Mientras pierde seguidores, la Iglesia Católica dispara su producción de santos

El Papa Francisco tiene un récord del que casi no se habla: su fábrica de santos, excluyendo mártires, es la más eficiente desde el año 1590.
En los últimos 420 años ningún pontífice en el poder ha canonizado a tantas almas por año como el argentino: una tasa anual de 8.64, según estimó Univision Data.
Tan solo el 16 de octubre pasado, el Papa santificó a siete personas de una sola vez. Antes, en setiembre, esa designación recayó en la Madre Teresa de Calcuta. Desde que asumió el liderazgo de la Iglesia Católica en marzo de 2013, ahora el pontífice argentino lleva 31 personas canonizadas.
Su tasa anual es la máxima, pero la cifra acumulada de Francisco es baja comparada con la del mayor santificador de la historia: Juan Pablo II (quien, por cierto, ya fue santificado por el actual Papa).
El fallecido Karol Józef Wojtyła dio tales honores a 80 personas en 26 años como sumo pontífice, pero su tasa anual es más baja: 3.02 santos.
Su sucesor, Benedicto XVI, acumuló 42 santos en casi ocho años encabezando la Iglesia Católica y su eficiencia es la segunda más alta de los pontífices en nuestra base de datos.
Los últimos tres papas tienen un comportamiento atípico en cantidad de santificaciones. Son números muy altos si se comparan con sus predecesores.
Solamente Alexander VIII, Sumo Pontífice de 1689 a 1691, supera a Juan Pablo II en tasa anual de beatificaciones, con un comportamiento inesperado en los papas de su tiempo, pues en solo 1.3 años santificó a 5 personas.
Estas cifras despiertan una pregunta intuitiva: ¿qué provoca que la Iglesia Católica acelere la fabricación de santos?
La respuesta puede no sonar muy espiritual, pero tiene sentido: la competencia por el mercado de creyentes es muy fuerte.
“Nosotros argumentamos que las beatificaciones y santificaciones suceden en respuesta directa al aumento de evangélicos a finales de los años mil ochocientos en América Latina”, explica en un correo electrónico Rachel M. McCleary, investigadora de la escuela de gobernanza de la Universidad de Harvard.
McCleary y Robert J. Barro publicaron este año en el prestigioso journal científico, Economica, un peculiar estudio que utiliza métodos econométricos para explicar la variación en la cantidad de santos y beatos.
Sus datos comprenden el número y las características de los santos (excluyendo mártires, cuyo proceso de santificación es diferente) seleccionados por 38 papas, desde 1590, excluyendo a Francisco.
Luego de su análisis, los investigadores encuentran evidencia de que históricamente se refleja una competencia estratégica detrás de las santificaciones y beatificaciones.
Según ellos, desde inicios del Siglo XX este ritual responde a una competencia entre católicos y protestantes por obtener más poder. Luego, también encuentran evidencia de que la Iglesia Católica utiliza la selección de santos y beatos para competir contra la ideas seculares, como el ateísmo y el agnosticismo.
“Los papas no son ingenuos. Ellos comprenden por completo la competencia. Sin embargo, las razones públicas que ofrecen tienen que ver con una creciente devoción entre los creyentes. Han tendido a alejarse de hablar en público sobre competir con diversas formas de protestantismo.”, explicó McCleary.
“Aunque Juan Pablo II sí se refirió a los evangélicos como ‘lobos voraces’ ”, agregó la investigadora.
Esto podría explicar el hecho de que en décadas recientes se haya disparado la producción de santos, pues el catolicismo pierde seguidores en América Latina y los protestantes y de ideas seculares ganan terreno.
A su vez, puede explicar que desde el 2000 surjan más santos nacidos en la región latinoamericana y que, por primera vez, se haya nombrado al primer Sumo Pontífice latinoamericano.
Univision intentó hablar con varios representantes de la Iglesia Católica sobre este tema, pero no respondieron a nuestros mensajes.
El contraste de la visión católica
La versión de las santificaciones por competencia entre grupos religiosos contrasta dramáticamente con la explicación oficial que ronda entre católicos.
Para Austen Ivereigh, exdirector de relaciones públicas del Arzobispo de Westminster, Londres, periodista experto en asuntos católicos y biógrafo del Papa Francisco, la razón por la que la iglesia ha enfatizado en la canonizaciones en años recientes es “sencilla”.
Se trata de la “irrupción de la idea del Pueblo de Dios”, explicó Ivereigh en un correo electrónico a Univision Noticias.
“Antes se suponía que la santidad era cosa sólo de sacerdotes y religiosos; hoy en día se entiende que la santidad es posible para cualquier persona, no importa su estado de religioso o laico, ordenado o no, etc. Juan Pablo II más que nadie buscó enviar ese mensaje con sus canonizaciones”, sostiene el escritor.
Para la Iglesia Católica, una canonización reconoce la santidad de alguien e implica el reconocimiento público de que esa persona es digna de ser emulada.
Según Ivereigh, los papas son quienes deciden a quien santificar y esa decisión lleva un mensaje. Así, Francisco procuró que la Madre Teresa de Calcuta fuera canonizada dentro del Jubileo de la Misericordia, ya que ella es considerada un ícono de la misericordia de Dios para los católicos, no sin detractores de tal idea. Un jubileo conmemora un año sabático con significados o motivos específicos.
“Se nota la predilección de Francisco por los santos misioneros, porque está buscando que la Iglesia sea más misionera y más cercana a los pobres.”, sostiene Ivereigh.
Competir por almas en América Latina
Pese a esa visión espiritual, la tesis de la santificación para competir por creyentes, sustentada en la investigación de McCleary y Barro, explicaría que en tiempos de una pérdida de poder del catolicismo en América Latina, los santos nacidos esa región tomen más relevancia en la primera década del año 2000.
Incluso, esa tesis, si bien no derivada de las conclusiones de tal estudio, podría también explicar que en ese mal momento para el catolicismo en la región se nombre al primer Papa latinoamericano, Francisco, en el 2013.
Desde 1960 hasta 2014 los seguidores del catolicismo en América Latina cayeron 25 puntos porcentuales. Los no afiliados a religiones crecieron un 700% (de 1% en los setentas, a 8%), según estimaciones del Pew Research Center.
¿Qué tan importante es América Latina para la Iglesia Católica? Mucho. Se trata de la región con mayor proporción de católicos en el mundo: 40%. Y como tal, es el terreno de batalla por almas entre las religiones.
“Latinoamérica era vista como una zona segura de los Católico-romanos, fuera del alcance de los protestantes hasta la segunda mitad del Siglo XIX. Con el surgimiento del evangelicalismo en los EEUU, y posteriormente el pentecostalismo, los católicos ya no eran vistos como compañeros cristianos, sino como paganos”, sostiene la investigadora McCleary para explicar cómo América Latina es zona de competencia fiera entre iglesias.
“Entonces, los misiones protestantes de EEUU empezaron a ingresar a América Latina y construyeron iglesias, escuelas, clínicas. Debido a la reformas liberales del siglo XIX, que implicó la falta de sacerdotes católicos y órdenes religiosas, los protestantes y su marca religiosa de bajo costo eventualmente fue exitosa”, concluye la investigadora.
La idea de que los líderes católicos están en campaña por recuperar América Latina del secularismo y otras iglesias coincide con un hecho muy sugerente.
Mientras que en 410 años –entre 1590 y el 2000– solamente se seleccionaron 5 santos nacidos en América Latina, del 2000 al 2010, la región ha contribuido con 7 almas dignas de ser emuladas bajo los valores católicos.
Todo sugiere que, como ocurre entre los gerentes de la grandes corporaciones comerciales, la competencia por recuperar y conquistar mercados también mueve a los líderes de la Iglesia Católica, y que los santos son parte de la estrategia para ganar y recuperar poder.