Las protestas mantienen viva la esperanza de libertad en Cuba

Un variado grupo de cubanos, de la plataforma opositora Archipiélago, convocó para este lunes una “marcha cívica por el cambio”. Y como suele ocurrir, el régimen matusalénico de la familia Castro la reprimió aun antes de que comenzara. Vigilancia policial. Actos de repudio a opositores, activistas, periodistas independientes. Detenciones domiciliarias y carcelarias. Amenazas lapidarias. Boicoteo estatal de la internet. Retirada de credenciales a periodistas extranjeros.
La amplia gama de recursos totalitarios de un régimen cuyos cabecillas no entienden que, ansiosos de vivir en libertad y probar la democracia, la mayoría de los cubanos les está ofreciendo, una vez más, la posibilidad de una salida pacífica y digna al criminal abuso de poder con que desgobiernan desde hace más de seis décadas.
Por mi condición de exiliado veterano, amigos y colegas me preguntan si la convocatoria de este 15 N surtirá algún efecto. En realidad, no lo sé. Nadie lo sabe a ciencia cierta. Porque es imposible predecir cuándo un pueblo maltratado y desmoralizado por una vieja tiranía va a decir basta, sacudirse las cadenas que lo oprimen y buscar un nuevo destino libertario. Pero de algo sí estoy seguro: la mera posibilidad de que eso ocurra hoy, mañana o en cualquier otro momento, aterra al régimen castrista y a sus secuaces.
Por eso reaccionan con tanta furia y brutalidad. Su reacción pone en evidencia que en Cuba el miedo está cambiando de bando, se está pasando de los oprimidos a los opresores y sus cómplices, como esos paramilitares que deambulan por las calles de la isla con palos, cadenas y piedras para golpear e intimidar a manifestantes pacíficos.
Protestas como la del 11 J antes y la del 15 N ahora mantienen viva la esperanza de cambios de los cubanos. Décadas de represión no han logrado extirparla. Y es que la esperanza es un rasgo de carácter en los individuos y en los pueblos, especialmente cuando a estos se les ha suprimido la posibilidad de aspirar a la prosperidad y de vivir en libertad. Sin la esperanza de que alguna vez se pueda ser libre, no es posible preservar la dignidad en una dictadura. Lo sabemos bien quienes las hemos padecido en carne propia.
Los exiliados cubanos y sus aliados democráticos han organizado manifestaciones de apoyo a sus compatriotas de la isla en 120 ciudades de decenas de países. Algunos gobiernos como los de España, Estados Unidos y otros han destacado el derecho de los cubanos a manifestarse de forma pacífica.
Esa solidaridad es fundamental. Ayuda a fijar la atención del mundo en los esfuerzos castristas para reprimir a los manifestantes. Un régimen policial invariablemente responde con violencia a los reclamos de libertad. Por eso, sus víctimas deben contar siempre con nuestro respaldo y aliento. La solidaridad suele moderar la mano represora, acortar condenas carcelarias, salvar vidas.
En los años 60, 70 y 80, cuando esa solidaridad no existía o era menor, la dictadura cubana llenó las cárceles de presos políticos, asesinó a un número indeterminado de cubanos, desterró a miles. Y todo eso lo hizo con absoluta impunidad.
La de Cuba es hoy una de las tiranías más antiguas del planeta. Para que desaparezca, será necesario presionarla desde adentro y desde afuera. Esto último implica su aislamiento político y diplomático del mundo democrático, algo que han estado renuentes a hacer las democracias europeas y latinoamericanas.
Los cubanos que en la isla protestan están haciendo su parte, presionando al régimen con enorme riesgo para su seguridad y sus vidas. En última instancia, los cambios dependerán principalmente de ellos, sin que pueda descartarse que más adelante en el camino hacia un futuro mejor decidan unírseles muchos de los hoy les reprimen. Si eso ocurre, como es deseable, se convertirían en héroes de la retirada como aquellos que, en un pasado todavía reciente, propiciaron transformaciones democráticas en Europa del Este y en España.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.