Murió Charlie Watts, el "motor" de los Rolling Stones y uno de los mejores bateristas de todos los tiempos
Charlie Watts, quien cultivó una reservada personalidad opuesta a la de Mick Jagger y Keith Richards con los Rolling Stones, es recordado como el motor de la banda y uno de los mejores bateristas de todos los tiempos.
El baterista de la legendaria banda británica murió el martes en un hospital de Londres a los 80 años, dijo su publicista Bernard Doherty.
“Sin duda, Charlie Watts fue uno de los mejores bateristas del mundo. Su secreto – igual que Ringo (Starr) es el pulso. Charlie Watts fue el pulso de los Rolling Stones”, dijo Graham Nash a la revista Rolling Stone.
Los Rolling Stones, que van a reanudar pronto su gira por Estados Unidos, anunciaron este mes que Charlie no iba a participar en la gira para recuperarse de una intervención médica de emergencia.
Reservado y siempre elegante, el baterista fue la roca musical que con su toque con aires de jazz ayudó a moldear el sonido característico de una de las bandas de rock más icónicas y populares de todos los tiempos.
“Charlie Watts siempre ha sido la cama en la que me recuesto musicalmente”, dijo Richards en su autobiografía ‘Life’, de 2010.
Su toque tenía un swing y ritmo perfecto, pero al igual que él no era pretencioso.
“Tanto como la voz de Mick y la guitarra de Keith, el tambor de Charlie Watts es el sonido de los Rolling Stones”, dijo Bruce Springsteen en la introducción de la edición de 1991 del libro ‘The Big Beat’, del baterista Max Weinberg. “Cuando Mick canta, ‘It’s only rock ’n’ roll but I like it’, ¡Charlie está en el fondo mostrándote por qué!”
Charlie dividió su amor por la música con el jazz, que descubrió a los 12 años y poco después comenzó a tocar, de acuerdo con The New York Times. Su afición por el jazz lo llevó a formar años después The Charlie Watts Tentet, sin dejar nunca de tocar con los Stones.
“Siempre quise ser un baterista”, dijo a Rolling Stone en 1996. “Siempre tuve la ilusión de estar en Blue Note o Birland con Charlie Parker enfrente mío. No sonaba así, pero esa era la ilusión que tenía”.
Aunque tuvo una crisis entrando a la edad de madurez, que duró unos años consumiendo drogas, Charlie fue conocido por ser reservado y lacónico, así como por retirarse pronto tras los conciertos y no participar en las parrandas y excesos de rock’n’roll, drogas y sexo que distinguieron a Mick y Keith.
“Me encantaba tocar con Keith y la banda – todavía me gusta – pero no estuve interesado en ser un ídolo pop, estar allí sentado con chicas que gritan. Ese no es el mundo de donde yo vengo. No es lo que yo quería ser, y todavía creo que es tonto”, dijo Charlie en el libro ‘According to the Rolling Stones’, de 2003.
En general se llevó bien con todos los integrantes de la banda, dejando que ellos se pelearan por el liderazgo o la dirección del grupo, aunque en 1984 le conectó un derechazo a Mick por haberlo tratado como si fuera su empleado durante una llamada telefónica.
Furioso luego que Mick le llamó y preguntó: ‘¿Dónde está mi baterista?’, Charlie fue al cuarto de su hotel en Amsterdam, tocó la puerta y cuando el cantante abrió, le golpeó increpándole: “Nunca más me vuelvas a llamar 'mi baterista'”, le dijo a Mick, según contó Keith después al diario.
Charlie dijo en 2003 al diario que no estaba orgulloso de esa golpiza.
“Si no hubiera estado tomando no lo hubiera hecho nunca”, dijo. “Lo importante es, no me enojes”.
Tras sobrellevar cáncer a la garganta en 2004, Charlie continuó rockeando y llenando estadios hasta el final. Su dedicación y esfuerzo es un ejemplo para otros bateristas como Lars Ulrich, de Metallica, quien quiere tocar hasta sus setenta y tantos años.
“La única hoja de ruta es Charlie Watts”, dijo Lars a Billboard en 2016.
No quedó claro quiénes lo sobreviven, aunque él se casó en secreto con la escultora Shirley Anne Shepherd en 1964 y cuatro años después tuvieron una hija, Seraphina.