Mi primera vez: un chef en Art Basel

Acompañamos al chef mexicano, Guillermo González Beristáin en su primera visita al Art Basel. Esta es una crónica de su experiencia en la que nos cuenta por qué una feria de arte internacional puede leerse desde distintos puntos de vista, incluida la cocina. 

Antes de pasar el módulo de migración platiqué unos minutos con un par de conocidos regiomontanos que, para mi sorpresa, llegaron a Miami con el mismo propósito que yo: recorrer Art Basel. “¿Vienes seguido?” me dijo uno de ellos antes de despedirse. “No”, respondí mientras lo veía partir, es mi primera vez en esta feria de arte internacional y, dicho sea de paso, en Miami. 

Como supongo ocurre con muchas de las primeras veces la expectativa no tiene nada que ver con la realidad. Sabía que Art Basel era una feria importante, había leído y escuchado de ella pero no tenía idea: ni de su tamaño, ni de su importancia, ni de su poder de convocatoria, una feria a la que si bien asisten artistas y coleccionistas está abierta a la curiosidad e intereses de todo tipo de gente, vi muchos compatriotas, uno que otro excéntrico y, para mi sorpresa, muchos niños. 

Tengo dos días caminando por los pasillos del Art Basel y no me la termino, la verdad sea dicha, lo más probable es que no pueda verla completa. Quise venir sin muchos prejuicios, sin una guía, sin saber qué seguía. Soy un cocinero, no soy un experto en la materia y probablemente sea ignorante. Eso no quita que podría quedarme horas viendo el cuadro de Clive Head ( Coffee and the cottage delight) y sus detalles, como la fachada del café Paul en el que había desayunado esta mañana o los colores nitidos que escurren en los cuadros de Ian Davenport.