Hace calor y todos lo padecen, pero hay quien lo niega: ¿quiénes y por qué?

Mientras la temperatura de la Tierra experimenta salud y tú solo piensas en cuánto será la cuenta de luz después de un mes entero de aire acondicionado intensivo, todavía hay quienes niegan los hechos y digan que el calentamiento global no existe. ¿Cómo enfrentar este tipo de negacionismo?
El primer paso es fácil. Debemos amplificar el trabajo de los verificadores de datos sobre este tema. Es hora de difundir que, al contrario de lo que se vio por las redes sociales y los apps de mensajería en las últimas semanas, el calentamiento global no es consecuencia de los movimientos naturales del Sol y de la Luna. Se trata de un fenómeno comprobadamente conectado a la actividad humana. EFE Verifica te lo explica con detalles.
También recuerda que no es correcto usar el crecimiento del territorio de Antártida como prueba de que la temperatura del mundo no aumenta. Tras ver varias publicaciones sobre este asunto, los fact-checkers de AFP entrevistaron a expertos, quienes cuentan que, si el continente helado crece, es porque hubo/hay un proceso de deshielo masivo en sus montañas. Todo –claro– consecuencia del calentamiento global.
Tampoco compartas ese supuesto mapa del tiempo que algunos en las redes sociales dicen que es de los años 80 y que trae una previsión de temperaturas de hasta 44 grados en colores morados y azules (como si ese tipo de calor fuera considerado común entonces). La imagen no prueba que, hace unos años, ese tipo de calor era normal y placentero. El mapa está totalmente fuera de contexto y no es de los 80, explica Newtral.
Pero, además de compartir las verificaciones sobre el cambio climático, también puedes amplificar los hallazgos de las investigaciones que demuestran quiénes están/estuvieron por detrás del negacionismo climático, promoviendo esa locura.
Un detallado estudio realizado por el equipo de Annie Lab, unidad de fact-checking de la Universidad de Hong Kong, concluye que China promovió ese negacionismo por todo el planeta hasta hace muy poco tiempo y que ahora –imagina la ironía– también sufre con las consecuencias de sus mentiras.
Durante ocho meses, entre septiembre de 2022 y abril de 2023, los investigadores analizaron centenas de publicaciones en redes sociales, sistemas de búsquedas y apps de mensajería que son populares en Asia.
El objetivo era entender cómo se difundían las falsedades climáticas en la región. Así, el equipo de Annie Lab recolectó dados en Weibo (plataforma online semejante a Twitter), WeChat (una aplicación similar a WhatsApp) y Baidu (una especie de Google), además de Douyin, Xigua, Sohu, Sogou y Bilibili. Los resultados de este trabajo (disponibles aquí, en inglés) son preocupantes.
Hasta 2012, China promovía el negacionismo climático porque consideraba que la narrativa global sobre el calentamiento de la Tierra era una "herramienta de Occidente para frenar" el crecimiento del país. Hasta aquel año, cuentan los investigadores, el gobierno chino apostaba en esparcir datos que negaban el calentamiento global como forma de proteger su economía.
Hoy la posición del gobierno chino es totalmente diferente. El Partido Comunista sabe que las altas temperaturas son innegables y, ahora, se esfuerza para reemplazar la narrativa anterior con una sorprendente. China impulsa la noción de que la crisis climática es no solo real, sino también una enorme oportunidad de negocios. Para los chinos, es hora de desarrollar y de vender tecnologías verdes. Así que no les viene bien seguir mintiendo sobre el calentamiento global.
Según datos de 2020 del Global Carbon Project citados por la agencia AP, China supera a Estados Unidos como el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, más que duplicando la cantidad de dióxido de carbono que arroja a la atmosfera que el que genera EEUU, hasta hace poco el mayor país contaminante.
Sin embargo, Beijing aprobó la construcción de docenas de plantas de carbón. Parece que está todo conectado. Y está.
La semana pasada, The Washington Post informó que el líder chino Xi Jinping había dicho que Beijing será el único responsable de decidir cómo y cuán rápidamente abordará el cambio climático. Que nadie logrará interferir en el ritmo de sus decisiones.
Mientras tanto, a nosotros nos toca beber mucha agua, evitar el sol y –por supuesto– pagar la cuenta del aire acondicionado.
Cristina Tardáguila es fundadora de Lupa.
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