Ocho personas en Filipinas fueron clavadas en cruces para recrear el sufrimiento de Jesucristo, una sangrienta tradición del Viernes Santo que atrae a miles de devotos y turistas a ese país asiático a pesar de ser rechazada por la iglesia católica. Crédito: Aaron Favila/AP
Enaje, padre de cuatro hijos, dijo que ya quería poner fin a su penitencia dada su edad, pero que lo decidiría definitivamente antes de la Semana Santa del próximo año. Este año ha vuelto a crucificarse, y aunque siempre se siente nervioso antes, dijo que el dolor de los clavos no fue tan intenso como esperaba. Crédito: Aaron Favila/AP
Enaje se cayó de un edificio de tres pisos en 1985 y salió casi ileso, lo cual lo convenció a someterse a esta sangrienta ceremonia de Semana Santa. Posteriormente seres queridos se recuperaron de enfermedades graves, por lo que, poco a poco fue siguiendo cada año el ritual, lo cual lo ha convertido en el 'Cristo' del pueblo. Crédito: Aaron Favila/AP
Sin embargo, esta sangrienta tradición de cruciixión ha puesto en el mapa al empobrecido pueblo de San Pedro Cutud, en la provincia arrocera de Pampanga. Según los organizadores, 15,000 turistas y devotos, tanto filipinos como extranjeros, han acudido este año a presenciar esta tradición. Crédito: Aaron Favila/AP