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Coronavirus

Una vacuna creada hace un siglo podría convertirse en una nueva arma contra el covid-19

Científicos en cinco países han empezado ensayos clínicos para probar que la BCG, diseñada para proteger al organismo de la tuberculosis, puede actuar frente a otras infecciones respiratorias como la que causa el nuevo coronavirus.
11 Abr 2020 – 11:05 AM EDT
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Hay que esperar, cuando menos, 18 meses para que una covid-19 esté disponible, pero en el interín una muy antigua y económica podría ser clave para ayudar a mitigar o quizá hasta prevenir la infección: la BCG.

Científicos creen que la vacuna llamada Bacille Calmette-Guerin (BCG), en honor a sus creadores, no sólo protege contra la tuberculosis, para la cual fue desarrollada hace un siglo entre 1908 y 1921. Hay evidencia de que esta vacuna entrena al sistema inmune a reconocer y responder a una variedad de infecciones, virus, bacterias y parásitos.

¿Aplicará esto para el nuevo coronavirus? No se sabe, pero una serie de ensayos clínicos están en marcha en cinco países para averiguarlo. Los resultados podrían estar disponibles en pocos meses.

En Holanda y Australia ya empezaron y la están probando en trabajadores de la salud que están en alto riesgo de infectarse. La idea es saber si la vacuna podría ayudar al organismo a combatir el virus o a prevenir del todo la infección.

Un equipo en Boston busca probarla en EEUU, también en empleados del sector médico. “Tenemos buena data de ensayos clínicos en humanos de que esta vacuna te protege contra infecciones virales y parasíticas”, dijo al New York Times, Denise Faustman, director de Inmunobiologia del Massachusetts General Hospital, quien estaría a cargo del estudio en Boston.

La evidencia a la que se refiere abarca, entre otras investigaciones, un estudio epidemiológico que siguió a 150,000 niños en 33 países y encontró que los vacunados tenían 40% menor riesgo de tener infecciones agudas del tracto respiratorio inferior.

También otro realizado en personas mayores donde se encontró una menor incidencia de infecciones del tracto respiratorio superior en aquellos que habían sido vacunados.

¿Por qué hay este beneficio inesperado de la vacuna BCG? Es otra pregunta por responder, pero científicos como Mihai Netea, del Radboud Universty Medical Center en Holanda, consideran que ésta sensibiliza al sistema inmune de una manera en que ayuda al cuerpo a defenderse de cualquier patógeno que use la misma estrategia que la tuberculosis para atacar.

“Es como si creara etiquetas que el sistema inmune puede usar más adelante en la vida”, explica a Bloomberg.

Los hallazgos fueron analizados por la Organización Mundial de la Salud que, tras revisar toda la data disponible, concluyó en 2016 que la vacuna tenía “efectos no focalizados” e instó a que se hicieran más ensayos clínicos.

A la luz de esta posibilidad, que sin duda podría ofrecer otro frente de batalla contra la pandemia, Gonzalo Otazu, profesor asistente del Instituto de Tecnología de Nueva York y otros investigadores de la Universidad de Johns Hopkins, realizaron un estudio para determinar si los países que incluyen esta vacuna dentro de sus programas nacionales de vacunación han registrado una menor tasa de mortalidad por covid-19 que aquellos que no lo hacen.

Los resultados parecen corresponderse con la evidencia, pero hay que subrayar que se trata de un estudio preliminar, no sujeto a rigurosos estándares científicos todavía.

Al analizar la data (donde excluyeron países en vías de desarrollo por no considerar que el reporte de casos de covid-19 era confiable), Otazu y su equipo encontraron que Japón y Corea del Sur, que han logrado controlar la epidemia, tienen políticas universales de vacunación de BCG; mientras que otros como EEUU e Italia sólo la recomiendan a personas en alto riesgo, y Alemania, España, Francia y el Reino Unido la eliminaron completamente hace décadas.

“No es la panacea”

La BCG no es perfecta: previene la tuberculosis en aproximadamente 60% de los niños en los que sigue siendo aplicada durante el primer año de vida en muchos países en vías de desarrollo.

Tampoco puede ser istrada a personas con el sistema inmune comprometido ya que se trata de una vacuna “viva”, fabricada con una versión debilitada del organismo que causa la tuberculosis. Y según explica Faustman a The New York Times, no podría ser usada en pacientes hospitalizados con covid-19 ya que su efecto no sería lo suficientemente rápido y podría afectar otros tratamientos.

Hay expertos como Domenico Accili, endocrinólogo de la Universidad de Columbia, que consideran que creer que servirá contra el nuevo coronavirus “es un poco como pensamiento mágico”, dijo al New York Times.

“Nadie dice que sea la panacea. Lo que queremos es reducir el tiempo en que un trabajador de la salud esté enfermo para que pueda recuperarse y volver al trabajo”, aclara a The New York Times, Nigel Curtis, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Melbourne y autor del ensayo clínico en Australia.

Hasta quienes defienden esta alternatina defensores subrayan que la gente no debe precipitarse a ponerse la BCG ya que no hay pruebas por ahora sobre su efectividad contra el coronavirus e incluso, según Otazu, podría haber una pequeña posibilidad de que aumente el riesgo. La compra indiscriminada, además, generaría escasez e impediría que sea aplicada a millones de niños cada año para prevenir la tuberculosis.

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