Winona forever: el eterno retorno de la generación X

“Me produce orgasmos ver a las mujeres ricas comprando los trapos que nosotros vestíamos". Este tuitazo, publicado hace tres años, es de Courtney Love criticando la entonces nueva campaña de Saint Laurent, inspirada en el grunge. La cantante —amada, odiada por igual— sabe de lo que habla: es la viuda de Kurt Cobain, vocalista de Nirvana y la cara más reconocida de ese movimiento surgido en Seattle a principios de los años noventa. Por cierto: Courtney —con olfato para los negocios, y si no ahí están de muestra las regalías que le deja su finado esposo, a quien convirtió en una marca— fue la protagonista de aquella campaña de 2013.
Varias casas de diseñadores, entre ellas la citada Saint Laurent o Marc Jacobs, han presentado nuevas colecciones inspiradas en el grunge, el punto álgido de la Generación X. La revista Esquire, en su versión británica, ya bautizó al ¿movimiento? como ‘Nouveau Grunge’ ( très chic) y viene con todo… otra vez (con menos heroína, claro): camisas de franela a cuadros, chamarras militares, jeans desgarrados, playeras con estampados de bandas, botas y tenis Converse (aunque, en realidad, éstos nunca se han ido).
Todo vuelve, menos Kurt. Porque a diferencia de otras generaciones en las que no se ponen de acuerdo cuándo comenzaron o terminaron, la X sí tiene una fecha de caducidad: concluyó el 5 de abril de 1994, cuando Cobain puso una bala en su cabeza.
Sentimentalismos aparte, se les llama Generación X o Baby Busters a los nacidos entre 1960 y 1980 —algunos toman hasta 1985—. Son los hijos de la crisis, individualistas y solitarios, conocidos así por la novela Generation X: Tales for an Accelerated Culture, de Douglas Coupland, publicada en 1991.
¿De vuelta o siempre aquí?
La Generación X está de vuelta o tal vez nunca se fue. Quién sabe. Pokémon, el famoso videojuego de Nintendo lanzado a mediados de los noventa que después sería una caricatura igual de famosa, regresó… en forma de App de realidad aumentada. Desde su lanzamiento en julio pasado, Pokémon Go es un fenómeno: tiene 32 millones de descargas en el mundo, las acciones de Nintendo subieron más de 93% y en las ciudades más importantes del mundo se organizan maratones para cazar Pokémones.
En enero de 2017, saldrá a la venta la versión mini de la primera consola de Nintendo con 30 de sus juegos más populares, incluyendo Mario Bros. Por su parte, el fontanero, viejo conocido de la Generación X, hizo su reaparición hace unos días durante la clausura de los Juegos Olímpicos de Río 2016, convertido ahora en el primer ministro japonés, Shinzo Abe (¿O era al revés?).
Baywatch, Pamela, Woody y Winona
Otros a quienes no pedimos pero ya están aquí, los Baywatch, preparan su regreso para el próximo verano —ya no como serie de TV, sino como película— de la mano de Zac Efron y Dwayne The Rock Johnson (el actor mejor pagado de 2016). Ataviada en ese eterno biquini rojo, Pamela Anderson —quien perjudicó a más músicos que Napster en los años noventa-, tendrá un cameo.
“La nostalgia es una trampa. Te atrapa”, dice Woody Allen, que algo sabe de eso (tienes que ver Midnight in Paris). Sin embargo, una de las series más importantes del año es Stranger Things de Netflix, un constante homenaje (rozando el plagio) al cine de ochentero de Lucas, Spielberg y compañía. De tintes sobrenaturales, una de las protagonistas es una resucitada: Winona Ryder —hoy de 44 años—, quien interpreta a la madre de un niño desaparecido.
ESA Winona, la de Edward Scissorhands (1990), la de Drácula (1992), la de Reality Bites (1994). El símbolo de la Generación X que le robó el corazón a millones con esos ojazos café oscuros, tristes y ese corte pixie. La que hizo que Johnny Depp —su novio en los noventa, la pareja más cool de entonces— se tatuara en el hombro derecho “ Winona Forever”. El Forever duró hasta 1993, cuando terminaron. Hoy en el hombro de Depp se lee “ Wino Forever”.
Bienvenida otra vez, Winona.
Esos genios suicidas
Este 2016, La broma infinita cumple dos décadas de su publicación, que se celebrarán con la reedición de esta novela de más de mil páginas sobre las drogas, la estética grunge, la filosofía y el cine. Su autor, David Foster Wallace, otro genio suicida, es considerado como uno de los mejores escritores estadounidenses de la historia. Así lo considera Javier Calvo, su traductor de cabecera al español: “Es hoy percibido como el Kurt de la literatura, epítome de la agonía de la creación, congelado en su atuendo de los años noventa. Su obra entera pasa a ser leída con base en su biografía”.
Como las canciones de Kurt Cobain, que se convirtieron en himnos para la Generación X: simples en su composición, pero profundas en su mensaje.
La Generación X está de vuelta o tal vez nunca se fue.
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