“Una tormenta perfecta”: a la sombra del coronavirus, las muertes por sobredosis se disparan durante la pandemia
A la sombra del la de los opioides. Las muertes por sobredosis alcanzaron cifras no vistas en cincuenta años, revela data preliminar de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) que comprueba el daño colateral que dejaron meses de aislamiento, restricciones y pérdidas laborales por la pandemia.
Más de 93,000 estadounidenses perdieron la vida por una sobredosis en 2020, lo que representa un aumento de casi un 30% con respecto al año anterior en el que se registraron 70,980.
"Esta es la mayor cantidad de muertes por sobredosis jamás registradas en un período de 12 meses y el mayor incremento desde al menos 1999", dijo en un comunicado la directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIDA por sus siglas en inglés) Nora Volkow.
También se ha detectado un cambio en el patrón las muertes por sobredosis: en vez de ser más frecuentes en personas blancas en áreas rurales, como ocurría en el pasado, están afectando desproporcionadamente a los afroestadounidenses (uno de los grupos demográficos más golpeados por el coronavirus).
Si bien la data oficial no se conocerá sino a finales del 2021, ya estos números asoman lo que ya se temía: el retroceso de una crisis que dio señales de mejorar en 2018 cuando por primera vez en décadas las muertes por sobredosis habían bajado ligeramente. Aunque estas ya habían comenzado a subir nuevamente, se dispararon particularmente entre abril y mayo de 2020 cuando el miedo y estragos de la pandemia estaban en su punto más álgido.
La fórmula para controlar la propagación del covid-19 -el distanciamiento social-, es diametralmente opuesta a la necesaria para evitar estas muertes: en aislamiento y estrés las personas usan más drogas y dejan de buscar el apoyo que necesitan para combatir su adicción, explican los expertos en la materia.
“ La pandemia en muchos sentidos es la tormenta perfecta para cualquiera que sufre de abuso de sustancias. La gente ha perdido sus trabajos, las interacciones sociales y familiares se han limitado y la pandemia en sí misma dispara la ansiedad y depresión. Todos estos son estímulos que pueden estresar a la psique y las finanzas de alguien que padece una adicción”, explica Michael Barnett, asistente de profesor de políticas de salud de la Escuela T.H Chan de Harvard.
En una encuesta realizada por investigadores de la Universidad de Salud Pública de Johns Hopkins, gran parte de las personas que consumieron drogas itieron que lo hicieron por su cuenta en mayor frecuencia debido a las cuarentenas.
Al estar solas, si sufren de una sobredosis, no hay nadie cerca para ayudarlos o istrarles los medicamentos como la naloxona que pueden evitar su muerte.
Al igual que el resto de la sociedad, centros que ofrecen ayuda y tratamiento a personas que sufren de abuso de sustancias también tuvieron que limitar sus servicios, lo que dejó a muchos de estos pacientes sin el apoyo justo cuando más lo necesitaban.
Fentanilo: un asesino encubierto
Pero otros factores, acaso menos evidentes, han podido contribuir al incremento de las muertes por sobredosis.
Tres cuartas partes de las fatalidades por sobredosis se atribuyen a los opioides, impulsadas sobre todo por el fentanilo, un opioide sintético que es hasta 100 veces más potente que la morfina. Muchas personas que murieron por sobredosis y tenían múltiples drogas en su organismo ni si quieran sabían que las estaban consumiendo, advierte un reportaje de Associated Press.
Alteraciones en la cadena de suministro de drogas por la pandemia hicieron que los traficantes terminaran vendiendo sustancias falsificadas que, aunque aparentan ser pastillas por prescripción, contienen fentanilo o mezclas de él con estimulantes.
“El covid-19 impactó la cadena de suministro cuando se cerraron las fronteras y eso desencadenó una mayor mortalidad”, explica Paul Christo, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
En una entrevista del Commonwealth Fund, Brendan Saloner, profesor de Políticas de Salud de la Universidad de Johns Hopkins, cita como ejemplo el de la cocaína: “Si salías a las calles hace unos años a comprar cocaína, podías estar bastante seguro de que era lo que te vendían. Ahora es un juego mucho más impredecible (…) No importa lo que creas que estás consumiendo, puede contener fentanilo”.
“Hemos tenido a varias personas sufrir de sobredosis en fiestas universitarias que creían que estaban consumiendo cocaína. Tenemos a personas que pensaban que estaban consumiendo Xanax y resulta que era fentanilo”, cuenta a Bloomberg, Jack Weiss, jefe del departamento de la policía de Charleston en Carolina del Sur.
Además, quienes temporalmente perdieron el suministro de la droga que consumían, o recayeron, son más susceptibles a las sobredosis porque su tolerancia decae rápidamente, explica un reportaje de StatNews.
Recursos desviados
La epidemia del coronavirus también ha arrebatado recursos y necesaria atención a la crisis de los opioides, lo que naturalmente ha empeorado las cosas.
“Con los departamentos de salud gastando tanto en covid-19 algunos programas han tenido que recortar sus presupuestos”, explica al New York Times Sara Glick, profesor asistente de medicina de la Universidad de Washington.
Según el New York Times, en su presupuesto para 2022, Biden propone 10 mil millones de dólares para combatir la epidemia de los opioides, lo que incluye fondos para el tratamiento médico y programas de recuperación, incluyendo programas de intercambio de jeringas.
En abril organizaciones de abogacía solicitaron al gobierno que elimine definitivamente algunas reglas que fueron temporalmente suspendidas durante la pandemia para que por ejemplo, las personas no tengan que ir personalmente a los centros para recoger su medicamento contra la adicción, y que los médicos no tengan que hacer un curso de un día para poder recetar buprenorfina.
Esta semana el presidente nominó al comisionado de West Virginia, Rahul Gupta para liderar la respuesta federal ante la crisis de los opioides.