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Desde Silicon Valley

Una startup española recauda dinero en Silicon Valley para enseñar inglés a niños de Asia y América Latina

Monkimun, liderada por Cristóbal Viedma, es un ejemplo de las startups que prefieren no quedarse en el Valle por los altos costos de operación.
30 Nov 2016 – 05:05 PM EST
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Viedma, de camisa verde, posa con el equipo de Monkimun. Recaudó fondos en Silicon Valley pero decidió abrir la oficina en Madrid. Crédito: Monkimun

MENLO PARK, California .— Cuando Cristóbal Viedma llega a San Francisco, se queda en casa de algún amigo para ahorrarse el gasto en hoteles.

El español, fundador de la desarrolladora de aplicaciones de idiomas Monkimun, está en un club exclusivo: no son muchos los emprendedores de países de habla hispana que hayan logrado recaudar inversiones de capital en Silicon Valley.

Pero esta región de California donde se concentran los principales inversionistas en negocios de tecnología es un buen lugar para recaudar dinero, no para gastarlo.

Y eso es lo que hace Viedma que, hace casi dos años, recibió una inversión de un millón de dólares de inversionistas 'ángeles' en Silicon Valley. "Decidimos abrir la oficina en Madrid", dice.

Los costos de contratar un equipo y operar en San Francisco o el Valle hubieran sido muy altos. Un ingeniero en sistemas puede ganar aquí un promedio de 110,000 dólares al año, según el sitio de empleos Glassdoor.

Viedma llegó a Silicon Valley de la mano de uno de los inversionistas que más presta atención a otras regiones del mundo, Dave McClure, fundador de la aceleradora de negocios 500 Startups.

El español estudió en Suecia y trabajó en Singapur en Viki, una empresa de TV online en la que McClure había invertido. Cuando esta compañía se vendió a una corporación japonesa, Viedma se llevó una compensación que le permitió tener su departamento propio en Madrid.

"Pensé: 'me compro un piso y ya estoy tranquilo'", dice. No tenía planeado volver al mundo emprendedor.

Una idea accidental
En esa época de ocio, se puso a jugar con su sobrina Marieta, que tenía dos años, y a enseñarle inglés. Pero no encontraba aplicaciones que les permitieran profundizar las lecciones.

"No había cursos completos –cuenta–, no había material bueno".

Entonces se decidió a programar él mismo una app para aprender inglés. "Mi sobrina daba las órdenes y yo programaba lo que ella decía", dice.

Cuando la app logró 250,000 descargas en unas pocas semanas, Viedma habló con McClure y éste le ofreció una inversión inicial y que participara del programa de aceleración de 500 Startups en San Francisco. Viedma llegó aquí con su hermana y su sobrina en el otoño de 2014.

Al terminar el programa de aceleración, levantaron la primera ronda de inversión, que les permitió abrir la oficina en Madrid. Entre los inversionistas estaba Sho-Zemi, una cadena de centros educativos en Japón.

Monkimun logró así sumarse a un grupo de varias decenas de startups latinas y españolas que han levantado capital en Silicon Valley y que operan desde sus países de origen. Según la plataforma de datos Crunchbase, son poco más de 40, la gran mayoría brasileñas. Entre ellas están el banco digital brasileño Nubank, las empresas mexicanas de finanzas por internet Kubo Financiero y Kueski, y el sitio de compras argentino Avenida.com.

Talento económico
Hay varios emprendedores latinoamericanos en Silicon Valley que aprovechan el menor costo del personal en sus países de origen para contratar a desarrolladores allí. Un ejemplo es la startup Shoe Lovers, del mexicano Felipe Servín, operadora de la popular página de Facebook Yo Amo los Zapatos. También los fundadores colombianos de Torre Technologies y los argentinos detrás de Bluesmart hacen lo mismo.

Pero también hay empresas estadounidenses que están empezando a descubrir que el talento latinoamericano rinde igual o más por menos dinero, como en el caso de la empresa creadora del intercomunicador hogareño Nucleus, que tiene un equipo de ingenieros de sistemas en Colima, México.

Viedma regresa a Silicon Valley cada tanto y dio esta entrevista a Univision Noticias en Menlo Park, el pueblo donde están muchos de los principales fondos de inversión, mientras ya comenzaba a visitarlos en busca de su siguiente ronda de capital para seguir creciendo la empresa.

Según comenta, los s ya han instalado sus aplicaciones más de cinco millones de veces, en parte gracias a alianzas con socios poderosos como Amazon y Google. Hace poco, la empresa decidió concentrar sus esfuerzos en una sola app, LingoKids, que incluye contenido de Oxford University Press.

Su negocio es que las familias que usan la app paguen una suscripción de 10 dólares por mes o 60 por año. "Es como llevar los niños al colegio", dice el emprendedor. La empresa debería poder sostenerse con sus ingresos a partir de enero.

Clima diferente entre los fondos
El aprendizaje es a través de juegos y actividades que mantienen al niño involucrado, dice Viedma. Para sostener su interés, la app suma actividades nuevas todos los días. La meta es ofrecer la profundidad de aprendizaje de inglés que Viedma y su sobrina no encontraron hace dos años.

Su mercado más grande está en México, con más de 100,000 s registrados y 3,000 que pagan la suscripción. Pero también lanzó en Brasil y países del sureste de Asia: Filipinas, Indonesia, Tailandia, entre otros.

Mientras busca inversiones en Silicon Valley, Viedma dice que nota el cambio de clima entre los inversionistas. Así como en 2015 la sensación general era que cualquier idea recibía inversiones, ahora los fondos están más exigentes en ver buenos números de crecimiento y promesas de rentabilidad pronta antes de firmar un cheque.

"Ha cambiado radicalmente en cuanto al foco en la empresa –dice–. Ahora es mucho más en ingresos, que sea un negocio de verdad".

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