Soñaban con poner una zapatería, pero murieron en el tráiler de San Antonio: un pueblo entero vela a dos hermanos y su primo
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Un avión de la Fuerza Aérea Mexicana arribó la tarde del miércoles a un aeropuerto del centro del país con los cuerpos de ocho de los mexicanos que murieron a fines de junio en San Antonio dentro de un tráiler junto a decenas de migrantes, en la que ha sido considerada la peor tragedia de tráfico de personas ocurrida en la frontera entre Estados Unidos y México.
En el primer vuelo se repatriaron los cuerpos de habitantes del Estado de México, Guanajuato, Oaxaca, Querétaro y Veracruz. Al menos 26 de los 53 muertos, fueron identificados como mexicanos en la tragedia del 27 de junio. La Secretaría de Relaciones Exteriores dijo que entre el miércoles y el jueves se realizarán más vuelos para repatriar 25 de los 26 mexicanos fallecidos por petición de sus familiares.
Al mismo tiempo, un pueblo en el este de México se alista para dar el último adiós a tres de sus jóvenes, mientras esperaban la llegada de los ataúdes.
Los migrantes fueron hallados con signos de asfixia y deshidratados junto a decenas de hondureños y guatemaltecos dentro de un tráiler sin ningún tipo de ventilación que fue localizado a las afueras de San Antonio. En el hecho fallecieron 53 migrantes y más de una docena lograron sobrevivir.
Funerales para los migrantes muertos en Texas: dos hermanos y un primo adolescentes
Después de días de preparativos y de juntar donativos para los funerales, San Marcos Atexquilapan, una comunidad de montaña del este de México, comenzó en la madrugada del jueves a velar a tres de sus muchachos, quienes murieron asfixiados en la caja de un tráiler en Texas.
Desde el miércoles por la mañana, el pueblo se alistaba para dar el último adiós a los hermanos Jaír y Yovani Valencia Olivares, de 19 y 16 años, y a su primo Misael Olivares, también de 16.
Las mujeres limpiaban hojas de plátano para los tamales, otras los cocinaban y los hombres acarreaban sillas de unas casas a otras mientras los más jóvenes, amigos y primos de las víctimas, preparaban un mural con sus fotos adornado con flores.
Escenas similares se repetían en otros puntos de México donde el miércoles por la tarde llegaron los cuerpos.
Además de los mexicanos, en la tragedia perdieron la vida 21 guatemaltecos y 6 hondureños. Varios eran adolescentes, como los primos Olivares, que serán enterrados el viernes. Su despedida congregó a cientos de personas de esa zona de la sierra veracruzana porque los jóvenes jugaban en un equipo de fútbol local y eran conocidos.
Los cuerpos, recibidos de madrugada en la entrada del pueblo por familiares y amigos, fueron llevados a hombros hasta la casa del abuelo, donde se instaló el velorio.
Soñaban con volver a su pueblo y comenzar un negocio
La mujer, casi sin fuerzas, aseguraba sin embargo que había que “echarle ganas” a la vida, “tratar de luchar para que los sueños que ellos tenían se hagan realidad (...) ¿Cómo? No lo sé”, indicó.
Sus hijos querían construir una casa y montar una zapatería en este pueblo de alrededor de 1,500 habitantes, que suele estar cubierto por la bruma y donde es tradicional la fabricación de calzado.
“Se fueron con muchas metas que no realizaron”, añadió la madre.
El camión transportaba un total de 73 personas, hombres y mujeres humildes que pagaron miles de dólares a traficantes para ingresar ilegalmente en Estados Unidos, donde aspiraban lograr una vida mejor.
Hasta el momento, las autoridades estadounidenses reportaron la detención de cuatro personas: el chofer, de nacionalidad estadounidense, y otros tres hombres más. La fiscalía dijo que dos de los sospechosos, incluido el conductor, enfrentan cargos que podrían suponerles la cadena perpetua o la pena de muerte si son declarados culpables.