De Buffalo a Uvalde: el “efecto contagio” de los tiroteos masivos
La tragedia en Uvalde, Texas, que resultó en las muertes de al menos 19 niños y dos maestras, se produjo diez días después de otro incidente en un supermercado de Buffalo, Nueva York, que costó la vida a diez personas.
¿Es una coincidencia? Los protagonistas tenían la misma edad, el atacante de Buffalo retransmitió en vivo a través de Twitch, una popular red de streaming, mientras que el de Texas se refirió a sus planes en Facebook, donde también colgó fotos de armas).
Y estos no son los únicos incidentes recientes, aunque sí los más mortíferos. En lo que va de año, se han producido 213 tiroteos, de acuerdo con la información de Gun Violence Archive, un grupo que monitoriza estos eventos en el país. En solo diez días, el país ha sufrido 16 tiroteos.
Los tiroteos se producen en oleadas
No podemos saber por qué estos atacantes cometen sus crímenes, pero hay investigaciones que indican que los tiroteos masivos —y su aparición en los medios— pueden tener un efecto contagioso, muy parecido al de un virus que propaga una enfermedad. La teoría denominada “efecto contagio” sugiere que estos eventos suelen producirse en oleadas, y que la intensa cobertura mediática desempeña un papel importante en los ataques posteriores.
En un artículo titulado Contagios en tiroteos masivos y tiroteos en escuelas, los investigadores de la Arizona State University analizaron la cobertura en medios de incidentes desde 1997 hasta 2013. Su hipótesis es que no ocurren de forma casual, sino que responden a un patrón. Cada vez que se produce un tiroteo, se inicia un “periodo de contagio” que dura como media 13 días.
Otros estudios anteriores ya mostraron que el suicidio puede ser igualmente contagioso. Se sabe, por ejemplo, que cuando el actor Robin Williams se suicidó en su casa del norte de California, se desató una ola de pensamientos suicidas en un grupo online de personas que padecían depresión.
Los suicidios son un imán que atraen a otros (y, por cierto, también comportamientos saludables, como la compasión o el altruismo, se imitan).
Las enfermedades se contagian entre individuos. Pero el contagio de los tiroteos masivos parece producirse a través de los medios. Podría ser que salir en televisión y convertirse en un personaje público inspire a algunos asesinos.
"Desafortunadamente, encontramos que un rasgo común entre los perpetradores es su deseo de fama", escribe Jennifer Johnston, de la Western News Mexico University. "Este ansia de notoriedad se ha multiplicado en correspondencia con la cobertura 24 horas en programas de cable y el auge de internet".
¿Podrían las coberturas instigar los tiroteos?
Johnston, coautora de un ensayo titulado Tiroteos masivos y el efecto contagioso de los medios, sostiene que la cobertura excesivamente centrada en los perpetradores inspira a otras personas que creen que serán recompensadas con fama si hacen algo parecido. "Los tiroteos masivos están creciendo y también la cobertura mediática que hacemos de ellos", señala. "Llegado este punto, ¿podemos determinar qué es lo que llega primero? ¿Más tiroteos masivos producen más cobertura, o es posible que la cobertura produzca los tiroteos?".
Una cosa es cierta: en los últimos años, los tiroteos masivos se han vuelto sustancialmente más mortíferos, según un estudio de 2020 que sostiene que los tiradores suelen inspirarse en atentados anteriores y aplicar las lecciones aprendidas a los suyos. De hecho, el número de tiroteos masivos en los que murieron ocho o más personas se ha duplicado desde 2010, en comparación con las cuatro décadas anteriores .
El profesor de la Ball State University Jagdish Khubchandani, experto en epidemiología social, señalaba a Univision Noticias que " estamos siendo expuestos a nuevas y terroríficas maneras de ser violentos".
Este experto cree que los comentarios en redes sociales, las notas póstumas, los detalles de la vida de los atacantes no deberían compartirse, ya que pueden incitar a otros.
"Los medios tienen una gran responsabilidad en esto. Si miramos el ejemplo de lo que ocurre con la exposición a los vídeo-juegos violentos en los niños, y cómo incitan a la violencia, no me sorprende que los tiroteos masivos se conviertan en contagiosos".
Evitar la notoriedad: centrarse en las víctimas y no en el atacante
La revista Mother Jones mantiene una base de datos de tiroteos masivos que costaron la vida a tres o más víctimas desde 1982. El número solía ser cuatro pero la Ley de Asistencia en la Investigación de Crímenes Violentos de 2012 lo redujo a tres para ser considerado un asesinato masivo, aunque no tiene definición para tiroteos masivos)
La publicación tiene recomendaciones como minimizar el uso del nombre del perpetrador, limitar su imagen, no difundir fotografías que lo glorifiquen o hablar del atacante con lenguaje lo más desapasionado posible. Por ejemplo, hablar de "lobo solitario" podría tener algún interés entre hombres jóvenes.
De la misma manera, los CDC listan una serie de recomendaciones para evitar el contagio, como incluir frases que implican que el perpetrador “tuvo éxito” o marcó un récord, como en “19 personas murieron en los minutos que duraron los disparos”.
También la campaña " No a la notoriedad" insta a los medios de comunicación a limitar la frecuencia con la que publican el nombre y la fotografía de un sospechoso de haber disparado.
En su sitio web, la campaña, organizada por familiares de víctimas del tiroteo en un teatro de Aurora, Colorado, en 2012, presenta un listado de cómo algunos atacantes reconocieron haberse inspirados en las acciones de otros, como el que mató a 32 personas en el Tecnológico de Virgina en abril de 2007, que mandó un "manifiesto" a una televisora local explicando que seguía el ejemplo de Columbine.
De acuerdo con "No a la notoriedad" y algunos expertos, este tipo de cobertura transforma temporalmente al pistolero en una especie de celebridad, que bien puede ser su cometido: la búsqueda de la fama. Pero aseguran que, mientras no aporta mucho para informar a los espectadores, quizá esté dando pistas al próximo aspirante a protagonizar un tiroteo masivo.