Bases militares de EEUU prueban cómo lograr que más soldados usen bicicletas y caminen

Ocupada cada día con miles o decenas de miles de personas, una base militar es una miniciudad. Tiene sus propios departamentos de policía, bomberos y servicios recreativos e incluso un ‘alcalde’ (el comandante de la base). Tiene tráfico, delincuencia y contaminación, al igual que una ciudad normal. Y sus habitantes están lidiando con un importante problema de salud pública: la obesidad. Ahora el Departamento de Defensa de Estados Unidos (DoD) está analizando el entorno de la propia base para poner en forma a sus tropas.
Cada empleador importante actualmente parece estar impulsando una iniciativa de salud y bienestar. Pero la salud de los millones de trabajadores bajo el comando del Pentágono es crítica para la seguridad nacional: las tropas que no cumplen con un estándar mínimo de aptitud no pueden combatir. El tratamiento de enfermedades asociadas con la obesidad y el consumo de tabaco le cuesta al Pentágono 3,000 millones de dólares al año. Más tropas fueron evacuadas de Irak y Afganistán debido a esguinces graves y fracturas —a los cuales son propensas las personas con sobre peso y pobre aptitud— que a causa de heridas en combate.
"Desde una perspectiva de disponibilidad, se supone que nuestros deben estar aptos", dice Ed Miles, director de estrategia e innovación para la comunidad militar y política familiar del Departamento de Defensa. "Pero somos iguales que todos los demás. Nos falta tiempo; nos faltan instalaciones".
Cambiar los menús en los comedores ha sido una parte del enfoque del DoD. Inspirándose en el movimiento de diseño activo, también está estudiando los diseños urbanos de sus bases: qué puede disuadir a alguien de caminar, montar en bicicleta y ejercitarse y qué hace que sea difícil encontrar comida saludable. En 2014, el Pentágono lanzó la Iniciativa de Base Saludable para probar mejoras físicas en 14 instalaciones militares (la mayoría se encuentran en Estados Unidos y la mayoría son bases, pero unos cuantos son puestos o cuarteles generales de organismos). Dado que la planificación militar sucede muy lentamente, el DoD priorizó los microcambios rápidos, tales como señales que animan a la gente a usar las escaleras, gimnasios familiares que proporcionan cuidado infantil mientras los adultos se ejercitan, y mercados de agricultores.
"Nuestras instalaciones fueron construidas para el automóvil", dice Miles. "No fueron construidas para caminar, ni para andar en bicicleta". Ya que tienen los mismos problemas que muchos pueblos y vecindarios civiles, pero son relativamente independientes y autónomos, son buenos lugares para probar soluciones ambientales.

Un análisis de los servicios disponibles a pie en una base militar (Cortesía de Arrowstreet).

La misma base militar, analizada desde el punto de vista de población diurna y nocturna (Cortesía de Arrowstreet).
El DoD trabajó con la empresa de planificación y arquitectura de Boston Arrowstreet y una docena de otros expertos externos. Los arquitectos hicieron una evaluación física de nueve de las 14 instalaciones en el estudio, creando mapas SIG para determinar cómo todo se conectaba en la base para influir en la calidad de vida. ¿Podían los del ejército caminar de un lugar a otro en lugar de utilizar sus autos? ¿Podían sus hijos caminar a la escuela de forma segura? ¿Podía la gente llegar fácilmente a un gimnasio al final de su turno y encontrar comida saludable en su descanso?
A menudo, dice la directora de Arrowstreet Patricia Cornelison, los servicios de comida estaban agrupados en un solo lugar, en lugar de distribuirse "donde fuera un poco más sensible a dónde se encuentra la gente". La naturaleza de 24 horas de la vida en la base añade otra dimensión al análisis, dice su colega Scott Pollack. "No sólo tuvimos que entender dónde estaban las cosas—el gimnasio, la comida—, sino que tuvimos que mapear dónde estaban las personas, y dónde estaba la gente temporalmente", dice Pollack. "Uno de los obstáculos era que las cosas no estaban en su lugar cuando se necesitaban".
El tamaño de las instalaciones variaba desde pequeñas (la Base Naval Submarina de New London en Groton, Connecticut, de 3.5 millas cuadradas) hasta extremadamente grandes ( Fort Bragg, en Carolina del Norte, de 27 millas cuadradas y una población de 140,000 personas). Algunas se encontraban en lugares remotos, mientras que otras estaban integradas en las zonas urbanas. Sin embargo, los arquitectos y otros colaboradores del estudio fueron capaces de sacar varias conclusiones generales.
En primer lugar, como señala el enorme informe de la Iniciativa de Base Saludable, el entorno construido tiene un papel crucial en el apoyo a la salud de las personas en la base: "Los factores que desempeñan un papel en la vida activa son complejos y multifacéticos. Por lo tanto, limitarse a promover la actividad física no podrá, por sí mismo, producir los cambios necesarios. Esto también debe abordarse el entorno construido".
Los núcleos centrales les pueden permitir a tantas personas como sea posible comer, trabajar, comprar, e ir al médico sin tener que conducir. Sin embargo, en los lugares más alejados los camiones con opciones de alimentos nutritivos podrían hacer más conveniente comer saludable, dice el informe.

Evaluación de la facilidad de utilizar la bicicleta en la base. En verde, donde primerizos pueden montar; en rojo, las zonas aptas para expertos. (Cortesía de Arrowstreet)
Durante el estudio, la Agencia de Logística de Defensa en Fort Belvoir, Virginia, ensayó un programa de uso compartido de bicicletas o bicicletas públicas, financiado con los fondos discrecionales del comandante. "Los chicos hacían fila en el almuerzo para las bicicletas", dice Miles, y el programa sigue funcionando. Pero Fort Belvoir fue la única base que lo puso a prueba debido a limitaciones de financiación y preocupaciones sobre asociarse con una empresa privada. El informe insta al DoD a considerar las asociaciones público-privadas o replicar el modelo de uso compartido de bicicletas de los campus universitarios, donde varios departamentos contribuyen al costo.
El uso de las instalaciones del gimnasio por parte de los del ejército a menudo se basaba en el cuidado infantil, reportaron los autores del informe. Si la guardería estaba llena o estaba demasiado lejos del gimnasio, los padres no podían ejercitarse. El informe sugiere que se agrupen las guarderías, los gimnasios y las escuelas en desarrollos futuros (idea que vale la pena probar fuera de la base, también).
Los diseñadores de Arrowstreet desarrollaron una herramienta de calificación que los comandantes pueden utilizar, calificando su base en cuanto a cuán bien apoya la vida activa mediante características como las aceras, los carriles de bicicletas y los centros comerciales. Pero las decisiones para mejorar la infraestructura militar requieren dinero y mucho tiempo. "Cuando hay que construir algo en una instalación militar, esas cosas están en el proceso de planificación durante años ", dice Miles. Cada base tiene una guía de planificación a largo plazo y una junta que aprueba los proyectos, según la financiación.
Eso puede conducir al escepticismo acerca de la capacidad para lograr realmente un impacto. En el campo, "no vimos muchísima asistencia integral en términos del entorno construido," ite Miles. "No pudieron cambiarlo. Se requiere tiempo".
Sin embargo, mejorar las bases no tiene que costar mucho. El informe recomienda desviar algunos fondos para estacionamiento y calles hacia las veredas y senderos, que son mucho más baratos. "Esperamos que la gente que lea el informe tome eso en cuenta cuando considere sus planes de mejora durante los próximos cinco a diez años", dice Miles. Incluso unas pocas bases que instalaran mejores aceras o estrenaron centros integrales de cuidado infantil y gimnasios podrían cosechar beneficios reales y servir como modelos a seguir para otras, sobre todo los extensos parques de oficinas y subdivisiones del mundo civil.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.