El 12 de diciembre y 'la Guadalupana', la virgen amada a ambos lados de la frontera
El 12 de diciembre es un día especial para millones de católicos de todo el mundo, especialmente para los mexicanos. Se celebra una fiesta popular que venera a la Virgen de Guadalupe: una versión indígena de la Virgen María, pero esta de piel morena, que según los católicos se le apareció a un campesino en 1531.
La historia de las apariciones de Guadalupe se relata en un texto llamado Nican Mopohua, que significa 'aquí se cuenta' en náhuatl, una lengua azteca. El Nican Mopohua describe las múltiples apariciones de la madre de Jesús a Juan Diego Cuauhtlatoatzin, un indígena convertido al catolicismo, aproximadamente una década después de que los españoles conquistaran el México azteca.
Tras su cuarta y última aparición a Diego, los católicos creen que su imagen quedó impresa en su túnica de fibra de cactus, conocida como 'tilma'.
Como estudiosa del catolicismo, hace tiempo que me fascina la adoración de la Virgen María. La Virgen de Guadalupe, a menudo considerada un símbolo del amor inclusivo, se ha hecho especialmente querida por los inmigrantes y los latinos en Estados Unidos, que la ven como una protectora.
En los últimos 20 años, mi investigación sobre la Virgen de Guadalupe me ha llevado a visitar conmovedores santuarios en su honor en Estados Unidos: lugares llenos de velas y flores, desde el sur de Phoenix, Arizona, hasta Columbus Junction, Iowa; desde parroquias católicas hasta casas de familia y jardines.
El manto milagroso de la Virgen de Guadalupe
Según la historia original de la Guadalupana, para confirmar sus apariciones, la Virgen proporcionó a Juan Diego unas docenas de rosas españolas —un tipo que no se cultiva en México— para convencer al arzobispo Juan de Zumárraga de que las apariciones eran reales.
Tras ver las rosas y la transformación del humilde manto de Juan Diego en una reliquia sagrada, el arzobispo declaró milagrosas las apariciones y construyó una capilla en honor de la Virgen.
La capilla original, la Capilla de Indios, donde Juan Diego vivió el resto de su vida, sigue en pie en Ciudad de México. Está flanqueada por un museo, un convento carmelita, la Basílica Vieja —construida para honrar a la Virgen— y la moderna, donde cuelga el famoso manto desde 1976.
Millones de personas —católicos y no católicos, latinos y no latinos— han peregrinado al santuario para rezar, dar gracias y presentar sus respetos a esta manifestación indígena de la Virgen. Cariñosamente llamada 'la Virgencita', se la representa como símbolo de maternidad, cuidado y preocupación por sus hijos.
Aunque algunos estudiosos cuestionan la veracidad histórica del relato del Nican Mopohua, la Iglesia católica ha aprobado la historia de las apariciones.
El Papa Juan Pablo II nombró a la Virgen de Guadalupe 'Patrona de las Américas' y 'Estrella de la Nueva Evangelización' en 1999, indicando su papel central en la difusión del cristianismo católico en las Américas.
En 2002, Juan Pablo II canonizó a Juan Diego como primer santo indígena católico norteamericano, con su propia fiesta el 9 de diciembre.
La Virgen Morena
La santificación oficial de las apariciones ha contribuido sin duda a la popularidad de Guadalupe. Sin embargo, son sus orígenes humildes y su cercanía los que han hecho perdurar su adoración.
En concreto, son los orígenes indígenas de 'la Virgencita': una 'morena', como los hispanohablantes se refieren a una mujer de pelo y piel oscuros. A diferencia de otras apariciones famosas de la Virgen María, la mayoría de las cuales la describen con aspecto blanco y europeo, la Virgen representa la rica herencia de los mesoamericanos, reconociendo la dignidad de las culturas no europeas.
Como ha escrito el estudioso de la religión Lloyd Barba, "durante siglos, Guadalupe ha representado las historias mitificadas de raza, pueblo y nación de los mexicanos". El folclorista Eric Wolf considera a Guadalupe un "símbolo maestro", algo que "consagra las principales esperanzas y aspiraciones de toda una sociedad".
En la actualidad, la especial conexión entre los latinos y 'la Guadalupana' se basa en la controvertida y violenta historia de la frontera entre México y Estados Unidos. Como pueblo colonizado, muchos mexicanos se han reunido en torno a la Virgen en tiempos de angustia y necesidad, y su imagen ha sido un símbolo unificador durante guerras y revoluciones.
El cura Miguel Hidalgo, líder de la Guerra de Independencia mexicana de 1810, se paseaba con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Lo mismo hicieron el revolucionario Emiliano Zapata y su banda de reformistas durante la Revolución Mexicana de 1910. Y entre muchos latinos, católicos practicantes o no, se cree que es una madre que ama a sus hijos, pase lo que pase: una mujer que está a su lado sean pobres, ricos, solteros, casados, homosexuales o heterosexuales.
'La Guadalupana': amada en ambos lados de la frontera
El 12 de diciembre es un día alegre, con comidas y música tradicionales mexicanas. Una gran estatua de la Virgen se pasea por las calles, y “los matachines” se visten con magníficos trajes indígenas para honrarla, marcando el día como sagrado.
Tanto si visita Chicago como Phoenix o West Liberty (Iowa), se encontrará una celebración comunitaria de 'la Guadalupana' abierta a todos.
Los murales pintados de la Virgen de Guadalupe iluminan los edificios de hormigón y en varias partes en Estados Unidos, y los pequeños santuarios caseros, llamados 'altarcitos', cuentan con pequeñas estatuas de la Virgen, Jesús y un grupo de santos, junto con velas y fotografías de familiares, tanto vivos como fallecidos.
De hecho, la Guadalupana es un poderoso símbolo maestro de una mujer que da esperanza, amor y seguridad, especialmente a quienes se sienten marginados u oprimidos.
* Kristy Nabhan-Warren es Vicepresidenta Asociada de Investigación en la Universidad de Iowa. Este texto fue originalmente publicado en The Conversation. Puede consultar la versión en inglés aquí.
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