De cómo un país azotado por la guerra logró tener la feria de moda más importante de Latinoamérica

Capítulo I: A pesar de la violencia del narcotráfico la moda palpitaba al interior de Colombia
A finales de los 90, años en los que a Colombia ningún extranjero se asomaba por el terror que habían infundido los carteles de la droga, y en los que Medellín era sinónimo de “la ciudad más peligrosa del mundo”, en las pasarelas de Colombiamoda desfilaba el mismísimo Oscar de la Renta.
“A pesar de los tiempos difíciles, Medellín nunca dejó de hacer su semana de la moda, al punto que Colombiamoda lleva 27 versiones de manera ininterrumpida. La ciudad nunca dejó que esa industria creativa y pujante se muriera”, recuerda Carlos Eduardo Botero, el hoy director de Inexmoda, el instituto detrás de Colombiamoda.
Nadie entendía muy bien cómo el emblemático diseñador, que gozaba de su mejor momento, había decidido migrar de sus pasarelas naturales y cómodas en Nueva York para mostrarles a los colombianos sus diseños, considerando que, además, entre los colombianos no había un verdadero mercado para él. “El alcalde de Medellín de entonces, Juan Gómez Martínez, le prometió al diseñador protegerlo con su propia vida”, cuenta por su parte William Cruz Bermeo, docente de la Universidad Pontificia Bolivariana.
Su presencia era en realidad un testimonio de que a pesar de que el país se desangraba, había una industria próspera y creativa que palpitaba en su interior y que se resistía al miedo.
Las textileras, que habían sido responsables de buena parte de la industrialización del país, los confeccionistas y los diseñadores habían creado en las montañas de Colombia una cierta revolución estética que lograría que no solo Oscar de la Renta visitara el país cuando era un destino vetado en todos los catálogos turísticos. “Lo interesante fue que tanto las instituciones privadas como el Gobierno se unieron para trabajar por una tradición textilera que tenía más de 100 años y que podía convertirse en un verdadero motor de desarrollo y promoción a pesar de los tiempos de violenci y mafia”, añade Bermeo.
Después de que el dominicano viniera dos años seguidos a Colombiamoda, le siguieron grandes como Badgley Mischka, Carolina Herrera y Ronaldo Fraga.
Capítulo II: Fue una colombiana la primera latinoamericana en desfilar en las pasarelas de Milán
Esa historia paralela a las armas, que se tejía entre creadores y costureras y ese o temprano de Colombia con la más alta moda internacional permitió que fuera Silvia Tcherassi, una diseñadora colombiana, la primera latinoamericana en pisar una pasarela en Milán.
A pesar de las dificultades que atravesaba el país para conseguir inversión del extranjero y aunque la apertura económica era una cosa más bien incipiente, la moda daba muestras una vez más de ser una de los campos más evolucionados del país.
Así, en 2003, entre sombreros vueltiaos y boleros, Silvia Tcherassi, hoy en día radicada en Miami, hizo historia y le abrió las puertas a todo el sur continente americano para que conversara con la más alta moda.
Capítulo III: Colombia no intentó copiar a los francés, sino que miró sus raíces
Esa misma necesidad de coquetear con el mercado internacional a través de la moda hizo que Colombia mirara con mucha prontitud sus propias raíces, algo que no parecía tan obvio para principios de la década de los 2000 en la que el mundo estaba abrumado con la globalización.
Antes de intentar replicar los saberes ses o italianos, diseñadores colombianos como Amelia Toro, María Luisa Ortiz y Olga Piedrahita empezaron a acercarse a las comunidades indígenas y entender sus tejidos, a trabajar de la mano de las artesanas que vendía sus bordados en pueblos alejados de las grandes ciudades o a adentrarse en la selva y descubrir otros colores.
“Es esta amalgama extraña de variables la que le dio un carácter muy particular a la moda colombiana al punto de convertirla en referente de la región. Colombiamoda, en Medellín, se volvió un punto de encuentro para la industria y los diseñadores de estas latitudes y se convirtió a la vez en una importante plataforma de lanzamiento que hace que hoy, en Europa y Estados Unidos, haya una prominencia colombiana entre las marcas latinas que conquistan el mundo”, explica por su parte Catalina Marín, la directora para Latinoamérica de la investigadora de tendencias globales WGSN.
Capítulo IV: La moda le va a yudar a la paz
Hoy, con los aires de paz que parecen consolidarse con la firma del tratado del paz la moda va a jugar un rol tan o quizás más importante que el que jugó durante la guerra, porque siendo una industria próspera será uno de los lugares más favorable para ofrecer trabajo y acoger a aquellos que dejen las armas.