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Estados Unidos
    Abuso sexual

    “Es un depredador sexual”: exagente de ICE que violó a dos mujeres pasará el resto de su vida en prisión

    Un juez federal en California le impuso una dura condena a John Jacob Olivas, quien abusó sexualmente de una mujer que fue su pareja sentimental y trató de violar a otra. Ellas testificaron que él amenazó con matarlas o hacer que las arrestaran inventando cargos criminales.
    Publicado 10 May 2023 – 03:15 PM EDT | Actualizado 10 May 2023 – 03:15 PM EDT
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    John Jacob Olivas, un exagente del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), fue sentenciado en una corte federal de California a pasar el resto de su vida en una prisión por abusar sexualmente de dos mujeres, a una de las cuales violó tras apuntarle con su arma de reglamento.

    En diciembre, un jurado lo declaró culpable de tres cargos relacionados con las agresiones sexuales de dos mujeres que fueron sus parejas sentimentales, valiéndose de su poder como policía federal.

    Para evitar que lo denunciaran les advirtió que las mataría, las haría desaparecer, inventaría acusaciones criminales contra ellas y las atormentaba por medio de llamadas telefónicas y mensajes de texto.

    Al imponerle la condena este lunes, el juez de distrito Jesús G. Bernal expresó que el acusado realizó “torturas sistemáticas a mujeres” y era un individuo cuyos crímenes “sin sentido” harían que sus víctimas “vivieran con este trauma por el resto de sus vidas”.

    Luego lo sentenció a cadena perpetua y le ordenó pagar una restitución de 17,125 dólares.

    La defensa de Olivas, quien tiene 48 años, había pedido que el castigo no fuera mayor a 10 años y un mes tras las rejas, restando el tiempo que ha estado bajo custodia federal por este caso y considerando además cuatro años de sentencia que cumplió en una cárcel estatal por un proceso relacionado.

    “El señor Olivas reconoce que debe ser sancionado y que pasara mucho tiempo en prisión. Pero no merece morir en la cárcel”, se lee en un memorando de sentencia que su abogada, Meghan Blanco, envió a la corte el jueves pasado.

    Pero las mujeres agraviadas, identificadas con las iniciales ‘NB’ y ‘KL’, y sus familiares le imploraron al juez que le impusieran el máximo castigo posible. “Es una persona peligrosa que seguirá lastimando y abusando de mujeres, incluyendo a mi hija y a mi nieto”, escribió la madre de otra denunciante, cuyo pseudónimo es ‘R’, en una carta enviada al juez Beltrán.

    “Cuando ‘R’ me mostró lo que había escrito en su orden de restricción, donde explicaba que casi la mata mientras se duchaba y estaba embarazada de nueve meses, me di cuenta de lo peligroso que era”, escribió la mujer… “Por lo tanto, su señoría, le pido que castigue a John Olivas con todo el peso de la ley”, se lee en la misiva.

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    Un agente de ICE que actuó como un violador

    Un veterano de la Fuerza Aérea, John Olivas se volvió agente de ICE en California en 2007 y durante poco más de seis años fue parte de la oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI).

    Renunció a su cargo federal en septiembre de 2015, cuando se declaró culpable de otro caso de abuso sexual que fue revisado en una corte del condado de Riverside.

    La fiscalía federal señala que las agresiones a sus dos víctimas ocurrieron en 2012. Olivas intentó violar a una mujer en enero de ese año, después de dejarle en claro que estaba "por encima de un policía" y era "intocable" e “invisible” por ser un agente federal, según el testimonio de la víctima, a quien le advirtió que podía hacerla “desaparecer”, que haría que el gobierno tomara la custodia de sus hijos y que haría que la arrestaran por cargos criminales que le inventaría.

    A la otra mujer la violó en septiembre y noviembre de 2012. La víctima testificó que Olivas puso en su espalda el arma que le dio el HSI antes de una de las agresiones sexuales. A ella le dijo que era “invencible” ante el sistema judicial y que por eso la policía no tomaría su denuncia.

    En documentos judiciales, los fiscales redactaron que ambas víctimas sufrieron el “comportamiento violento, creciente, controlador e intimidatorio de Olivas, que incluía mostrarles repetidamente sus credenciales de HSI y afirmar que estaba por encima de la ley”.

    La madre de la denunciante ‘R’ contó en su carta que fue testigo cómo Olivas la acosaba todos los días a través de llamadas constantes a su celular y de mensajes de texto. También le marcaba a su trabajo y a su casa, al grado que tenía que desconectar el teléfono. “Pude oírlo que le gritaba por teléfono”, relató.

    “Mi hija soportó su acoso durante tantos años y le tenía miedo… Me llamaba cuando llegaba al trabajo o a cualquiera que fuera su destino para decirme que estaba bien. Yo siempre rezaba por su regreso a salvo todos los días, porque temía que la lastimara o peor que eso, que la matara”, escribió la mujer.

    El fiscal federal Martin Estrada expresó en un comunicado que esperaba que la sentencia alivie la angustia de sus víctimas y sirva de advertencia para otros policías antes de actuar así.

    “Olivas es un depredador sexual que intencionalmente abusó de su poder como agente federal para atormentar a sus víctimas, causándoles dolor físico, emocional y psicológico”, declaró el funcionario.

    La defensa de Olivas trató de matizar y justificar de alguna manera los incidentes. En el memorando, la abogada Meghan Blanco señaló que su cliente había tenido relaciones con esas mujeres que “estaban empañadas por los celos, las peleas explosivas y el comportamiento manipulador”. A veces los conflictos derivaron del consumo excesivo de alcohol y sus inseguridades, indicó.

    En la transcripción de un audio presentado como evidencia, se lee un pleito en el que la víctima ‘NB’ dice que la había amenazado con golpearla y enviarla al hospital si le era infiel. “Yo nunca te engañaría ni te mentiría”, le prometió ella. “Entonces no tienes de qué preocuparte”, comentó Olivas.

    Otro argumento de la defensa era que Olivas lidiaba con presiones financieras por ser padre soltero, por disputas de la custodia de su hijo con su exesposa, estrés relacionado con su trabajo en ICE y problemas médicos que no quería enfrentar. Consumía en exceso los medicamentos que le recetaron para elevar su testosterona, lo que cambió su comportamiento y apariencia física. Al cumplir su condena estatal, ya sin su empleo en ICE, él trabajó como peluquero y albañil, según Blanco.

    El jurado, sin embargo, no encontró nada que justificara sus terribles delitos. Tampoco lo respaldaron los policías federales que lo investigaron.

    “No solo usó el poder de su cargo para cometer horribles actos de violencia y silenciar a sus víctimas, sus acciones como agente del gobierno socavaron los esfuerzos de honorables agentes del orden”, dijo Donald Alway, subdirector del FBI en Los Ángeles, en un comunicado.

    Este caso fue investigado por el FBI y la Oficina de Responsabilidad Profesional de ICE.

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