NASA o SpaceX: ¿quién pierde más con la pelea entre Musk y Trump?
En medio de la notoria pelea pública entre Donald Trump y su exconsejero Elon Musk en las redes sociales, el hombre más rico del mundo amenazó con desmantelar la cápsula espacial utilizada para transportar astronautas y suministros a la Estación Espacial Internacional (ISS).
“@Space comenzará a desmantelar su nave espacial Dragon de inmediato", escribió Musk X después de que Trump amenazó con terminar los contratos gubernamentales otorgados a SpaceX, la compañía aeroespacial de Musk, y a su subsidiaria, la empresa de servicios de internet por satélite Starlink.
La cápsula Dragon de SpaceX es una nave espacial reusable con capacidad para hasta siete pasajeros y carga, la única en Estados Unidos que hasta el momento funciona como lo promete su fabricante.
Si Trump y Musk cumplen con sus amenazas recíprocas, la NASA se quedaría sin un medio confiable estadounidense de acceder a la ISS, una situación embarazosa para el único país que hasta el momento ha logrado poner seres humanos en la Luna.
Aunque unas horas más tarde Musk afirmó que no cumpliría su amenaza, el episodio puso de manifiesto una volatilidad que causó incertidumbre en los mercados. El nerviosismo golpeó las acciones de Tesla en la bolsa de valores. Ni las acciones de SpaceX, ni las de su filial Starlink, cotizan en la bolsa.
El motivo por el que la NASA se hizo tan dependiente de SpaceX es que, si bien ha contratado a otras empresas para obtener servicios similares a los que presta la compañía de Musk, ninguna de ellas cuenta actualmente con la capacidad para hacerlo. Entre ellas se encuentra Boeing, que aún enfrenta los mismos problemas en su cápsula Starliner que dejó por más tiempo del previsto a los astronautas Suni Williams y Butch Wilmore en la ISS antes de regresar a la Tierra en la cápsula Dragon, la misma que Musk amenazó con desmantelar.
También está Northrop Grumman, cuya cápsula Cygnus sufrió daños irreparables al ser transportada al Centro Espacial Kennedy en Florida.
NASA tendría pocas alternativas, ninguna de ellas local. Una podría ser, según un reporte del The New York Times, la compra a Rusia de asientos en la cápsula Soyuz como lo hizo en el periodo de tiempo transcurrido desde el retiro de los transbordadores espaciales y la puesta en servicio de la cápsula Dragon.
La NASA depende de SpaceX en más cosas
El módulo de aterrizaje lunar, conocido como Sistema de Aterrizaje Humano Starship (HLS), será donde viaje una nueva tripulación de astronautas estadounidenses a la Luna por primera vez en más de 50 años como parte de la misión Artemisa 3 en 2027.
La cancelación de ese contrato podría retrasar e incluso perjudicar seriamente la misión ya que sus alternativas, Blue Origin de Jeff Bezos, y la nave Starliner de Boeing, se encuentran muy por detrás de la alternativa de SpaceX en su desarrollo.
Pero la NASA no es la única que perdería si las partes en disputa cumplen con sus amenazas.
El éxito de SpaceX se debe en gran parte a los multimillonarios contratos que ha obtenido del gobierno de Estados Unidos, el primero de ellos en 2006, para transportar carga y suministros a la ISS, antes de haber construido su primer cohete.
SpaceX desarrolló su exitoso cohete Falcon con dinero obtenido de sus contratos con la NASA y su cercana asociación con la agencia espacial estadounidense ayudó a conseguir otros clientes, principalmente para poner satélites en órbita.
Un rompimiento con la NASA no solo acabaría con una generosa fuente de fondos para la investigación y desarrollo de SpaceX, sino que también dañaría su reputación en un momento en que hay cada vez más aspirantes a competir en el mercado de la exploración espacial.
“Seguiremos trabajando con nuestros socios de la industria para garantizar que se cumplan los objetivos del presidente en el espacio”, dijo a Reuters la secretaria de prensa de la NASA, Bethany Stevens, declinando hacer comentarios sobre SpaceX.
Por su parte, la a adjunta de la NASA, Lori Garver, dijo al mismo medio que, además de ir en contra de los intereses nacionales, cancelar los contratos de SpaceX probablemente no sería legal.
El fin de una fructífera amistad
Hasta la pelea de los dos titanes mediáticos, la relación entre ellos no pudo haber sido mejor.
“Hoy, la innovadora alianza entre la NASA y SpaceX ha otorgado a nuestra nación un poder inigualable: una nave espacial de vanguardia para poner a nuestros astronautas en órbita a una fracción del costo del transbordador espacial”, dijo Trump en mayo de 2020 durante su primera presidencia, en un discurso lleno de loas para Musk.
Musk, quien en 2023 inicialmente había apoyado la precandidatura del gobernador de Florida, Ron DeSantis, en las primarias presidenciales republicanas, no tardó en pasar al campo de Trump una vez que la viabilidad de la candidatura de DeSantis dejó de ser posible, convirtiéndose en un entusiasta y generoso donante, y creando una alianza que parecía inquebrantable.
Después de la investidura de Trump, Musk pasó a ser lo que oficialmente se describió como un 'empleado especial del gobierno' y estuvo encargado de forma no oficial de los polémicos y criticados esfuerzos gubernamentales para reducir el tamaño de la istración a través del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) hasta su retiro de labores el 30 de mayo.
En su último día en funciones Trump despidió a Musk en una elogiosa conferencia en la que el multimillonario apareció con un ojo morado. Musk "no se va realmente", dijo Trump, agregando que seguiría “yendo y viniendo” a la Casa Blanca.
Con información de The Associated Press.
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