La primera actriz mexicana no tiene que decirlo: en su diario vivir muestra cómo ejerce de padre y madre de sus hijos Luciano y Carlo, de 16 y 15 años respectivamente. Al mayor, que padece Síndrome de Down, ya le enseñó a cocinar, a lavar su ropa mano, a dejar el baño limpio y a ejercitarse mientras disfruta de un chapuzón en la piscina. Ahora, tocó la afeitada.