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Un criminal de guerra nazi vive en EEUU, tiene una orden de deportación, pero ICE no puede expulsarlo

Jakiw Palijm, de 94 años, fue guardia en un campo de concentración en Polonia donde 6,000 judíos murieron en un solo día. En 2004 fue despojado de su ciudadanía y se ordenó su expulsión, pero aún no se ha podido materializar.
29 Mar 2018 – 02:47 PM EDT
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Un estudiante con una pancarta contra Jakiw Palij en una manifestación frente a la casa del criminal de guerra. Crédito: AP

Jakiw Palij vive a sus 94 años en Nueva York y, al contrario que millones de indocumentados, tiene la seguridad de que -por ahora- no va a ser deportado, pese a tener incluso una orden de expulsión emitida hace unos 15 años. En 2004 una corte federal de la ciudad de los rascacielos le despojó de su ciudadanía por haber mentido en el formulario para naturalizarse.

Palij no reveló nunca durante todo su proceso migratorio que había trabajado como guardia en Treblinka, un campo de concentración en Polonia en el que en 1943 hasta 6,000 judíos murieron en un solo día y fueron enterrados en fosas.

El hombre, que nació en Polonia, llegó con 26 años como un refugiado de guerra a Estados Unidos en 1949, se hizo ciudadano en 1957 y vivió durante más de 50 años trabajando como dibujante hasta que finalmente se retiró.

Su pasado había quedado olvidado hasta que investigadores federales lo denunciaron por ser cómplice de algunos de los episodios más sórdidos del holocausto. Funcionarios del Departamento de Justicia también afirman que Palij también ofreció sus servicios en Trawinki, otro campo en el que se entrenaba a tropas secretas para llevar a cabo el exterminio de judíos polacos.

Sin resultado

Pese a aquella orden de deportación, el criminal de guerra aún disfruta de su libertad. El Departamento de Justicia ha prometido que va a trabajar para Palij sea deportado a Alemania, Polonia "o cualquier otro país cuyo gobierno lo acepte", según publicó el diario NY Post el pasado noviembre. Por ahora, esos esfuerzos no han dado ningún fruto.

Desde hace ya varios meses, han aparecido numerosos artículos sobre el deseo de creciente para que este criminal de guerra abandone el suelo estadounidense. "Un antiguo guarda nazi es el último colaborador de guerra se le quiere expulsar de EEUU. Las autoridades lo quieren fuera del país antes de que muera", tituló, por ejemplo, el periódico The Washington Post.


En dicho artículo se mencionaba cómo algunos políticos y grupos de judíos habían aumentado su presión sobre el gobierno de Donald Trump para que lo expulse. En septiembre, una campaña en Nueva York envió cartas al ex secretario de Estado, Rex Tillerson, para que analizara el caso de Palij antes de que muera. Asimismo, 80 de la legislatura estatal pidieron al fiscal general, Jeff Sessions, que trabajara para facilitar su deportación.

Pero por ahora, no ha sido posible. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) no puede ejecutar la orden de expulsión, pese a saberse dónde vive Palij, porque ningún país desea recibirlo.

La agencia, durante los últimos años, ha tratado de expulsarlo, "si bien estos intentos no han tenido éxito debido a la naturaleza complicada de este caso", explicó ICE en un correo electrónico a Univision Noticias. " Él es un individuo apátrida", explicó, por lo que aún siguen "realizando esfuerzos en coordinación con el Departamento de Estado y el Departamento de Justicia".

Univision Noticias se puso en o con estos departamentos, pero no ha recibido respuesta.

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Holocausto: La vida en los campos de concetración

Nadie lo quiere

Eli Rosenbaum, director de una Oficina de Investigaciones Especiales del Departamento de Justicia confirmó que ningún país desea recibirlo. "Desgraciadamente, los gobiernos de Alemania, Ukrania, y Polonia han rechazado itir a Palij y ningún otro país ha convenido en aceptarlo", explicó a The Daily Beast.

"El Departamento (de Justicia) está totalmente de acuerdo en que Palij no debería vivir sus últimos días en este país. El Departamento sigue comprometido con garantizar que se haga justicia en este caso y continuará, en cooperación con nuestros socios de otras agencias, buscando todas las vías para llevar a cabo la expulsión de Palij", dijo una carta del secretario adjunto de Justicia, Stephen Boyd, del 6 de noviembre citada por el New York Post.

Según publicó el diario The New York Times en 2003, Palij no tiene hijos y vive gracias al dinero del Seguro Social. En ese momento, su salud era delicada, pues había sufrido dos derrames, y se ocupaba de su esposa, Maria, que sufría de alzhéimer.

En una conversación con este diario, Palij negó ser un nazista. " Ellos (los nazis) vinieron y me llevaron cuando tenía 18 años. Sabíamos que me matarían a mí y a mi familia si me negaba. Lo hice para salvar vidas y yo nunca me puse un uniforme nazi", explicó. Además, sostuvo que nunca puso un pie en los campos de concentración y menos aún colaboró con la muerte de los judíos.

Sin embargo, Rosenbaum no tiene la misma idea, quien lo definió como "un componente esencial en la maquinaria de aniquilación".

"Participó en la persecución de los presos judíos en Treblinka y se aseguró de que no pudieran escapar, y el resultado final fue que unas 7,000 personas fueron masacradas individualmente", dijo Rosenbaum al Times. "Era muy leal y muy capaz, y prestó servicios hasta abril de 1945, las últimas semanas de la guerra, mientras que otros soldados desertaron", añadió.

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