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CityLab Medio Ambiente

El ingenioso plan de Barcelona para duplicar su cantidad de árboles

A pesar de no tener mucho espacio, la ciudad condal está planificando una gran renovación verde para combatir el calor y mejorar su calidad de vida.
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19 May 2017 – 12:48 PM EDT
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Una representación de la red de pasillos verdes planeados para Barcelona; en su núcleo está la agrandada Plaça de les Glories Catalans. Crédito: Ajuntament de Barcelona

Cuando una ciudad necesita espacio verde pero ya no tiene espacio, ¿qué puede hacer? Es un problema que están enfrentando muchas ciudades más viejas y densas a medida que tratan de volverse más agradables para sus ciudadanos y para el medioambiente. Para Barcelona, este reto requiere ingenio particular, ya que el espacio escacea.

Con un nudo intenso de edificios históricos en su núcleo, la segunda ciudad de España no muestra potencial obvio para convertirse en un futuro paraíso verde. Sin embargo, Barcelona necesita urgentemente nuevos espacios verdes para combatir el efecto de la ‘isla de calor’, es decir, el aumento de temperaturas que generan las urbes debido a la extensión de concreto. Además, necesita lidiar con la contaminación ambiental y de ruido y mejorar la calidad de vida de sus residentes.

Es por eso que el pasado lunes 15 de mayo la ciudad anunció un programa restaurador de espacios verdes que busca cambiar paradigmas. Se duplicará la cantidad de árboles en la ciudad, se incrementará en dos tercios el espacio de los parques y habrá un metro cuadrado adicional de áreas verdes por cada residente de la ciudad . El plan urbano producirá 108 acres de nuevos espacios verdes para 2019 y más de 400 acres para 2030; se trata de un modelo de ingenio que podría servir de ejemplo para otras ciudades.

El problema de Barcelona no es que actualmente carece de parques. Su Parc de Collserola se extiende hacia afuera desde los suburbios en el oeste y abarca un enorme espacio de 80 kilómetros cuadrados. En cambio, el problema está en que el espacio verde de la ciudad está distribuido de manera muy dispareja. Casi todos los parques más grandes de Barcelona se encuentran en las cuestas que se elevan hacia la modesta cordillera que está detrás de la ciudad. Esto funciona bien para escapadas durante el fin de semana y como telón de fondo general, pero estas montañas están lejos de los centros de actividad de la ciudad.

En su centro, las construcciones de Barcelona ocupan más o menos casi todo su espacio hasta la última pulgada cuadrada, con una red de calles y callejones históricos sosteniendo una densidad poblacional más alta que la de Manhattan. El mar de edificios del área a veces se suaviza con avenidas de árboles, pequeños jardines y un parque modesto pero bello. Pero, aun así, el peso fuerte del aire puede producir un efecto claustrofóbico durante los múltiples días calurosos que experimenta Barcelona cada año.

Este desequilibrio quizás haya contribuido parcialmente a diferencias grandes en temperatura entre el centro de la ciudad y su periferia. Normalmente las temperaturas son hasta 7 centígrados (11 grados Fahrenheit) más altas en el corazón viejo de la ciudad que en sus suburbios más verdes y más elevados. Las ciudades en la península ibérica siempre se han adaptado cuidadosamente al calor intenso del verano. Las calles se mantienen estrechas para proveer sombra y con frecuencia, durante el verano se usan toldos y persianas para tapar las ventanas que dan hacia el sur. Esto mantiene a los interiores frescos sin tener que recurrir automáticamente al aire acondicionado. Sin embargo, en una ciudad en que las temperaturas máximas regularmente sobrepasan 90 grados Fahrenheit, el cambio climático sólo hará que Barcelona se vuelva más calurosa, seca y potencialmente más incómoda. Por lo tanto, los planes para hacer que la ciudad se vuelva más verde no sólo se tratan de crear un ambiente urbano más atractivo, sino que son un paso esencial para asegurar que el interior de Barcelona se mantenga habitable durante el verano.

No se puede crear un parque grande de un ambiente tan densamente construido. Sin embargo, la ciudad piensa transformar su núcleo en un mosaico floreciente de plantas y cubierta arbórea. La ciudad ha encontrado espacio para cinco jardines nuevos, los cuales finalmente se conectarán a espacios abiertos existentes con nuevos y exuberantes pasillos de verdor que crearán un hábitat impecable para la fauna urbana. La cubierta verde suavizará el resplandor del sol, enredaderas se extenderán por paredes desnudas y jardines temporales ocuparán sitios esperando obras de construcción, lo cual refrescará su alrededor.

Así es cómo se verá la red de pasillos verdes de Barcelona cuando ya esté completa. La tierra de color verde oscuro en la parte superior a la izquierda es el Parc de Collserola, el cual se extiende lejos, desde la ciudad hasta las áreas circundantes (Ajuntament de Barcelona).

Los cinco jardines nuevos —muchos de los cuales ya se están construyendo— representan una lección sobre cómo encontrar espacio donde aparentemente no hay. El jardín más grande se construirá alrededor de una plaza principal de la ciudad; el terreno que se está usando para el jardín antes era para los autos, pero ahora esos vehículos se desviarán a unos túneles cercanos. Un parque pequeño ya se había creado en la Plaça de les Glòries Catalanes, y al enterrar vías elevadas que actualmente entrecruzan el espacio, la ciudad ha encontrado una manera de extenderlo enormemente y hacer que el oasis resultante sea mucho más sereno.

Se creará otro espacio verde —y con bastante polémica— al eliminar una cuadra de patios interiores en el centro de la ciudad que actualmente está parcialmente ocupada por talleres ilegales de una sola planta que datan de los años 20. Un tercer espacio público se creará al abrir al público un exuberante y maduro jardín de 7.5 acres que forma parte de una casa museo que se acaba de crear. El cuarto parque se inaugurará en lo que actualmente es un pedazo pequeño de páramo que anteriormente se usaba para fines industriales; se encuentra en el interior detrás del muelle principal de carga de la ciudad. El quinto parque se creará como parte de una revitalización muy demorada pero nuevamente revivida de una barraca periférica.

Un jardín de patio interior ya construido en el Ensanche (Ajuntament de Barcelona).

Se podría argumentar que el cambio más grande no son los parques sino las políticas diseñadas para conectar los espacios verdes en una sola red frondosa. Se sembrarán árboles en 10 grandes patios interiores en el distrito Ensanche, mientras que se aplicarán restricciones de estacionamiento a 10 plazas de la ciudad para permitir un mayor espacio para sembrar. Nuevas o agrandadas avenidas de árboles conectarán a esta red a lo largo de calles principales con superficies que son más permeables hacia la lluvia; de tal modo, aves e insectos pueden extenderse a lo largo de un hábitat continuo.

Si Barcelona parece sentir un fuerte entusiasmo por estos pasillos, parcialmente se debe al hecho que ya se ha comprobado que son exitosos. En 2000 la ciudad abrió un parque largo y delgado a lo largo de las orillas del rio Besós, un riachuelo que antes era cochambroso y que corría por tierras industriales en el noreste de la ciudad. Después de ser limpiado y parcialmente reabierto al público (algunas de sus zonas son pantanos protegidos), las orillas del rio (las cuales se pueden ver aquí) han florecido con plantas adecuadas para las aguas salobres, mientras que el río mismo ahora revivió y abunda de ranas, anguillas y tortugas acuáticas.

Una representación de cómo se podrían ver los pasillos verdes a nivel del suelo (Ajuntament de Barcelona).

Y, en el interior, la ciudad está tratando de recaudar bastante dinero para promover techos verdes. La ciudad acaba de pedir propuestas para 50 subsidios de 1,500 euros con el fin de preparar planes que crearán techos verdes en toda la ciudad. Las 10 propuestas principales tendrán derecho a recibir subvenciones de hasta 100,000 euros por techo. En otras partes de la ciudad habrá nuevas pajareras, cajas para murciélagos, panales de techo y hoteles para insectos. También se sembrarán enredaderas para cubrir paredes desnudas.

A nivel individual, todos estos microproyectos son unas gotas de agua en el mar. Pero en conjunto funcionarán para formar una inundación y así crear una futura Barcelona que será más verde, más fresca, más sustentable y más humana.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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