Encargado por el propio Franco en 1940, la construcción del Valle de los Caídos duró casi 20 años y en ella participaron miles de presos políticos. Al lugar, coronado por una enorme cruz de 150 metros de altura, el dictador hizo trasladar los cuerpos de más de 30,000 víctimas del conflicto, en nombre de una pretendida "reconciliación" nacional. Entre ellos había combatientes del bando franquista pero también republicanos sacados de cementerios y fosas comunes sin informar a sus familias. Crédito: POOL/REUTERS
Los medios españoles transmitieron en directo la exhumación. Antes de depositar el cadáver en un coche fúnebre que lo llevaría hasta el helicóptero militar encargado de trasladarlo al discreto cementerio de El Pardo-Mingorrubio, al norte de Madrid, los familiares exclamaron "¡Viva España, Viva Franco!".
Crédito: EFE/Mariscal
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Tras volver a inhumar los restos del dictador en una ceremonia privada en el panteón donde ya estaba enterrada su viuda, fallecida en 1988, los nietos denunciaron en un comunicado lo que consideraban "la profanación del sepulcro" de su abuelo. "Lo que el gobierno presenta como una victoria de la democracia no es más que un impúdico circo mediático que sólo busca propaganda y rédito electoral", dijeron los familiares. Crédito: EFE/Mariscal
Por su parte, la oposición a Sánchez, tanto de derecha como de izquierda, acusó al mandatario en funciones de utilizar la exhumación para conseguir réditos electorales a poco más de dos semanas de los comicios del 10 de noviembre, a los que el líder del Partido Socialista llega en una situación comprometida por la semana de disturbios violentos en Cataluña. Crédito: Bernat Armangue/AP