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Químicos dañinos

La exposición durante el embarazo a los químicos 'para siempre' altera las hormonas del feto

Los niños cuyas madres sufrieron la exposición a los tóxicos PFAS o "químicos para siempre" durante los primeros meses del embarazo podrían tener menor recuento y calidad de espermatozoides de adultos. Es la tesis de un nuevo estudio que arroja más pruebas sobre la nocividad de estos compuestos omnipresentes y su vínculo con las tasas de infertilidad que aumentan en todo el mundo.
Publicado 9 Oct 2022 – 10:15 AM EDT | Actualizado 9 Oct 2022 – 10:15 AM EDT
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El estudio confirma que los PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, por sus siglas en inglés) alteran las hormonas y el desarrollo del feto, y que la capacidad reproductiva futura se define en gran medida por el desarrollo de los testículos en el útero durante el primer trimestre del embarazo.

"Tiene sentido que la exposición a sustancias que imitan e interfieren con las hormonas que intervienen en este delicado proceso pueda tener consecuencias para la calidad del semen más adelante en la vida", dijo en declaraciones a The Guardian Sandra Søgaard Tøttenborg, científica del Hospital Universitario de Copenhague y coautora del estudio.

El estudio, publicado el miércoles en el diario médico Environmental Health Perspectives, examinó las características del semen y las hormonas reproductivas de 864 jóvenes daneses nacidos de mujeres que proporcionaron muestras de sangre durante los primeros trimestres de sus embarazos entre 1996 y 2002.

El estudio se basa en otros en los que se detectaron problemas similares, pero es el primero en buscar la exposición a más de dos compuestos de PFAS y en evaluar la exposición durante las primeras etapas del embarazo, que es el "principal periodo de desarrollo" del órgano reproductor masculino.

Los investigadores analizaron la sangre de las madres en busca de 15 compuestos PFAS, y encontraron siete en concentraciones lo suficientemente grandes como para incluirlos en el estudio.

Las madres con mayores niveles de exposición criaron con más frecuencia a hombres adultos con un menor recuento de esperma, así como con elevados niveles de esperma inmóvil, lo que significa que sus espermatozoides no nadaban. La exposición a los químicos también aumentó la cantidad de espermatozoides que no nadan en línea recta o lo hacen en círculos, lo que puede conducir a la infertilidad.

Las tasas de infertilidad están aumentando en todo el mundo, a menudo por razones poco claras, y los resultados de estos estudios podrían ser “una pieza importante en ese rompecabezas” dijo Søgaard Tøttenborg.

Químicos presentes en el 98% de los estadounidenses

Se calcula que estas sustancias químicas se encuentran en el 98% de la sangre de los estadounidenses y pueden atravesar la barrera placentaria y acumularse en el feto en crecimiento. Un análisis reciente de 40 estudios sobre la sangre del cordón umbilical de niños de todo el mundo reveló que se detectaron PFAS en las 30,000 muestras examinadas colectivamente.


Cada vez hay más pruebas que los relacionan con graves problemas de salud, como el cáncer, los defectos de nacimiento, las enfermedades hepáticas y renales y la disminución de la inmunidad.

Los químicos PFAS se fabrican y usan en Estados Unidos y en el resto del mundo desde la década de 1940 y tienen como característica ser muy persistentes en el medio ambiente y el cuerpo humano. De hecho, se usan con frecuencia para fabricar textiles para niños porque aportan resistencia al agua y a las manchas. Sin embargo, los científicos alertan de que esa practicidad esconde un serio riesgo para la salud de los menores.

Pueden encontrarse también en alimentos que han sido guardados en envases que contienen estos químicos o cultivados en tierra contaminada con estas sustancias así como en productos habituales como telas repelentes de manchas y agua, productos antiadherentes (como Teflon), compuestos para pulir, ceras, pinturas y productos de limpieza.

El agua potable también puede ser una fuente de exposición en comunidades donde estos agentes químicos han contaminado los suministros de agua, por ejemplo a partir de una planta industrial donde se elaboraban PFAS.

PFAs nos hacen engordar

Una revisión reciente también vincula a los compuestos PFAS con la epidemia de obesidad. Esta investigación señala que las toxinas en el ambiente —en el agua, aire, envases de alimentos, productos de higiene personal y de limpieza del hogar, muebles o aparatos electrónicos— tienen un impacto en la epidemia mundial de obesidad, y pone el foco en los llamados “obesógenos” y cómo afectan a la forma en que el cuerpo controla el peso.

Los primeros años del desarrollo infantil son los más vulnerables a los obesógenos, de acuerdo con esta línea de investigación.

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