matar a su tercer marido después de robarle sistemáticamente todos los ahorros de toda su vida, a lo largo de varios años.
Myrle Evelyn Miller, de 78 años, se casó con John W. Nichols en diciembre de 2012 y poco tiempo después inició un proceso meticuloso para vaciar sus cuentas bancarias, contó The Daily Item.
Robó más de 250,000 dólares
Sin embargo, con el correr de los años, la familia de Nichols comenzó a sospechar de la mujer, por lo que el matrimonio recibió en 2018 una visita de un agente de la Union-Snyder Agency on Aging, una organización de servicios sociales en el estado para verificar si la mujer estaba robándole a su marido.
A pesar de que renegó en un principio porque decía confiar en su esposa, Nichols terminó accediendo a la investigación, aunque después quiso ponerle fin una semana después por la insistencia de Miller, al asegurar que les estaba costando mucho dinero.
La investigación determinó que, aunque Nichols creía tener unos 257,000 dólares en tres cuentas distintas de inversión, Miller ya las había vaciado e incluso pidió un préstamo de 19,000 contra su seguro de vida.
Nichols murió el pasado 14 de abril de 2018 a los 77 años dentro de la casa que compartía con Miller, a causa de problemas cardíacos; al poco tiempo, la mujer se casó con su cuarto marido, contó North Central PA.
No obstante, la autopsia del cadáver demostró que había varias drogas en su organismo al momento de su fallecimiento, entre ellas una cantidad mortal de verapamilo, un medicamento para la tensión arterial que no le habían recetado a él, pero sí a Miller.
Debido a estas pruebas, Miller fue acusada en mayo de 2021.
Una sociópata movida por la codicia
Durante el juicio en contra de la mujer, su defensa intentó hacer ver que Nichols sabía de los gastos que su esposa hacía y recalcó que ninguno de ellos había sido en artículos de lujo, viajes caros u otras excentricidades.
Por su parte, la fiscal general de Pensilvania, Michelle Henry, aseguró que Miller “vaciaba sistemáticamente las cuentas bancarias de su marido y, al ser descubierta, tomó la decisión deliberada e intencionada de matarlo”.
La funcionaria aseguró que, al analizar lo que había hecho Miller, era difícil “concebir actos más fríos, calculados e interesados” y la calificó como "un ser maligno".
El juicio, en el que Miller no quiso testificar, duró tan solo una semana, tiempo en el que se supo que la mujer había sido acusada de intentar matar a su primer esposo en 1986 al poner veneno en los cócteles que consumía, aunque fue absuelta dos años después.
Miller fue declarada culpable de numerosos delitos, entre ellos asesinato en primer grado, falsificación, fraude, perjurio, robo con engaño y tráfico de ganancias procedentes de actividades ilícitas.
El fiscal de distrito del condado de Union, Pete Johnson, criticó a Miller tras la condena por no querer testificar y por haber calificado los cargos en su contra como “ridículos”.
Johnson fue tajante al decir que Miller era una “sociópata” y que sus motivos se habían basado en la “codicia, mentiras y frialdad de corazón”.
La hija de Nichols, Lori Hedding, le dijo a Miller en el tribunal que su alma “está demasiado oscura para sentir algo” y aseguró que Miller era “la verdadera definición del mal”.
El obituario de Nichols señala que era un carpintero y que el amor de su vida había sido su primera esposa, Edith Nichols, con la que estuvo casado 41 años, hasta que falleció en el 2000.