“Pensamos que nos iban a matar”: migrantes relatan su experiencia luego de ser repelidos en la frontera
TIJUANA, México.- “Cuando nos acercamos y escuchamos las primeras detonaciones pensamos que eran balas de verdad, incluso en el momento que nosotros salimos corriendo miramos que un helicóptero iba cerca de nosotros, yo pensé que ahí nos iban a acribillar a balazos”.
Es el relato de Leticia de la Cruz, originaria de Guatemala, luego de haber vivido la experiencia del domingo pasado, en la que una marcha pacífica derivó en el intento de entrar por la fuerza a Estados Unidos, desde donde lanzaron bombas de gas lacrimógeno y balas de goma a quienes se encontraban en territorio mexicano.
Ese día, ella y su marido Daner Ramón López, originario de Honduras, salieron temprano para desayunar y “tomar un café” en el Enclave Caracol, un espacio multicultural ubicado en la calle Primera, en la Zona Centro de la ciudad, en donde también están albergados alrededor de 500 migrantes, la mayoría de la comunidad LGBTI.
Así vivió el momento
Después de desayunar se unieron a la manifestación pacífica para apoyar a sus compañeros. Querían ser parte del contingente que le pusiera presión a Estados Unidos para que les facilitaran los procesos de asilo.
Cuando ellos alcanzaron al grupo, ya se había roto el cerco que la Policía Federal había montado a la entrada del Puente El Chaparral, para impedir el paso hacia la zona de las garitas.
Algunos cruzaron la valla fronteriza para internarse en territorio estadounidense. Entonces, los elementos de seguridad del país vecino “comenzaron a disparar (bombas lacrimógenas y balas de goma) sin que nosotros los hubiéramos molestado”.
Fue cuando toda la multitud comenzó a correr “unos sobre otros” y se generó el caos, además que se expandió todo: tanto las personas como el gas entre los niños pequeños, gente grande y mujeres, a quienes “les lloraban los ojos” de ardor por el mismo gas que había sido lanzado.
“Cuando nosotros nos dimos cuenta sentimos los bombazos y a nuestros pies cayó la bomba de gas, yo sentía ahogarme en ese momento y no hallaba ni para dónde correr y a final de cuentas me desmayé", relata.
Su esposo, que corría junto a ella para resguardarse, le pidió a dos de sus amigos que le “echaran la mano” para cargarla, y luego pensó en los niños que venían atrás y se regresó para ayudarlos.
Tres personas de la misma caravana de los migrantes la ayudaron a recuperar la conciencia. "Cuando desperté ya los vi a todos ellos ahí a mi lado junto con mi esposo, ellos nos echaron leche en la cara para que pudiéramos respirar porque no podíamos”, compartió.
Al recobrar el conocimiento se acordó de todo y se asustó, pero aclaró: “no fue tanto el susto lo del gas, sino de pensar que nos iban a matar ese momento”.
Después, se levantó y tomó del brazo a su marido, y junto con algunas mujeres y los niños que iban llorosos regresaron al albergue ubicado en la unidad deportiva Benito Juárez en la Zona Norte de Tijuana, donde se encuentra concentrada la caravana migrante de 5,700 personas en total.
“Venimos huyendo de nuestros países”
Leticia y Daner, junto con sus amigos salvadoreños Marlene y Juan, llegaron a Tijuana con el segundo grupo de la caravana que arribó el día martes 13 de noviembre a la ciudad. Llegaron “con la ilusión” de poder entrar a Estados Unidos, debido a la violencia que impera en sus países.
Ella ya había emigrado en alguna ocasión a Chiapas, México, cuando era más pequeña, donde hizo parte de su vida debido a la falta de oportunidades en su país. Dice que en Guatemala “está todo muy difícil” y que si en Honduras hay pobreza, en su país está todavía “mucho peor”, por eso la huida a México.
Para Dener Ramón, la respuesta de las autoridades de Estados Unidos para replegarlos fue “como una guerra”, debido a que los estadunidenses tiraron gases lacrimógenos invadiendo territorio mexicano violentando la soberanía “del pueblo mexicano”.
“Pero nosotros no venimos en son de guerra, venimos en son de paz… y todo esto está mal también porque nosotros venimos huyendo de nuestros países, buscando refugio en otros lugares, y el país a donde queremos llegar nos quiere matar también, creo que no es justo”, resaltó.
Por su parte, Leticia no entiende por qué las autoridades llegaron “a ese grado de cinismo” de recibirlos de tal manera, pues asegura que no estaban molestando y eso resultó algo “muy peligroso y riesgoso” porque iban muchos niños, además que iban muchas mujeres con bebés.
“Le digo a mi marido que, si uno de grande termina valiendo madre, pues ni modo, pero los niños no, los niños son los más afectados, y eso me pareció un momento muy triste”, manifestó.
“No sabemos si vamos a entrar, pero no desistiremos”
Después de los hechos que dieron la vuelta al mundo, Leticia tiene presente que no saben si les pueda afectar y si van a poder entrar al país de las barras y las estrellas, sobre todo “porque se está poniendo duro todo esto”.
Luego de que la mayoría de los manifestantes regresara al albergue, la mayoría estuvieron comentando que no se iban a dar por vencidos y que “sea lo que sea, y como sea, Estados Unidos nos va a abrir las puertas”.
Con gesto decidido, Leticia dice que aunque sea por Nogales u otro cruce fronterizo, pero pasarían la frontera para cumplir su sueño de hacer una vida mejor.
“Aunque esta mañana (lunes) hubo varias personas que se rindieron y solicitaron su regreso al país, habemos muchas personas que no nos vamos a dar por vencidos y vamos a seguir luchando para intentar pasar”, dijo.
De acuerdo con el Grupo BETA, son más de 70 las personas que este día firmaron su carta de retorno asistido, manifestando incertidumbre, miedo y desaliento tras encontrarse con un panorama difícil en la ciudad.
Tanto Leticia como Dener, y sus amigos Marlene y Juan, están convencidos que regresar a sus países sería “un error, riesgoso y además peligros”, por el tema de la Mara Salvatrucha y el crimen organizado que impera en esa región de Centroamérica, así que intentarán cruzar a estados Unidos, y si no lo logran, buscarán la opción de Canadá o de plano Tijuana.
“Pero antes de hacer o decidir algo, lo debemos tomar con calma”, puntualizó Leticia, quien agregó que es lo único que le dice constantemente a todos sus compañeros de la caravana, que lo hagan todo con calma: "Si lo agarramos y hacemos todos a la carrera no se podrá hacer nada después”.