Estados Unidos está llenándose de ciervos y las ciudades no saben qué hacer con ellos

Hace una década, los ciervos eran algo raro en Staten Island. Se piensa que el ciervo de cola blanca abandonó la isla a finales del siglo XIX, empujado por el desarrollo humano hacia los campos abiertos en el vecino estado de Nueva Jersey. En 2008, la población estimada de ciervos en las 60 millas cuadradas del distrito de la ciudad de Nueva York era de sólo 24 especímenes.
Luego regresaron los ciervos, atravesando a nado el estrecho de Arthur Kill y la Bahía Raritan desde Nueva Jersey en busca de nuevos hábitats. Y se reprodujeron... y mucho. Una inspección aérea de la población de ciervos en 2014 la situó en 793. En 2017, la nueva estimación era de entre 1,918 y 2,188, lo que representa un aumento de un 9,000% en apenas nueve años.
En diversos grados, ciudades y pueblos del noreste han estado experimentando un constante resurgimiento de las poblaciones de ciervos en las últimas décadas, conforme se profundizaban los patrones de suburbanización y desaparecían las prácticas de caza. Si usted vive en cualquier lugar fuera de un centro urbano, probablemente ha notado esta tendencia. Los ciervos son bonitos. Todos hemos llorado viendo Bambi. Entonces, ¿cuál es el problema?
Bien, hay unos cuantos. Los ciervos hambrientos se comen (o pisotean) casi cualquier cosa en un jardín, convirtiéndose en una plaga para propietarios de viviendas urbanas y suburbanas. La excesiva alimentación de la vegetación por parte de los ciervos agota el sotobosque, amenazando el hábitat de las aves y la regeneración de los árboles. Y cuando los ciervos vagan hacia las carreteras, los resultados no son tan lindos. Hay alrededor de 1.25 millones de colisiones entre autos y ciervos, alces y alces americanos anualmente en Estados Unidos, según la aseguradora State Farm, y éstos causan alrededor de 150 muertes humanas e innumerables muertes de animales, cada año.
También albergan los insectos que transmiten la enfermedad de Lyme, la que va en aumento en EEUU: los casos reportados se han triplicado desde comienzos de los años noventa, y la verdadera incidencia puede ser 10 veces mayor, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. La garrapata de patas negras que porta la enfermedad de Lyme es comúnmente llamada la garrapata de los ciervos, ya que ellos son los principales huéspedes reproductivos para las garrapatas adultas. Pero las garrapatas no adquieren la enfermedad de Lyme de los ciervos:eso sucede antes en el ciclo de vida de la garrapata, usualmente al alimentarse de ratones de patas blancas (los dictámenes científicos sobre la relación exacta entre la densidad de ciervos y la prevalencia de la enfermedad de Lyme varían considerablemente).
La explosión de ciervos en la región oriental de Estados Unidos ha llevado a algunos pueblos y ciudades a sacrificarlos. Ann Arbor, en Michigan, realizó recientemente un proceso combinado de sacrificio con rifles y esterilización de ciervas (que paren de uno a tres cervatillos al año durante un ciclo de vida de hasta diez años, lo cual explica cómo sus números aumentan tan rápidamente). Mount Lebanon, en Pennsylvania (un suburbio de Pittsburgh) ha intentado sacrificios con arcos y cacerías con rifles, pero hasta el pasado mes de octubre la ciudad todavía estaba experimentando un pico en las colisiones de vehículos con ciervos.
Otros municipios esperan que los cazadores locales pueden ayudar. Charlottesville, en Virginia, está finalizando una nueva ordenanza que permitirá la caza de ciervos con arcos en tierras privadas en lotes de medio acre y más. Mike Murphy, un subgestor municipal, dice que los ciervos han sido un tema de debate permanente entre los residentes durante los últimos años.
"Creo que parte de ello se trata, sin duda, de los daños ornamentales: personas que se preocupan por su patio o jardín", dice Murphy. "Parte de ello también es la gente preocupada por las garrapatas y la salud pública, y si hay una relación entre éstas y tener ciervos en el patio de su casa. Y, por supuesto, hay algunos documentos que muestran que estábamos teniendo más colisiones de tráfico con ciervos, lo cual es un problema de seguridad".
A pesar de todos los esfuerzos locales para reducir los números de ciervos, los residentes de los vecindarios asediados por ciervos no deberían ver cambios positivos pronto. En primer lugar, uno de los motivos por los que la población de ciervos de América del Norte está creciendo es la casi total eliminación de sus principales depredadores, como los lobos y los pumas. En segundo lugar, conforme el desarrollo estilo suburbano continúa propagándose desordenadamente por todos lados, los ciervos no se cuelan en nuestras fiestas, sino que efectivamente los estamos invitando con entremeses.
"Los ciervos son lo que consideramos una especie de bordes", dice David Drake, especialista en vida silvestre de la Universidad de Wisconsin en Madison. "En cualquier lugar donde se unan dos o más tipos de vegetación —una zona arbolada y un barrio residencial o un campo— eso es un borde de vegetación. Si piensa en las zonas suburbanas, o cualquier área desarrollada para los seres humanos, hay mucha fragmentación del hábitat".
Los ciervos no son felices en la selva profunda: la mayor parte de los alimentos en los bosques está demasiado alta para ellos. Ellos prefieren el ‘hábitat de borde’, es decir, la periferia de los bosques donde los árboles dan paso a pastizales. O, por ejemplo, donde una subdivisión colinda con el bosque. El típico vecindario estadounidense, con su mezcla de arbustos ornamentales, prados y pequeñas áreas de árboles, funciona como una fábrica ideal de ciervos.
Y el pastoreo en los patios suburbanos tiene otro beneficio para los ciervos, señala Drake: a diferencia de los bosques verdaderos, los propietarios suelen replantar la vegetación que comen, entonces pueden regresar y comérsela de nuevo. "Existe esta gran cinta transportadora de alimentos en las zonas suburbanas", dice Drake.
Puesto que la caza recreativa ha disminuido notablemente, la superpoblación se ha convertido en un problema grave para muchos pueblos y ninguno de los actuales métodos no letales para manejar los ciervos viene sin grandes inconvenientes. La esterilización se considera un costo prohibitivo por parte de muchos municipios que la contemplan (puede costar 2,500 dólares por cabeza). Las vacunas de control de la natalidad requieren una vacuna de refuerzo cada segundo año, por lo que los equipos que las istran tienen que rastrear a los ciervos nuevamente un año más tarde. Las vacunas también son menos eficaces que la esterilización, y no son mucho más baratas.
Tony DeNicola conoce los métodos de primera mano. DeNicola es el presidente de White Buffalo, una organización sin fines de lucro de Connecticut que muchas ciudades han contratado para realizar sacrificios de ciervos y programas de esterilización o control de la natalidad. White Buffalo hizo la cacería con rifles y la esterilización en Ann Arbor y el sacrificio con arcos en Mount Lebanon. Acaba de realizarle vasectomías a 720 ciervos machos en Staten Island en un intento por reducir el rápido aumento del número de ciervos en este lugar.
"La evolución de las opciones había sido brutalmente lenta", dice DeNicola, doctor en Biología y fundador de White Buffalo en 1995. "Es simplemente porque es vida silvestre. No hay muchos recursos disponibles para investigación y desarrollo". Pero una vacuna mejor no sería necesariamente un remedio milagroso, dice.
"Se empieza con la política. Primero, tienes que superar el problema de buscar a alguien que tenga los medios para matar o impactar a los ciervos. Luego pasas de ese escollo a 'Caramba, esto es realmente caro'. Luego, esperas no recibir una demanda de una facción que cree nuevas demoras u obstáculos para los políticos, a quienes no les gusta la fricción".
Cuando se disponen los sacrificios, a continuación, suelen venir las protestas de los defensores de los derechos de los animales. En enero, dos decenas de manifestantes marcharon por el campus de la Universidad de Michigan en Ann Arbor con carteles de ‘Detengan la cacería’ (la universidad se había ofrecido para ayudar a financiar el sacrificio y permitió a cazadores en sus predios). Otras protestas han estallado en Shaker Heights, Ohio (un suburbio de Cleveland); Canton, Massachusetts, cerca de Boston; Washington DC y en otros lugares.
Dice DeNicola que ha sido demandado ocho veces y ha recibido amenazas de muerte por su trabajo. Los defensores de los derechos de los animales no son los únicos que se unen con los sacrificios de ciervos: los cazadores deportivos a veces se oponen a la práctica si creen que reducirá drásticamente la población de ciervos, dice.
Los sacrificios letales en zonas altamente pobladas son delicados. Disparar armas de fuego es peligroso en vecindarios densamente poblados y es ilegal en muchas jurisdicciones, como la ciudad de Nueva York. Eso deja solamente el uso de arcos, lo cual representa un riesgo muy bajo para las personas ("literalmente han pasado décadas desde que hubo un accidente mortal derivado de un incidente de tiro con arco", señala Murphy de Charlottesville, Virginia). Pero la cacería con arcos es difícil y DeNicola se muestra escéptico sobre su eficacia. "La gente piensa que se puede traer a un montón de cazadores con arcos y solucionar lo de los ciervos. Eso es un error". También dice que el tiro con arco puede terminar siendo más inhumano que las cacerías con armas de fuego, pues los ciervos heridos con flechas pueden no morir instantáneamente.
La Sociedad Humana de Estados Unidos se opone al control letal de los ciervos pues lo considera inhumano e ineficaz. Entre sus consejos para evitar los conflictos entre ciervos y humanos son que los jardineros cambien a plantas resistentes a los ciervos y usen repelentes, y que las ciudades y estados pongan cercas que eviten que los ciervos crucen las calles. En Hastings-on-Hudson, Nueva York, esta organización está poniendo a prueba la vacuna de control de la natalidad PZP-22 en una manada de ciervos. Un estudio similar en Fire Island redujo el número de ciervos. Los funcionarios de Hastings no esperan ver una reducción cuantificable en el tamaño del rebaño en cinco a 10 años. Mientras tanto, los ciervos tratados aún portarán garrapatas, mascarán los arbustos y vagarán por calles muy transitadas.
Sopesar los complicados pros y contras de cada medida, y el costo político, hace que la mayoría de los funcionarios que se ponen en o con él recapaciten, dice DeNicola. "En un 95% de los casos, cuando se dan cuenta de la política y los costos, dicen: ‘Supongo que seguiremos viviendo con los ciervos’".
No todos serán infelices con eso. Por cada propietario de Staten Island que se enoja cuando un ciervo se mete en su patio y destroza un árbol, hay otro que los alimenta de su mano. Determinar cuál es la cantidad excesiva de ciervos depende principalmente de la opinión de cada persona. Cualquiera que sean sus sentimientos acerca de sus vecinos con pezuñas, los estadounidenses en los lugares llenos de ciervos seguirán conviviendo con ellos en el futuro previsible. Si usted siembra tulipanes (favorito de los ciervos) en su jardín, espere tener compañía.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.