El calentamiento del planeta ha generado que la capa de suelo congelada de manera permanente, conocida como permafrost, se derrita aceleradamente, lo que ha puesto en alerta a la comunidad científica por la liberación de gases de efecto invernadero como el carbono y el metano.
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Al día de hoy, para la comunidad científica es importante saber si el permafrost ha alcanzado un punto de no retorno, es decir, un temido momento hacia una desaparición lenta y completa en la que la liberación de gases es ineluctable y el cambio del ecosistema se vuelve irreversible.
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“Si todo el carbono congelado se escapase triplicaría la concentración (de ese gas) en la atmósfera”, dice Gustaf Hugelius, experto en los ciclos del carbono y el permafrost en la Universidad de Estocolmo a la agencia AFP, y afirma que el principal problema del permafrost es que el descongelamiento continuará incluso si cesan de inmediato todas las emisiones humanas. Crédito: Getty Images
En Alaska, donde el permafrost está presente bajo el 85% del territorio, su descongelamiento destruye la infraestructura. En Siberia, por ejemplo, ciudades enteras comienzan a resquebrajarse por los deslizamientos de los cimientos, como en Yakutsk (foto), la ciudad más grande del mundo construida sobre permafrost, donde algunos edificios están colapsando.
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En todo el Ártico, el descongelamiento del permafrost podría afectar hasta dos tercios de la infraestructura de aquí a 2050, según un proyecto de informe del IPCC obtenido por la AFP en junio y que debe ser publicado en 2022. Más de 1,200 ciudades y pueblos, 36,000 edificios y cuatro millones de personas se verían afectadas, según la misma fuente.
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La temperatura anual media en el Ártico subió 3.1 grados centígrados en los últimos 50 años, en lugar de un grado para el conjunto del planeta, había advertido en mayo el Programa de Vigilancia y Evaluación del Ártico (AMAP en inglés), y los gases de efecto invernadero que escapan del permafrost también amenazan los objetivos del Acuerdo de París sobre el clima, advierten los científicos.
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Los países que firmaron el tratado de 2015 se comprometieron a limitar el calentamiento climático “por debajo” de +2° C, en lo posible a +1.5° C con respecto a la era preindustrial con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono hacia mediados del siglo XXI. Crédito: Getty Images
En su último informe agosto, el IPCC destaca que “un calentamiento climático adicional amplificará el derretimiento del permafrost”, por lo que actuar rápidamente puede tener aún un efecto sobre la velocidad de su descongelamiento, estima Keith Larson, coordinador de proyectos para el Centro de Investigación de Impactos Climáticos (CIRC en inglés).
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Para tener posibilidades de no superar los 1.5° C, la humanidad no debería emitir más de 400,000 millones de toneladas de CO2, según las recientes conclusiones del IPCC. De acuerdo con las emisiones actuales, nuestro “presupuesto carbono” corre el riesgo de utilizarse en apenas una década.
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