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Caucus Iowa

El fiasco del caucus demócrata pone a Iowa la mira: ¿tiene lo necesario para estrenar la carrera electoral?

Los problemas en el conteo de los resultados de las asambleas demócratas con las que empezaron las primarias demócratas refuerzan los argumentos de quienes aseguran que el estado del Medio Oeste no tiene lo que se necesita para ser el que estrena el proceso de selección de candidatos.
8 Feb 2020 – 11:53 AM EST
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Iowa es la primera parada en el proceso de selección de candidatos para las presidenciales estadounidenses. Crédito: Joe Raedle/Getty Images

Para el viernes 7 de febrero, cuatro días después del caucus de Iowa, y con el 100% de los votos contados según los organizadores, no había un ganador declarado (aunque varios se auto adjudicaran victorias de distintos tipos) .

Ni siquiera los había declarado Associated Press (AP), la agencia de noticias que gracias a su completa operación de recolección de datos es la que indica las tendencias ganadoras en todas las elecciones. De hecho, AP reconoció que no podía identificar un ganador, con lo que el resultado de las asambleas electorales quedó en un limbo.

“La Associated Press indica un ganador cuando hay una clara indicación de un ganador. Debido al estrecho margen entre el exalcalde Pete Buttigieg y el senador Bernie Sanders y las irregularidades en el proceso del caucus de este año, no es posible determinar un ganador en este punto”, dijo en un comunicado Sally Buzbee, director ejecutivo de la agencia.

Eso no ha impedido que tanto Buttigieg como Sanders se declaren victoriosos, el primero porque, por el pequeño margen de votos obtendría un par de delegados más que el segundo, quien habría sacado más votos directos (el voto popular).


Ya para el fin de semana el resultado de Iowa, o más bien, la falta del mismo era irrelevante para la dinámica de las primarias, que se ha centrado en lo que sucederá el martes en la primera elección de la temporada en New Hampshire.

El fiasco del caucus demócrata quedará pensando para Iowa porque pone en riesgo la posición del estado que orgullosamente se proclama como “primero en la Nación”. Cada cuatro años parten de aquí las elecciones primarias con las que los partidos políticos escogen a sus candidatos presidenciales. Ahora eso parece estar en riesgo.

Debate recurrente

Cada cuatro años la preponderancia política del estado del Medio Oeste es cuestionada por expertos, comandos de campaña y hasta la opinión pública, quienes se preguntan por qué Iowa tiene ese puesto de honor si no sirve como muestra representativa de la sociedad estadounidense y ni siquiera es una primaria sino caucus o asambleas electorales.

El estado es considerado “muy blanco”, con un 90% de la población blanca, un 3% negra y otro 3% hispana. Por eso se dice que no es representativo de la sociedad estadounidense y por tanto no sirve como barómetro del clima electoral. Además, su proceso es un caucus, o asamblea electoral y no una elección, lo que se considera que reduce la participación de los electores.

Sin embargo, lo que pasa en Iowa es esperado por los candidatos para proyectarse como la mejor opción. Un buen lugar puede catapultar aspiraciones, como sucedió con el entonces desconocido senador Barack Obama en 2018.

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El Partido Demócrata intenta apartarse del caucus de Iowa para enfocarse en las primarias de New Hampshire

Para los demócratas, ganar Iowa es visto como una buena señal. Los que han ganado la presidencia se han impuesto en el estado, con la excepción de Bill Clinton. Pero un primer lugar tampoco garantiza nada, como recordará el senador Ted Cruz, ganador del caucus de 2016, cuando disputaba la nominación republicana a Donald Trump y varios más.

Entonces, si después de un año de intensa campaña, los comandos no pueden usar el resultado del caucus estatal para proyectarse ante los electores de las siguientes primarias y, sobre todo, convencer a los financistas que la suya es la apuesta ganadora, ¿para qué sirve Iowa?

Esa es la pregunta que por estos días se hacen muchos, sobre todo en los comandos de campaña. El profesor de ciencias políticas de la Universidad Estatal de Iowa, Steffen Schimdt, asegura que, este año, no servirá de mucho: “Creo que no tendrá ningún impacto porque los resultados de Iowa ya son irrelevantes”.

“Probablemente sea el final (de la tradición de ser el primero en la Nación) porque le dio un golpe tremendo a los líderes demócratas y fue además humillante para el partido nacional”, Schimdt.

El presidente Donald Trump no dejó pasar la oportunidad de ridiculizar a sus opositores por el caos en el que había terminado el proceso, asegurando que si los demócratas no son capaces ni siquiera de manejar sus elecciones, mucho menos podrán istrar el país.

Proceso complejo

La tradición de Iowa empezó en 1972, cuando el Partido Demócrata cambió las reglas de la manera de elegir candidato presidencial, precisamente por los problemas que se vivieron durante la tumultuosa convención demócrata de Chicago de 1968. La idea era hacer más democrático el proceso y reducir el poder de los clanes políticos al seleccionar al nominado.


Quitarle el lugar de honor a Iowa no es sencillo. Es una negociación en la que deben entrar los partidos y cambiar el proceso de asambleas a elecciones directas lo pone en rumbo de colisión con otro estado que reclama un primer lugar en las primarias: New Hampshire.

El pequeño estado del noreste se define también como “primero en la Nación” porque realiza la primera elección del proceso de primarias (no caucus o asambleas).

Las autoridades del partido estatal podrían cambiar el sistema de caucus a elección primaria, pero en ese caso perdería la condición de primer estado porque New Hampshire tiene ese honor en su constitución.

Fuentes del Partido Demócrata en Washington que hablaron con Univision Noticias aseguraron que dentro del comité nacional no había un verdadero debate sobre quitarle a Iowa el primer lugar.

Algunos esperan que la debacle quedará olvidada a medida que las primarias avancen y que para dentro de cuatro años el mal sabor de lo sucedido en 2020 esté ya más diluido. Sin embargo, el episodio será un elemento más en el eterno debate de por qué Iowa tiene que ser primero.

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