La reina Isabel II y el prÃncipe Felipe de Edimburgo formaron una de las parejas más longevas de la vida pública, al estar casados durante 73 años. Su historia de amor estuvo marcada por sacrificios importantes que ambos tuvieron que hacer en el camino para poder estar juntos.
La historia de amor de la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo, entre sacrificios e infidelidades
El duque de Edimburgo tuvo que renunciar a sus tÃtulos nobiliarios para poder unir su vida en matrimonio con la reina


Tras el sensible fallecimiento del duque, quien murió este viernes 9 de abril a los 99 años en el Castillo de Windsor, revivimos esta historia de amor, una de las más entrañables de la realeza británica.
¿Cómo fue que inició esta historia de amor?
Algunos medios británicos afirman que Isabel se enamoró del prÃncipe Felipe de Grecia y Dinamarca en 1939, cuando solo tenÃa 13 años. Después se volvieron a ver en una reunión en el Britannia Royal Naval College, y desde entonces comenzarÃa un amor por correspondencia, pues Felipe era cadete en la Real Academia Naval de Darmouth.
"Haber salido con vida de la guerra y haber visto la victoria, haber tenido la oportunidad de descansar y readaptarme, haberme enamorado por completo y sin reservas, hace que todos los problemas personales e incluso los del mundo parezcan pequeños y mezquinos", escribió Felipe en el libro de Philip Eade, 'Joven PrÃncipe Felipe: Su turbulenta vida temprana'.
Finalmente, el 20 de noviembre de 1947, la pareja contrajo nupcias en la AbadÃa de Westminster. La boda tuvo más de 2000 invitados y fue oficiada por el arzobispo de Canterburry y York. La entonces princesa utilizó un vestido color marfil confeccionado por Norman Hartnell, en tela de satÃn y adornado con hilo de plata y 10 mil perlas blancas. El banquete fue celebrado en el Palacio de Buckingham.
El primer ministro Winston Churchill expresó que el festejo fue como "un toque de color en el duro camino que debemos recorrer", refiriéndose al ánimo del paÃs tras la guerra. Por su parte, Michael Parker, amigo y secretario privado del duque de Edinmburgo dijo: "(Felipe) se aburrÃa terriblemente con todas las obligaciones de la realeza, todos esos compromisos formales y apretones de manos. No era lo suyo".
Sin embargo, para que este matrimonio tuviera lugar, Felipe tuvo que renunciar a sus tÃtulos nobiliarios griegos y daneses, asimismo, tuvo que dejar atrás su religión griega ortodoxa para convertirse a la religión anglicana que practicaba su esposa.
Además, adoptó el apellido Mountbatten, el cual proviene de la familia británica de su madre, la princesa Alicia de Battenberg. Poco antes de su enlace matrimonial, Felipe fue designado Duque de Edimburgo y desde ese entonces recibió el nombre de Su Alteza Real.
Sin embargo, en un principio la unión no fue bien recibida, pues Felipe era extranjero, no poseÃa un capital financiero y algunas de sus hermanas se habÃan casado con integrantes de la realeza alemanas cercanos a los nazis.
Crawford, institutriz de Isabel en la infancia, escribió: "Algunos de los consejeros del rey no lo creÃan suficientemente bueno para ella. Era un prÃncipe sin hogar ni reino".
Algunos años después de su enlace matrimonial, el 6 de febrero de 1952, Isabel recibió la noticia que cambiarÃa por completo su vida; su padre, el Rey Jorge VI, habÃa muerto.
Casi cuatro meses después, el 2 de junio de 1953, Isabel II fue coronada en la abadÃa de Westminster, convirtiéndose en la primera coronación televisada en la historia británica.
Tras la muerte del Rey, Felipe renunció a su carrera en la Marina para estar al lado de su esposa, sin que se le ofreciera otra alternativa que la de ejercer de consorte, lo que tiempo después provocarÃa una crisis entre ellos y desatarÃa rumores de infidelidad por parte de éste.
Al prÃncipe se le atribuyeron amorÃos con Daphne du Maurier, -cuyo marido trabajaba en la oficina del prÃncipe-, la dueña de un cabaret y amiga de la infancia, Hélène Cordet, madre de uno de sus ahijados, y Pat Kirkwood, una estrella de música de aquella época, sin embargo, ninguna de estas supuestas aventuras se le pudieron demostrar.
Hijos
Casi un año después, la pareja recibió a su primogénito, el prÃncipe Carlos, quien nació el 14 de noviembre de 1948. Dos años después, en 1950, llegarÃa la princesa Ana, segunda hija del matrimonio y quien serÃa su única hija.
La pareja esperarÃa casi una década para volver a tener un hijo, pues el prÃncipe Andrés nacerÃa en 1959 y cuatro años después, en 1963, llegarÃa Eduardo, su último hijo.
La maternidad es una fase que la Reina Isabel II no ejerció de manera tradicional, ya que al estar al frente de una de las monarquÃas, sino es que la más importante a nivel mundial, el tiempo con sus hijos, en periodos, fue escaso.
Asà lo señala un artÃculo de la revista Vanity Fair en 2017, en el que recuerda una fotografÃa que quedarÃa grabada en la prensa de sociales, e incluso en los ingleses, por haber retratado un apretón de manos que la reina sostuvo con sus dos hijos mayores; Carlos y Ana, después de no haber visto al primero por un periodo de seis meses, debido a compromisos laborales.
Rumores de separación
En 2017, Felipe de Edimburgo se retiró de las labores reales y se fue a vivir a Wood Farm en la finca de Sandringham, en Norfolk, y desde entonces, apenas se dejó ver en público, una de sus últimas apariciones fue en la boda de Lady Gabriella en el Castillo de Windsor.
La prensa inglesa reporta que desde entonces él hablaba todos los dÃas por teléfono con la Reina Isabel II, quien vive en el Palacio de Buckingham.