Condenan a Greenpeace a pagar más de $660 millones a operador de oleoducto en Dakota del Norte en un caso que podría llevarla a la quiebra
Un jurado de Dakota del Norte condenó este miércoles a la organización Greenpeace a indemnizar con más de $660 millones a una empresa energética que la demandó por protestar contra la construcción de un oleoducto, en lo que supone un caso clave sobre la libertad de expresión en Estados Unidos.
El veredicto es un duro golpe para el grupo ecologista, que fue acusado por Energy Transfer (ET) de orquestar una campaña de violencia y difamación durante la construcción de su cuestionado oleoducto Dakota Access hace casi una década.
El jurado impuso la multa por daños y perjuicios a tres entidades de Greenpeace, que apelará el fallo, citando cargos que incluyen allanamiento, molestias, conspiración y privación de a la propiedad.
"Nos gustaría dar las gracias al juez y al jurado por la increíble cantidad de tiempo y esfuerzo que dedicaron a este caso", celebró la compañía tras la decisión.
"Aunque nos complace que Greenpeace tenga que rendir cuentas por sus acciones, esta victoria es realmente para la gente de (la ciudad de) Mandan y de todo Dakota del Norte que tuvo que vivir el acoso diario y las interrupciones causadas por los manifestantes que fueron financiados y entrenados por Greenpeace", añadió ET.
La organización ecologista, que había denunciado durante el juicio que el caso tenía como objetivo "silenciarla", aseguró que recurrirá la sentencia.
"No se puede llevar a la quiebra a un movimiento", declaró a la agencia AFP la directora ejecutiva interina de Greenpeace en EEUU, Sushma Raman.
"Este movimiento existe en todo el mundo: personas que quieren un planeta más limpio y más verde, una democracia más vibrante e inclusiva, la protección de los océanos, los bosques y la tierra. La gente que da poder a organizaciones como Greenpeace... no se les puede llevar a la bancarrota, y el trabajo continuará", sostuvo.
Por su parte, Greenpeace Internacional interpuso una contrademanda contra la misma empresa ET en Países Bajos, al acusar a la compañía de utilizar los procesos judiciales para reprimir la disidencia. Una audiencia está prevista para el 2 de julio.
El oleoducto Dakota Access, en el centro de la condena a Greenpeace
En el centro del proceso judicial contra la organización en EEUU estuvieron las protestas desencadenadas entre 2016 y 2017 contra el proyecto Dakota Access.
La tribu indígena sioux de Standing Rock y movimientos a favor del medio ambiente como Greenpeace, a los que se unieron en varias ocasiones miles de manifestantes, intentaron en vano impedir la construcción de un tramo del ducto que, según la población local, atraviesa lugares sagrados y amenaza sus fuentes de agua potable.
Cientos de personas en aquellas protestas resultaron heridas y otras tantas detenidas, por lo que la ONU mostró su preocupación por las presuntas violaciones de la soberanía de los indígenas.
A pesar de las protestas, el oleoducto -destinado a transportar crudo obtenido mediante fracturación hidráulica a refinerías y a los mercados mundiales- entró en funcionamiento en 2017.
Sin embargo, aún con su proyecto construido, Energy Transfer siguió adelante con las acciones legales contra Greenpeace.
Primero recurrió a un tribunal federal, donde pedía una indemnización de $300 millones, pero la demanda fue desestimada. Después, el grupo empresarial presentó el caso en Dakota del Norte.
El juicio comenzó a finales de febrero en la ciudad de Mandan y, tras más de dos días de deliberaciones, el jurado emitió su veredicto.¡ este miércoles.
El debate sobre la participación pública y libertad de expresión
Críticos han calificado este proceso como un caso más de las denominadas "demandas estratégicas contra la participación pública" (SLAPP por sus siglas en inglés).
"Este tipo de demandas, que pueden tener el efecto de aplastar protestas legítimas y amedrentar la libertad de expresión, deberían estar sujetas a los mayores niveles de escrutinio que conlleva la legislación anti-SLAPP", explicó a la AFP Michael Burger, abogado y académico de la Universidad de Columbia.
Sin embargo, Michael Gerrard, profesor de derecho medioambiental del mismo centro educativo, no fue tan lejos: "Este veredicto enfriará las protestas que obstruyan físicamente los proyectos de combustibles fósiles".
"Pero no debería afectar a las manifestaciones pacíficas y no obstructivas y, desde luego, no detendrá los litigios contra esos proyectos", concluyó.
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