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A partir de junio, será más difícil para las minorías visitar los parques nacionales de EEUU

Un alza de 25 a 70 dólares en el costo de las entradas podría reducir aún más la cantidad de hispanos y afroestadounideses que van a los parques.
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6 Nov 2017 – 11:34 AM EST
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Un guardaparques vigila la entrada del Parque Nacional Joshua Tree en California. El Servicio Nacional de Parques ha surfrido recortes por más de 300 millones de dólares. Crédito: ROBYN BECK/AFP/Getty Images

Un viaje a algunos de los mejores parques nacionales de Estados Unidos no sale barato. Una vez que se toman en cuenta los gastos de viaje, la comida, el alojamiento y los equipos, el monto puede llegar fácilmente a varios cientos de dólares.

Sin embargo, cuando el Servicio de Parques Nacionales (NPS, por sus siglas en inglés) propuso el martes elevar el precio de la entrada por vehículo a 70 dólares—más del doble de la actual tarifa—los críticos respondieron que el organismo estaría impidiendo, especialmente a las familias de bajos ingresos, la entrada a lo que se supone son terrenos públicos. Al hacerlo, el NPS puede estar yendo en contra de su propia campaña de diversidad que aceleró el año pasado durante la celebración del centenario.


Este cambio se aplicaría a 17 de los sitios más visitados, incluyendo Yosemite, Yellowstone, el Gran Cañón y Shenandoah. También, entraría en vigor durante la temporada alta, que, para muchos de los parques afectados, es entre junio y octubre. La propuesta también duplicaría la tarifa para las motos y triplicaría la tasa para los que entran a pie o en bicicleta, dependiendo del parque.

Al enfrentar una propuesta de recorte presupuestario de 300 millones de dólares, el organismo estima que las nuevas tarifas podrían aumentar los ingresos anuales hasta en 70 millones de dólares—dinero que se destinaría a los 11,300 millones de dólares pendientes para los proyectos de reparación y mantenimiento. El Servicio de Parques Nacionales se encuentra ahora en un período de consulta pública de 30 días sobre el cambio propuesto.

Los críticos dicen que al aumentar las tarifas de entrada y reducir drásticamente el financiamiento clave del NPS, la istración Trump está poniendo sobre los visitantes la carga de mantener los tesoros nacionales de Estados Unidos. Como resultado, estos drásticos incrementos de tarifas preocupan a los defensores como José González, quienes dicen que podrían alejar las familias pertenecientes a minorías. Esto no quiere decir que todos los grupos de minorías no pueden permitirse el lujo de visitar estos parques, enfatiza González. Pero las familias trabajadoras afroestadounidenses e hispanas tienen más probabilidades que sus contrapartes blancas de ser de bajos ingresos.


"Es una realidad que tenemos que arreglar nuestros parques", dice González, quien dirige el grupo Latino Outdoor que estimula a las familias hispanas a unirse al movimiento al aire libre. "Pero es también una cuestión de cómo hacerlo para que no se haga a expensas de una creciente brecha de equidad", dice. González reconoce que el aumento de las tarifas puede no tener un gran impacto en las familias de bajos ingresos a las que ya les son demasiado costosos los viajes. Pero, para aquellas que están apenas fuera de ese grupo este aumento de precios es "hacerles más difícil la situación".

Hay que dejar claro que probablemente la tarifa de entrada por sí sola no es el factor decisivo para la mayoría de las familias, considerando los otros costos que se relacionan con un viaje. En definitiva, si alguien puede o desea desembolsar ese dinero también depende de su situación socioeconómica y cuánto valora o conoce el sistema de parques. Aun así, González dice que el elevado precio podría reforzar la "percepción de exclusión" que los grupos minoritarios ya sienten desde los parques nacionales.

"Tiene que ver con el sentido de no pertenencia, y con el miedo innato de que algo malo les podría suceder si van a algún parque nacional del oeste", dice Alan Spears de la Asociación de Conservación de Parques Nacionales. "Si a eso se le suma una elevada tarifa de entrada, puede ser lo que haga que la gente decida a irse [a otro lado]".

El NPS siempre ha reconocido su falta de diversidad entre visitantes y empleados. Su más reciente encuesta demográfica disponible reveló que, colectivamente, las minorías constituían sólo el 20% de los visitantes entre 2008 y 2009, lo cual señala que ha cambiado muy poco desde los resultados de la encuesta del año 2000. Y con una mano de obra predominantemente blanca, el organismo también reconoce su desconexión con personas de diferentes grupos étnicos, socioeconómicos y etarios.

"Esos programas no los dirigen hadas ni elfos; tenemos guardaparques, personas que realmente pueden tratar al público".


El ex director del NPS, Jon Jarvis, lanzó la Urban Agenda en 2015 para cerrar esa brecha, particularmente entre los parques y las poblaciones urbanas. Las iniciativas incluyen la campaña educativa Find Your Park –ya que muchas minorías encuestadas dicen que simplemente no saben acerca del sistema de parques nacionales– y el programa Every Kid in a Park para alumnos de cuarto grado en comunidades marginadas.

Ahora bien, no todo el mundo se opone al alza de precios. Sus defensores afirman que podría aliviar el problema de la superpoblación en algunos de los parques más populares: en 2016, el NPS registró una cifra récord de 331 millones de visitas, 23.7 millones más que en 2015. También podría atraer más atención a los destinos menos conocidos, dicen.

Pero Lincoln Larson, quien estudia las interacciones entre humanos y su entorno en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, argumenta que los beneficios de tener más visitantes superan las desventajas. "Hemos hecho muchas investigaciones que muestran cómo una mayor actividad de recreación en los parques conduce a un mayor comportamiento positivo ante la conservación sobre a escala local y a mayor escala", dice. "Por lo tanto, es mucho mejor que más gente se involucre y apoye los parques", dice.


Alan Spears, de la Asociación de Conservación de Parques Nacionales, dice que todo esto apunta a un problema mayor asociado a la estrategia de financiación de la actual istración. "Nos propusieron grandes incrementos de tarifas inmediatamente después de los recortes al presupuesto y al personal del servicio de parques, al mismo tiempo que estamos experimentando una cantidad récord de visitas". "Esos programas no los dirigen hadas ni elfos; tenemos guardaparques y personal de mantenimiento, personas que realmente pueden tratar al público". O sea, a un público diverso.

Nina Roberts, profesora de la Universidad Estatal de San Francisco que estudia la raza, la cultura, y las cuestiones de género en ambientes de recreación al aire libre, dice que se trata del mensaje, en particular para los grupos que tal vez no tengan conciencia de la importancia de los parques. Entre los recortes a la financiación y las propuestas de privatización de parques y de reducción de la designación de monumentos, la actual istración no ha dejado muy claro su mensaje.

"Tiene que haber un ciclo de retroalimentación que llegue a las personas de diferentes culturas, porque muy pronto, las minorías raciales serán la mayoría en toda la nación", dice Roberts. "La gente tendrá que compartir sus historias con familiares y amigos para animarlos a ir de visita. De lo contrario, el Congreso venderá esas tierras, y muy pronto veremos un montón de condominios en ellas".

De hecho, las propias investigaciones de Roberts muestran que, en general, las personas de distintas procedencias aún estarían dispuestas a pagar un precio más alto si esto implicara la mejora de sus parques. Es sólo que "tienes que darle a la gente justificaciones para ello, y eso es algo que debe ser generalizado", dice. "Puede o no importa de qué tipo son, las personas quieren y merecen saber a dónde va su dinero".

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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