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Papás y Mamás

Las comidas familiares, la mejor protección que podemos darle a nuestro hijo adolescente

Según estudios, mientras más comidas comparta en familia, menor el riesgo de caer en actos no favorables
31 May 2016 – 01:32 PM EDT
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Los pros de cenar con tus teens Crédito: Dreamstime

Cuando los hijos llegan a la adolescencia parece que todo lo que conocía se tambalea y quiere desaparecer, pero lo que muchas veces los jóvenes no ven es que el mundo de sus padres también se tambalea. Todo lo que los padres sabemos acerca de criar hijos y poner límites parece que se va por la ventana y nos enfrentamos a un reto completamente nuevo, similar al que vivimos cuando llegamos a casa con un recién nacido por primera vez.

Esta es una etapa en la que los adolescentes quieren y necesitan independencia, pero también límites y contención ¿Cómo podemos proveerles ese cuidado y cercanía sin que se sientan atrapados o les coartamos su necesidad de autonomía? Una propuesta es procurar tener al menos un alimento del día en familia, ya sea el desayuno, la cena o una merienda corta, pero tener esa oportunidad de sentarse todos a la mesa es un acto aparentemente simple, pero que conlleva muchos significados y funciones:

  • Da una oportunidad de conversar sin que parezca forzado: cuando estamos sentados compartiendo una comida, resulta mucho más natural preguntarle a nuestros hijos adolescentes sobre su día y sus planes que sí de la nada llegamos a su cuarto con 30 preguntas. Estar sentados a la mesa permite que todos se vean y se enteren de los últimos acontecimientos en la vida de todos los .
  • Ayuda a establecer rutina y límites: Dependerá de lo que le funcione a cada familia, pero que nuestros hijos sepan que siempre habrá un momento del día en donde hay una oportunidad para hablar y discutir las cosas que nos preocupan.
  • Se piensa que puede existir una correlación (Goldfarb) , mientras más comidas un adolescente comparta con su familia, menor será el riesgo de caer en actos de delincuencia, depresión, desórdenes alimenticios y otros.
  • Un momento en el que no se habla de prisas y obligaciones, en el que las relaciones están presentes, aunque podamos compartir otros momentos por separado con algunos de la familia, el estar todos en la mesa sí hace que las relaciones se sientan diferentes.

Si te interesa la idea de las comidas familiares pero no sabes por dónde empezar, aquí unos consejitos para comenzar:

  • Si puedes empezar desde que tus hijos son chicos es mejor, así crecen con la costumbre.
  • Trata que la hora de la comida familiar sea un momento de armonía, trata de evitar regaños o reclamaciones, fomenta la conversación y lo positivo.
  • Evita comer frente a la televisión, es mejor que se vuelva un ritual, todos ayudan a poner la mesa, servir la comida y recoger, pero si es posible quedarse un rato en la famosa “sobremesa” platicando sobre algo, permite que suceda, los platos y recoger pueden esperar.
  • No obligues a tu hijo adolescente a conversar, si decide no participar de la plática deja que se quede en silencio, poco a poco participará o por lo menos escuchará a los demás.
  • Cuando tu adolescente te cuente algo en la mesa es muy importante (aunque no sólo en la mesa, sino siempre) que escuches sin juzgar, mantén abierta la línea de comunicación, si hay algo con lo que no estás de acuerdo trata de informarte bien primero y después expresar tu opinión de forma calmada.
  • Se flexible, nadie va a querer comer en familia si se siente como un esclavo obligado, puedes empezar por pedir una comida de todos en familia por lo menos dos veces por semana, o mantenerla todos lo días y permitir un día a la semana para faltar por planes personales.

Tener momentos de convivencia es importantísimo para mantener las relaciones familiares, son tradiciones que se mantienen hasta que los hijos son adultos, cuando yo llego a casa de mis padres a comer, me siento alegre, tranquila y cuidada.

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