"No la he visto desde entonces": el testimonio de una madre deportada sin su hija
Al igual que muchos hondureños que buscan escapar de la inseguridad en su país, Alayda Velásquez se unió al éxodo de personas que huían el mes pasado, llevándose consigo a su hija de 15 años. Ella quería reunirse con su esposo en Mississippi.
Sus amigos le dijeron que viajar con una menor le facilitaría la entrada a los Estados Unidos y evitar la detención. Pero tal como descubrieron miles de familias con sorpresa y horror, la política de 'tolerancia cero' de la istración de Donald Trump ha cerrado ese resquicio migratorio.
Velásquez, de 38 años, fue separada de su hija Kisna el 12 de mayo, un día después de cruzar la frontera en un puerto de entrada oficial en Arizona. "Dormimos una noche juntas en el piso en la 'hielera'", dijo refiriéndose a la sala de espera temporal de la Patrulla Fronteriza, conocida así por sus bajas temperaturas.
"Al día siguiente se la llevaron y no la he visto desde entonces", dijo a Univison Noticias en una entrevista telefónica desde su casa en Guayape, una ciudad en la provincia hondureña central de Olancho, una de las zonas más anárquicas del país y con una de las tasas de migración más altas.
Después de tres días en la 'hielera', Velásquez dice que la transfirieron al centro de detención del condado de Santa Cruz en Nogales, Arizona. "Nunca me dijeron lo que habían hecho con mi hija, ni a dónde la llevaron", dijo. "Les supliqué y escribí solicitudes de información por escrito, pero no me dijeron nada".
Velásquez es una de al menos siete personas deportadas a Honduras sin sus hijos en las últimas semanas, según fuentes familiarizadas con el procesamiento de deportados en Honduras que hablaron con Univision. Otros casos han sido reportados en Guatemala.
"Inhumano"
El lunes, el Ministro de Relaciones Exteriores hondureño escribió una carta al gobierno de Trump quejándose de "la manera inhumana" en que algunos de sus ciudadanos estaban siendo tratados, citando la separación de familias.
La carta, dirigida al secretario de Estado, Mike Pompeo, sostenía que "la situación que está sucediendo es alarmante, ya que los niños y sus padres fueron procesados por separado sin representación legal en un país irreconocible para ellos".
Y seguía así: "El gobierno hondureño lamenta las implicaciones de estas acciones y, en el marco del respeto a los derechos humanos, el debido procedimiento y la garantía del interés superior del niño" pedía "modificar las medidas que conlleven a la separación de familias inmigrantes en la frontera". También solicitaba que la istración Trump modifique sus procedimientos en función del "bienestar físico y mental" de los menores.
El fiscal general, Jeff Sessions, anunció oficialmente la política de 'tolerancia cero' a principios de mayo, y pidió el enjuiciamiento de casi todos aquellos que ingresaran ilegalmente a los Estados Unidos. Anteriormente, la mayoría de los que llegaban a la frontera y fueron capturados enfrentaron la deportación, pero no cargos criminales, y no fueron separados de sus hijos.
Después de una protesta pública, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva el miércoles para detener la política de separar a los niños de sus padres cuando son detenidos cruzando ilegalmente la frontera de los EEUU.
La orden ejecutiva de Trump continuará con su política de 'tolerancia cero' de enjuiciar penalmente a todos los adultos indocumentados que son atrapados cruzando la frontera, pero ahora buscará mantener a las familias unidas en lugar de separarlas mientras sus casos legales son escuchados por los tribunales.
Las autoridades estadounidenses dicen que se supone que los padres no deben ser deportados sin sus hijos, pero los abogados de inmigración aseguran que esto ha sucedido en varios casos.
En un declaración enviada a este medio, DHS afirmó que "tiene un proceso establecido para permitir que los familiares conozcan la ubicación de sus niños y que puedan estar en comunicación frecuente después de la separación, para asegurarse que los adultos que van a ser deportados puedan reunirse con sus hijos para salir".
La entidad agregó: "el gobierno de Estados Unidos conoce la ubicación de todos los niños en su custodia y está trabajando para reunirlos con sus familias".
Los casos en que los niños fueron abandonados ocurren porque "muchos padres han decidido ser deportados sin sus hijos", señaló DHS.
Normalmente, los funcionarios buscan "reunir al padre y al niño en el momento de la expulsión, y (trabajan) con el consulado para ayudar al padre a obtener un documento de viaje para el niño", según la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Igualmente, se abrió una línea telefónica del gobierno para ayudar a los padres a localizar a sus hijos, aunque el sistema está sobrecargado y las llamadas a menudo no reciben respuesta. Solo opera entre semana durante el horario comercial normal.
Si son separados de sus hijos, los padres pueden solicitar que un familiar que viva en los Estados Unidos se haga cargo de la custodia del niño, o se pueda llevar al niño a casa. Pero este es un proceso burocrático complicado y generalmente lleva tiempo.
Un portavoz de Salud y Servicios Humanos dijo que el departamento no comenta casos individuales de menores en sus instalaciones.
"Llevándolo a los extremos"
"Nos han dicho que no están deportando a los padres sin sus hijos a menos que obtengan el permiso expreso de que sus hijos serán reubicados con su familia en los EEUU", dijo un consternado funcionario del gobierno familiarizado con el proceso. "Pero lo están llevando al extremo, incluso si eso implica engañar a personas semialfabetas que nunca antes habían leído un documento legal", agregó.
Velásquez fue deportada, con grilletes, el 13 de junio en un vuelo fletado por el gobierno de los Estados Unidos a Honduras. Ella dijo que fue deportada después de firmar los documentos de deportación creyendo que la enviarían con su hija.
Desde su regreso ella ha podido hablar brevemente con Kisna. "Está bien, pero quiere estar conmigo desesperadamente", dijo.
Velásquez ahora espera que Kisna sea liberada bajo la custodia de su esposo, Wilfredo Ávila, un inmigrante indocumentado que salió de Honduras hace cinco años y que actualmente se encuentra en Mississippi.
Él tiene 47 años, está trabajando en la contrucción de techos en Biloxi. Cruzó por Piedras Negras, Texas, en mayo de 2013. Afirma que mandó todos los papeles consulares para tener a Kisna hace un mes, quien está en un albergue en Phoenix. "Ando con la cabeza en dos partes. Es difícil concentrarme en mi trabajo con todo eso".
"Solo quiero estar con ella. Está bien si me deportan, si no quieren gente como nosotros aquí. Tampoco quiero vivir aquí toda la vida", añade.
Velásquez ahora está de vuelta en casa con sus otras dos hijas, de 20 y 16 años. "Como madre, me preocupan los delincuentes, y aquí no hay trabajos para personas honestas. Queremos lo mejor para nuestros hijos, alimentarlos adecuadamente. A veces no es suficiente, entonces dependemos de mi esposo para que nos envíe dinero, lo que sea que pueda", narró.
Hija de un campesino, Velásquez perdió a sus padres por enfermedad y apenas tiene una educación de sexto grado. "Quiero una vida mejor para mis hijos", dijo.
Su viaje de ocho días en autobús a través de Guatemala y México hasta la frontera con Estados Unidos transcurrió sin incidentes, explicó. Pero dijo que no tenía idea de que la política de mantener a padres e hijos juntos había cambiado cuando se presentó a los funcionarios de inmigración de Estados Unidos en el puesto fronterizo.
"Me dijeron que firmara"
Karla Cruz también fue deportada a Honduras sin su hija de seis años nacida en Estados Unidos, Zury, quien se quedó en adopción temporal en Massachusetts.
Cruz le dijo a Univision Noticias que fue detenida en el aeropuerto de Miami en diciembre de 2016 cuando iba a visitar a su hija, que estaba siendo atendida por amigos en el área de Boston, donde estaba recibiendo tratamiento para la epilepsia.
Cruz, que había viajado a Estados Unidos en numerosas ocasiones sin problemas con una visa de turista, dice que estuvo detenida por inmigración en el sur de Florida durante 16 meses. Ella solicitó asilo alegando abuso conyugal, incluyendo violación y secuestro. Su solicitud de asilo fue rechazada por un juez que la consideró no creíble.
También firmó papeles de deportación voluntaria pensando que se reuniría con su hija antes de que fueran enviadas a casa juntas. "Me dijeron que firmara y me engañaron. Casi me vuelvo loca en ese centro de detención", dijo.
Tampoco puede pagar un abogado. "Dios es mi mejor abogado", dijo ella.
Su hija está en Framingham, Massachusetts, y parece estar bien cuidada. Hablan regularmente por teléfono. "Ella quiere estar conmigo y con sus hermanos y hermanas en Honduras", dijo.
Univision Noticias dejó un mensaje telefónico para la familia que atendía a Zury, pero no había recibido una respuesta antes de la publicación de este artículo.