Residentes en Puerto Rico frustrados y resignados a más semanas sin electricidad por el huracán María
Residentes de Puerto Rico que no tienen servicio eléctrico desde antes del azote del huracán Irma hace dos semanas dijeron estar frustrados y sobre todo resignados a pasar más semanas, e incluso meses, sin energía luego de que el huracán María golpee la isla el próximo miércoles.
“Frustrada” fue como se describió Wanda Hernández, residente de la urbanización Villa Prades, en San Juan, quien no tiene servicio eléctrico desde un día antes de que el huracán Irma pasara al noreste de Puerto Rico el pasado miércoles 6 de septiembre.
Hernández, quien vive con su mamá, quien es una persona de edad avanzada, y un nieto, dice que desde entonces pasan la noche alumbrados por velas y linternas, comiendo alimentos enlatados y pendientes a si aparece hielo en algún mercado o alguien les provee.
“El sábado pasado (la electricidad) llegó a las 11:00 de la noche por media hora y volvió y se fue”, dijo Hernández, quien es secretaria en una agencia de Gobierno y estaba preparando su oficina para salir al mediodía y aprovisionarse nuevamente para la nueva tormenta que se avecina.
El gobierno de Puerto Rico autorizó a sus empleados a salir temprano este lunes de sus oficinas para prepararse para el ciclón.
“Lo que tenemos son dos o tres laterías (latas de comida), agua (embotellada) no conseguimos…estoy cargando los celulares en el trabajo para cuando me vaya” a comprar provisiones, dijo Hernández.
Cuando hace dos semanas Irma pasó a unas 30 millas al noreste de Puerto Rico más de un millón de personas se quedaron sin electricidad en toda la isla.
El ciclón, de categoría 5 en la escala de vientos Saffir-Simpson, dejó importantes daños, sobre todo en la zona noreste y en las islas de Vieques y Culebra (este).
Pero ya se sabía que la infraestructura eléctrica del país -deteriorada por años de falta de mantenimiento y por la falta de control de la vegetación que cubre las líneas y luego las rompen cuando los vientos derriban ramas y árboles- fallaría, un panorama que el director ejecutivo de la estatal Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), Ricardo Ramos, había advertido al inicio de la temporada ciclónica, cuando describió al sistema como “frágil” y “vulnerable”.
Esta vez se esperan daños peores y la gente se prepara para pasar meses a oscuras.
“Podemos esperar gran deterioro y devastación a la infraestructura de energía eléctrica. ¿Cuál es la expectativa? Que aquí no va a haber luz, no va a haber energía. ¿Cómo va a ser, cuánto tiempo tomará restaurarlo? Eso no podemos saberlo”, explicó el gobernador Ricardo Rosselló en una conferencia de prensa este lunes, y luego reiteró el mensaje en varios medios que visitó.
Según el último reporte de la AEE, este lunes seguían sin servicio eléctrico casi 69,000 clientes de la corporación pública, a pesar de que la institución trabaja a todo vapor para restablecer el servicio y de que al menos dos obreros han sufrido accidentes en las reparaciones, aunque no de gravedad.
Muchos de esos clientes viven en la capital del país o en su zona metropolitana, que cuenta con el sistema de distribución de energía más antiguo del país, itió Ramos.
Dentro de esa zona existen unos llamados “bolsillos” que son los que más se tardan en recibir energía, a pesar de que otros lugares a su alrededor tengan, ya sea porque su infraestructura es vieja, los trabajadores enfrentan obstáculos para acceder a las líneas o son lugares aislados.
En uno de esos “bolsillos” vive Hernández, quien tiene que observar con resignación cómo algunos sectores de su urbanización o barrios vecinos tienen electricidad y ella aún nada.
“Inclusive los residenciales (complejos de vivienda pública) que nos rodean, ellos tienen luz hace una semana y nosotros nada”, dice la empleada.
Otro que vive en un “bolsillo” es Francis Nieves, un abogado de la capital que reside en el barrio Camarones del municipio de Guaynabo, quien sobrevive con generador eléctrico algunas horas al día y se abastece de agua por cisterna.
El residente explicó que el viernes pasado las autoridades anunciaron que a finales de esta semana les restablecerían el servicio, y a finales de esta semana lo que les llegará será María, como un huracán categoría 3 o 4 en la escala de vientos Saffir-Simpson.
“Tengo resignación porque no puedo hacer nada por evitar que venga Irma” y ahora ya no sabe cuando llegará la la electricidad, dijo el abogado, quien sobrevive en su casa en este sector rural de la capital con “un generadorcito que me prende dos abanicos, me prende la nevera y el televisor, y las luces una que otra”.
El calor es un problema en esta colina con vista a la capital, dijo. “Yo no sé qué trajo ese huracán Irma que el azote y los calores no bajan de 100” grados.
Sin embargo, Nieves se niega a dejar su casa para buscar comodidad con alguna amista en algún sector de la ciudad con electricidad.
“Tengo que protegerla (la casa). Tengo que estar pendiente por si pasa cualquier cosa, yo tengo animales y los animales no están vacunados así que no puedo llevarlos a un refugio y no los puedo dejar solos”, explicó el abogado.
Ya había sacado las planchas de madera que protegieron las ventanas de su casa durante Irma, porque “el calor es tan grande porque la casa es un búnker que está sellada”, y ahora tenía que volverlas a poner para María.
Sin embargo, dice que ya está aprovisionado para el ciclón. “Compré todo lo que tenía que comprar, la potería, sopas de lentejas, cosas así, compré el agua, repuse lo que se había gastado” con Irma, dijo el abogado que trabaja en una agencia de Gobierno.