De la sierra al laboratorio: por qué las drogas sintéticas están desplazando a la cocaína, marihuana y heroína
Desde una visión empresarial, considerando los márgenes de ganancias y pérdidas, las drogas sintéticas resultan más rentables para los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), que llevan varios años fabricándolas a granel en cientos laboratorios clandestinos difíciles de detectar.
Para producir narcóticos de origen vegetal (marihuana, cocaína y heroína), los narcos dependen de un 'ejército' de agricultores y de los tiempos de cosecha. Además, esos sembradíos quedan expuestos a los operativos de las fuerzas de seguridad, deben hacer acuerdos con grupos criminales de otros países para transportar cargamentos a sus territorios y, por su volumen, es más complicado cruzarlos a Estados Unidos.
En la sierra mexicana, donde crece la mayor parte de los plantíos de marihuana y amapola (de la cual se obtiene la goma de opio), y en los decomisos que se realizan en la frontera ya es notorio que las drogas tradicionales empiezan a ser desplazadas por las sintéticas: fentanilo, opioides y metanfetamina.
En los registros de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), el descenso en incautaciones es más notorio en la marihuana. En 2021 confiscaron 319,000 libras de la hierba, mientras en los primeros diez meses del 2022 habían detectado 120,000 libras, que es menos de la mitad.
Expertos atribuyen este cambio en particular a la despenalización de los productos de cannabis, ya sea con fines médicos o recreativos, en distintos estados del país. A ello se suma que los carteles siguen sembrando marihuana de manera clandestina en bosques y desiertos de California.
También bajaron los decomisos de cocaína y heroína este año, en comparación con el anterior.
“Se está produciendo un cambio en la oferta de drogas, especialmente en términos de drogas sintéticas que desplazan a la heroína y la cocaína, pero sus implicaciones aún no están claras”, señala un reporte sobre el narco en México que en junio publicó el Servicio de Investigaciones del Congreso de Estados Unidos.
“Las autoridades proyectan una disminución continua en la demanda de marihuana mexicana en Estados Unidos porque es probable que las drogas distintas a la marihuana dominen el tráfico transfronterizo. Esto se debe en parte a la legalización del cannabis médico y recreativo en muchos estados de Estados Unidos y Canadá, lo que reduce su valor como parte de la cartera de los carteles mexicanos”, explica el análisis.
Decomisos históricos en California
Ha sido constante desde 2017 el incremento de cargamentos de drogas sintéticas que llegan a las bodegas del gobierno en las garitas. Los narcos usan el típico método de esconderlos en camiones y autos, pero incluso los pueden traficar quienes cruzan a pie hacia Estados Unidos.
En la última semana de agosto, oficiales aduanales en El Paso, Texas, detuvieron a varios jóvenes que sirvieron de 'mulas' para pasar bolsas hasta con media libra de fentanilo y metanfetamina en su ropa interior, atada con cinta adhesiva a su cuerpo, incluso dentro de sus cavidades.
San Diego, la frontera más activa del mundo, se ha vuelto un caso particular, pues en Tijuana (México) han echado raíces operadores de los carteles de Sinaloa y Jalisco.
Del 1 de octubre de 2021 al pasado 30 de junio, agentes aduanales en las garitas de San Ysidro y otros cruces del mismo sector, así como oficiales de la Patrulla Fronteriza, decomisaron 5,091 libras de fentanilo, que es alrededor del 60% de toda la droga de ese tipo que se detectó en los más de 300 puertos de entrada de este país.
“Hace una década ni siquiera sabíamos sobre el fentanilo y ahora es una crisis nacional”, dijo Randy Grossman, fiscal federal de San Diego, en un comunicado.
La influencia criminal en Tijuana llega hasta el área metropolitana de Los Ángeles, donde en julio decomisaron alrededor de un millón de píldoras de fentanilo que se habrían vendido hasta por 20 millones de dólares. Se trata de la mayor confiscación en su tipo en California.
170 muertes cada día
El fentanilo es un creciente dolor de cabeza. En México, una sola persona puede producir cientos de miles de dosis en una semana usando una fórmula química económica y fácil de replicar. Una casa, una bodega, un lote baldío o un sitio en el cerro cubierto por una lona se vuelven laboratorios clandestinos. Ya no hace falta sembrar miles de plantas de marihuana y de amapola para obtener un narcótico que deja grandes ganancias.
Además, en comparación con las drogas tradicionales, la potencia del fentanilo permite a los narcotraficantes transportar cantidades más pequeñas, que son fáciles de ocultar y difíciles de detectar.
Por esa potencia, los carteles agregan fentanilo a otras sustancias para reducir costos de producción. Pero esa mezcla está elevando los casos de sobredosis fatales: bastan dos miligramos, una pequeña cantidad que se puede tomar con la punta de un lápiz, para matar a un adulto.
En un período de doce meses, de junio de 2020 a mayo de 2021, más de 100,000 estadounidenses murieron por sobredosis de droga y el 66% de esos casos estuvieron vinculados a los opioides. Eso significó 170 fallecimientos cada día, la mayoría eran personas de entre 18 y 45 años. Hay más familias de luto por esa causa que por accidentes de tránsito y la violencia con armas de fuego. En 2018, según el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, el costo de las muertes por sobredosis fue de 696,000 millones de dólares y se cree que ahora es de 1 billón de dólares ($1 trillion, en inglés).
“Los opioides sintéticos han invadido la oferta de drogas ilícitas del país y se encuentran en todo el país, impulsados por una fuerte demanda interna y el aumento del uso de múltiples sustancias. Se usan como drogas independientes, los mezclan con otras drogas… o son comprados y consumidos como tabletas”, advierte un informe publicado en febrero por RAND Corporation a solicitud del gobierno estadounidense.
“Los cárteles y las organizaciones criminales transnacionales son las principales fuentes de opioides sintéticos y sus precursores”, agrega el análisis. “El tráfico de drogas sintéticas altamente lucrativo no solo mata a decenas de miles de estadounidenses cada año, sino que en México, donde se produce o transita la gran mayoría de estas drogas, el narcotráfico también contribuye a la corrupción, desafía la seguridad del Estado y alimenta la violencia extrema”.
El “arcoíris de fentanilo”
La novedad en ese mercado ilícito, que usa a las redes sociales como principal herramienta para vender, son píldoras de colores brillantes, es decir, ya ni siquiera tratan de imitar a los medicamentos legítimos. La istración para el Control de Drogas (DEA) decomisó ese tipo de pastillas en 18 estados. Los distribuidores le llaman “arcoíris de fentanilo”, pero es igual de peligroso para quien las ingiere.
Al emitir una alerta nacional esta semana, la DEA catalogó el “arcoíris de fentanilo” como una nueva estrategia de los carteles para fingir que vende un “caramelo” y hacer clientes desde una edad corta. “Es un esfuerzo deliberado de los traficantes de drogas para generar adicción entre los niños y jóvenes”, señaló la a de dicha agencia, Anne Milgram, en un comunicado.
El aumento del consumo ilícito de fentanilo y otros opioides sintéticos, y el incremento paralelo de las muertes por sobredosis, tiene su origen en la aprobación por parte de la istración de Drogas y Alimentos (FDA) del analgésico recetado OxyContin en 1995. Fue entonces que los carteles vieron una oportunidad de negocio. Se dice que la venta de opioides en píldoras ha ganado popularidad porque facilita su consumo, pues muchas personas son reacias a fumar o inyectarse droga.
“En menos de una década, los mercados de drogas ilegales de EEUU, que alguna vez estuvieron dominados por los opioides recetados y la heroína, se saturaron con opioides sintéticos fabricados ilegalmente. Algunas de estas variantes sintéticas son más baratas y fáciles de producir que la heroína, lo que las convierte en alternativas atractivas para los delincuentes”, dice el reporte hecho por RAND.
En México, donde elaboran la mayoría de los opioides consumidos en este país, incluso han encontrado la manera de sustituir los precursores químicos provenientes de China. En 2019, ese país asiático puso bajo régimen regulatorio todas las sustancias relacionadas con el fentanilo. Pero esa medida no afectó a los traficantes, pues sus químicos desarrollaron su propia fórmula y siguen recibiendo precursores en los puertos del Pacífico, que controlan a punta de balazos y sobornos.
Mucho más rentable que la heroína
Según RAND Corporation, estos son los principales retos que enfrentan los gobiernos de México y Estados Unidos:
- La fabricación ilegal de drogas se ha vuelto más fácil de ocultar, al pasar del campo al laboratorio. La producción de opioides no comienza con la cosecha de amapolas. Los materiales necesarios para fabricarlos se pueden comprar en plataformas en línea o directamente de productores químicos autorizados en el extranjero. Pocas personas los producen en pequeños laboratorios que son más difíciles de detectar, en comparación con un campo de amapolas. “La cadena de suministro se simplifica, lo que facilita que los traficantes mexicanos mantengan el control y las ganancias”, dice RAND.
- Graves problemas geopolíticos impiden significativamente las acciones para interrumpir el suministro. La gran mayoría del fentanilo fabricado ilegalmente ingresa a EEUU desde México, donde dominan los carteles de Sinaloa y Jalisco. “Su destreza financiera y el uso extensivo de armas, sobornos, amenazas y asesinatos de políticos y personas —muy pocos de los cuales se resuelven— obstaculizan significativamente la capacidad del Estado para controlarlos”, señala el reporte. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador debe “hacer más en los próximos meses y años para abordar de manera más directa la amenaza que representan los cárteles”, recomienda.
- Los opioides sintéticos son muy potentes, fáciles de fabricar y se pueden transportar pequeñas cantidades para obtener grandes ganancias. Una mayor potencia permite a los cárteles reducir el volumen y aumentar las ganancias. Solo se necesitan de 3 a 5 toneladas de fentanilo puro para satisfacer todo el consumo anual de opioides en EEUU, una fracción de las 47 toneladas de heroína y 145 toneladas de cocaína que se consumieron allí en 2016.
- Las redes sociales y las plataformas encriptadas dificultan la interrupción de la venta de opioides. Muchos proveedores usan estas herramientas digitales para conectarse con compradores, incluidos operadores de carteles mexicanos, y luego continúan sus conversaciones en sistemas encriptados para quedar fuera del radar de las fuerzas del orden.
- La enorme demanda en EEUU sigue impulsando la oferta de drogas sintéticas. La llegada de opioides en forma de píldoras “aprovecha la familiaridad de los estadounidenses con el consumo de pastillas y elimina el estigma social de inyectarse, inhalar y fumar”, según el reporte. Lo más preocupante es que la mayoría de los consumidores no buscaban fentanilo inicialmente, advierte.
- Los opioides sintéticos ofrecen en general ventajas económicas y tácticas que permiten a los narcos “superar con creces los esfuerzos de la policía”. Estas ventajas de producción y distribución reducen los costos y riesgos operativos. El fentanilo es mucho más barato de suministrar y “es mucho más rentable para los carteles que la heroína”, concluye.
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