El Ultra y la revolución de los cuerpos

Por Angélica Gallón S. | @univisiontrends
Cualquier transeúnte desprevenido, que esté ajeno a los menesteres de la música electrónica, solo podría ver en los atuendos que llevan los visitantes bailarines del Ultra Festival un poco de demencia social. Seguro, muchos papás no ven más que eso. Sin embargo, no es sino pasar la barrera de la entrada, en el Bayfont Park, de Miami, para darse cuenta de que se trata de una apuesta liberadora, que propone otras formas de ver el cuerpo.
Pensar que solo las flacas estilizadas, con cuerpo de modelos son las únicas que van ligeras de ropa en el Ultra, es muy equivocado. Quizás como en ningún otro contexto, lo que se vivió en estos tres días de festival fue una desinhibición colectiva en donde no importan las formas, sino las maneras. Es decir, a nadie le interesa saber qué talla, contextura o piel tienes, lo que es realmente importante es la forma cómo celebras esas características a través del disfraz, el maquillaje y los rios.
Sí, como si por fin hubiéramos conseguido colectivamente que las tiranías de la belleza perfecta se fueran abajo, hordas de muchachitas reales, de curvas y caderas amplias –de celulitis apenas naturales en los contramuslos o colas con una que otra estría– bailaban felices y celebraban su belleza.
Es como si por un instante, los beats electrónicos hubieran hecho posible que se nos callara esa voz crítica que nos hace ser siempre consientes de nuestros cuerpos. Bye bye... self consciousness.
Esa multiplicidad cultural y estilística en donde el cuerpo pierde su orden habitual y la moda se trata de lucir raro y fuera de toda regla, crea en el Ultra Festival un ambiente propicio para desexualizar el cuerpo de las mujeres que, a pesar de que van con bikini y medias de jugador de fútbol, o disfrazadas de ángeles y diablos, lo único que parecen realmente querer es bailar y abrazar a sus amigos.
Lejos de lo que se percibe desde afuera, no es una festival de la seducción, es más de la liberación.
Es gratificante que exista un lugar en donde nadie vigila el cuerpo ni demanda belleza, sino en donde todos sin importar los juegos de la genética, tienen el chance de ser protagonistas.
Muy revelador es ver a mujeres empoderas de sus tallas y sus curvas caminando, con sus cuerpos minúsculo o grandes, por las calle semi desnudas sin vergüenza y ver, por su parte, que los hombres inventan otras maneras de crear identidades estéticas que incluso desafían lo humano.
El Ultra es un festival de música electrónica, pero podría convertirse perfectamente en el resumen del nuevo manifiesto de la belleza.