Cómo Michael se convirtió rápidamente en un monstruo destructivo
El el tercer huracán más intenso de EEUU desde que se tienen registros de estos fenómenos naturales, se fortaleció más rápido de lo esperado, dejando poco margen de tiempo para desplegar las operaciones de emergencia.
Lo que comenzó como el anuncio el pasado fin de semana de una tormenta tropical que se dirigía al golfo de México, a cientos de millas al sur de Florida, se convirtió el miércoles en un poderoso y destructivo huracán cercano a categoría 5, que ha dejado de momento dos muertes e innumerables daños materiales en el norte de Florida y porciones de Alabama y Georgia.
¿Cómo fue posible en al término de dos días se haya desarrollado este gigantesco huracán, que las autoridades no dudaron en calificar de “monstruo”?
Haiyan Jiang, profesora asociado del departamento de Tierra y Medio Ambiente de la Universidad Internacional de Florida, sostiene que "esta tormenta es muy especial".
Michael “pasó por tres intensificaciones rápidas" en su breve vida, dijo Jiang, citada por The New York Times, quien añadió que si bien la predicción de la trayectoria de una tormenta se ha vuelto cada vez más precisa, la capacidad de prever una rápida intensificación “se ha quedado algo rezagada”.
Una de las causas del fortalecimiento del huracán Michael a medida que se acercaba a Florida fue su baja presión barométrica, como explica al Times Phil Klotzbach, científico investigador del departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Estatal de Colorado.
La presión barométrica baja aumenta la intensidad de una tormenta; cuanto más baja es la cifra, más fuerte es la tormenta.
La presión barométrica dentro del huracán Michael el miércoles temprano, antes de tocar tierra en Florida, fue de sólo 925 milibares. Solo ha habido media docena de huracanes que golpearon a Estados Unidos con una presión barométrica más baja. Los más recientes fueron Katrina, Andrew y Camille, y todos "fueron devastadores", subraya Klotzbach.
El huracán sin nombre del Día del Trabajo, que azotó Florida en 1935, registró una presión barométrica de 892 milibares; y la de Camille, que golpeó Mississippi en 1969, fue de 900, apunta el reporte publicado en la BBC.
La rápida intensificación de la tormenta, que significa un aumento de la velocidad del viento de 35 millas por hora en un período de 24 horas, fue inesperada. "Todavía hay cosas que no sabemos sobre los huracanes", agregó Klotzbach.
Pero también el aumento de la temperatura del océano ha alimentado algunas de las tormentas más devastadoras de los últimos años, según indica Kendra Pierre-Louis, reportera del equipo climático del Times.
Con el diagnóstico coincide la profesora Jiang, al señalar que también parte de la explicación de la intensificación fueron las aguas más cálidas que el promedio en el Golfo de México, que en algunos lugares subieron 3.6 grados Fahrenheit, o dos grados Celsius. "Uno o dos grados es un gran problema", dijo la profesora Jiang.
Las temperaturas más cálidas de la superficie del mar, si bien están sujetas a variaciones naturales, son coherentes con los efectos del cambio climático, dice el reporte de BBC.