Michelle es la esposa de John Lucio, uno de los hijos mayores de Melissa Lucio. Después de que su suegra fue condenada a muerte en Texas en 2008, Michelle vivió con John la completa separación de la familia: cinco de los 12 hermanos pasaron a custodia de los Servicios de Protección de Menores (S) y John cayó en depresión y terminó en prisión. Mientras tanto, ella velaba por ambos. Lo ha hecho durante los últimos 15 años. Este 25 de abril de 2022, una corte estatal frenó la ejecución de Melissa Lucio y abrió la puerta para que sus abogados presenten ante una corte inferior evidencias que no se vieron en el juicio inicial. Michelle asegura que sintió alivio. Para ellos comenzó una nueva batalla: la de lograr la libertad plena para Melissa Lucio. Ni antes de que todo pasara ni ahora ha estado a favor de la pena de muerte: "Uno no debe matar a alguien por algo que hizo. Melissa nunca recibió un juicio justo, sabíamos que era una mujer inocente a la que el estado iba a matar. No queríamos que se dieran cuenta que ella era inocente después de que la persona está muerta". Crédito: Cristóbal Vásquez/Univision
Abraham J. Bonowitz solía defender la pena de muerte: “No sabía nada al respecto y vivía contradiciendo a las personas que se oponían a la pena capital. Un día me di cuenta de que todo lo que creía estaba mal”, dice. Corrían entonces los años 80. A partir de ese momento se convirtió en uno de los líderes de la organización Death Penalty Action, que busca acabar con la pena capital en Estados Unidos. “Casos como el de Melissa Lucio nos muestran que la justicia no siempre hace lo correcto. De hecho, algunas veces hay intereses nefastos para culpar a las personas equivocadas o a aquellas que son más fáciles de condenar”, critica Bonowitz. Opina que quienes han tenido o con el sistema legal de Estados Unidos saben que "no tenemos justicia equitativa... a menos de que tengas dinero".
Crédito: Cristóbal Vásquez/Univision
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Charles Keith es activista de la organización Death Penalty Action. Siente empatía con los Lucio porque él mismo sigue buscando la libertad de su hermano, primero sentenciado a muerte y ahora, bajo cadena perpetua tras una revisión de su caso. Para él, la pena capital no debería existir y menos en un estado que está en el llamado 'cinturón de la Biblia': “Un hombre no debería tener el poder de ejecutar a otro. ¿Cómo le rezas a un salvador que fue ejecutado (dice al referirse a Jesucristo) y luego te das la vuelta y ejecutas a alguien?", se pregunta. "Yo no entiendo eso. No quisiera ser ese tipo de cristiano”.
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Marco Antonio Vásquez vive en la ciudad fronteriza de Brownsville. Desde allí, se enteró del caso de Melissa Lucio al ver el documental que fue proyectado en esa ciudad. Como activista de la organización Statewide Leadership Council de Texas acompañó a la familia Lucio los días previos al 27 de abril, cuando estaba agendada la ejecución de Melissa. Aunque el caso esta hispana parece único, cree que más personas son sentenciadas a muerte con poca evidencia. “Estamos en contra de la pena de muerte y del tipo de justicia que condena a tanta gente de comunidades marginalizadas y poco representadas”, dice. La pena de muerte de Melissa Lucio fue suspendida dos días antes de su ejecución. En los últimos 50 años, 187 condenados a muerte han sido exonerados en todo Estados Unidos, según el Death Penalty Information Center.
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La foto fue tomada el 25 de abril de 2022, poco después de que una corte de apelaciones estatal frenara la ejecución de su madre, Melissa Lucio. Ese día John Lucio celebró con su familia, pero el camino hasta esa tarde, aseguran, fue largo. "No solía pensar en la pena de muerte. Ahora es diferente. Como hijo de Melissa Lucio, una mujer que está en el corredor de la muerte, es muy triste, es realmente deprimente, duro". Aunque su madre había sido sentenciada años atrás, se sintió "devastado" cuando en enero de 2022 una corte fijó para el 27 de abril la ejecución de su mamá: "La pena de muerte te frena. Dejas de hacer lo que amas, no vuelves a ser tú mismo. Hay un daño mental, es mucho estrés mental, es horrible". Asegura que no cree en la pena capital y que con ella sufre el condenado pero también la familia: "No quiero que nadie sufra como yo. Siento como si estuviera en el corredor de la muerte con mi mamá".
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Robert Álvarez fue separado de su madre, Melissa Lucio, cuando apenas tenía siete años. Él fue puesto en custodia del estado mientras su mamá enfrentaba un juicio —cuestionado por la falta de evidencias— que la llevó a la pena de muerte. Él ahora tiene 22 años. Ha transitado casi toda la vida sin su madre: "La pena de muerte debe ser abolida. Con ella perdí a mi mamá, perdí a mis amigos, perdí a alguien con quien poder hablar cuando estaba triste. Cuando la pena de muerte me quitó a mi mamá perdí a esa figura, vivía triste. Que me la quitaran, no poder verla por años fue horrible. Cuando a mi mamá le dieron la pena de muerte, también le quitaron la oportunidad de verme graduar de bachiller, de verme crecer como persona, de ver cómo me convertía en un hombre".
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Magdaleno Rose-Ávila es activista de la organización Death Penalty Action, que ha liderado la campaña para liberar a Melissa Lucio. Para él, ningún gobierno debería tener el poder de aplicar la pena de muerte por los errores que pueden cometerse y "la corrupción" que asegura hay en el sistema judicial. “No se ve a ningún rico o blanco en el corredor de la muerte, porque la justicia se puede comprar. En Texas han usado la pena de muerte y no han disminuido los homicidios. Por eso esa no es una solución”. Para la Academia Nacional de Ciencias, al menos 4% de las personas que están en el corredor de la muerte son posiblemente inocentes.
Crédito: Cristóbal Vásquez/Univision
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